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Remontada del Real Zaragoza ante el Fuenlabrada (2-1) en una excelente segunda mitad
Los goles de los canteranos y suplentes Azón y Puche superaron el inicial de los madrileños, firmado por Jair en propia puerta antes del descanso.
Excelente segunda parte del Real Zaragoza para arreglar el 0-1 del descanso con el que el penúltimo clasificado, el Fuenlabrada, había llegado sin apenas merecerlo. Es la cuarta victoria seguida en un mes mágico que ha sacado del barrizal del descenso a los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ en 20 días y los catapulta a ilusiones opuestas a medio plazo. Fue un partido feo en su primera fase, sin fútbol ágil ni plástico y con ese punto de desgracia del autogol de Jair que dio vida a los madrileños. Pero todo se desató para bien, con un Zaragoza distinto con las sustituciones, que dejó un paladar dulce y lleno de optimismo a su gente.
Hay días en los que acertar la fisonomía de un partido de fútbol es sencillo. La visita del Fuenlabrada a La Romareda estaba cantado que iba a ser un dolor de muelas, por más que los madrileños estén en puestos de descenso y a la desesperada. El equipo de Jim no tiene fútbol de fábrica para dominar a rivales cerrados y el bloque del debutante Sandoval vino con cinco defensas más dos medios centro de corte destructivo (además de los tres centrales de pizarra, otro, un cuarto, Diéguez, ejerció de pivote con Cristóbal). Una muralla para destruirlo todo y esperar el regalo del cielo para adelantarse en el marcador. Y así sucedió porque, asimismo, este Zaragoza no sabe manejar los resortes de este tipo de partidos trabados y enrevesados.
Jair hizo en propia puerta el 0-1 en el minuto 32 al defender fatal un golpe franco volcado al área desde lejos por Pedro León. Y ahí olió a patinazo serio. El histérico Fuenlabrada había encontrado petróleo por casualidad, mientras los de Jim habían tirado a la basura dos oportunidades claras de gol de las que, en duelos de este calibre áspero, jamás se pueden errar si se quieren eludir problemas mayúsculos con el paso del segundero. Jair, desgraciada noche la suya, remató a quemarropa de cabeza un rechace del portero Morro en el área pequeña en el minuto 16. Le dio suave y proporcionó que Pulido sacase bajo palos el que iba a ser el primer tanto del partido. Y ocho minutos más tarde, en el 24, Francés golpeó a placer con la derecha un balón en el segundo palo tras un córner y, con Morro ya superado, la cabeza de Tachi sacó la pelota de la red por encima del larguero sin querer.
Mala suerte, se puede decir. Pero también falta de acierto, ese mal endémico de la falta de gol de esta plantilla roma. Hay que observar que las dos oportunidades de gol fueron de dos defensas centrales. Los delanteros no ven área ni puerta. Los medios, en este partido, estuvieron idos por completo. El Zaragoza no tuvo ideas, no manifestó iniciativas potables para dominar al ultraconservador equipo madrileño. Es algo ya sabido desde agosto. Y si, encima, le regala un gol gratis al adversario, el problema es de órdago a la grande.
El Fuenlabrada se fue al descanso ganando sin haber tirado a puerta en jugada. Además de la pifia de Jair, solo cupo anotar una falta lejana lanzada por Ontiveros y rechazada a dos puños por Cristian Álvarez, vendido en el gol de su compañero. Este tipo de accidentes dan grima, fastidian. Pero así lleva el zaragocismo todo el curso, con muy pocas excepciones de alegrías. Mucho debía cambiar el equipo de Jim para aspirar a voltear este bofetón del 0-1 en una mediocre primera parte, donde los fuenlabreños ya provocaron un par de tanganas para que nada faltase del libreto previsto. Son como un libro abierto estos envites.
Jim jugó antes que nunca la baza de las sustituciones: metió dos ‘nueves’, Giménez y Azón, y retiró a Merino y Narváez. Con tanto central en frente, quisó tener más gente dentro del área, cerca del portal. Y, de paso, dejó claro que los sustituidos habían tenido una noche insustancial. Eugeni, que sigue mostrándose poco decisivo con el balón en juego pero que mejoró ostensiblemente tras el refrigerio, probó a Morro en la primera jugada de la reanudación, como una declaración de intenciones. El portero rechazo con apuros. Y, para que las hechuras del Fuenlabrada no fallasen a los pronósticos, en el minuto 4 empezó ‘el otro fútbol’, las lesiones, los jugadores que se sientan y piden asistencias. Sandoval y sus muchachos tenían el propósito de que, de fútbol, hubiera poco en el segundo tiempo. Nada nuevo. Esto es ya de normal. No digamos jugándose el descenso como están los del Fernando Torres.
Azón demostró enseguida que su estado dulce va de crecida. El canterano marcó el 1-1 en el primer remate que agarró, tras un cabezazo previo de Álvaro Giménez (los dos refrescos) a centro de Chavarría. Ladeado, de tijereta, el canterano se adelantó en el ‘cuerpeo’ a Tachi y logró la igualada en un tanto de ariete antiguo, de bravura, en la zona bajo palos. Es su don. Y ha encontrado el duende. Oro molido para el equipo. Se quedó grogui el Fuenlabrada y Eugeni, al que luego se le señaló fuera de juego, anduvo cerca del 2-1 dos minutos después en un lujo, una rabona después de dos regates en el área, que le sacó en la raya el defensa Sotillos. A Jim le había dado resultado el movimiento de fichas.
Y siguió la serie de ataques prometedores de los blanquillos, con una mala salida de Morro al punto de penalti en un centro altísimo que dejó el balón franco a Giménez en el 58, pero el ilicitano remató mal, alto, con la puerta vacía. Ahí debió decantar el Zaragoza el partido a su favor, por dominio y ambiente en su popa. No se deben errar tantas oportunidades claras. Luego se pagan. Sandoval fue modificando al galope su estructura inicial a base de relevos y, a la vez, rompió el buen ritmo zaragocista. El partido se paró a mitad del segundo periodo. Se empezó a recordar los goles que se fueron antes al limbo.
Hasta el 70 no llegó otro ataque notable blanquillo. Chavarría condujo durante 40 metros y decidió jugársela él solo. El disparo raso, mordido, se marchó fuera por poco. Pero los madrileños, en este tramo, ya respiraban y llegaban de vez en cuando cerca de Cristian Álvarez. No generaban peligro, pero daban muestras de presencia. Puche, otro cambio de Jim poco antes en vez de Grau, lanzó desde 20 metros con potencia y el arquero visitante, el mejor del Fuenla, rechazó a dos manos en el 72. Mandaba el Zaragoza, pero le faltaba la clásica puntería. Puche lo que hizo en ese disparo fue avisar de lo que venía, el 2-1, su primer gol como profesional. Lo hizo de cabeza, en el 74, en otra dejada con la testa de un atinado Álvaro Giménez, cogiendo a contrapié a Morro. Un minuto antes, Anderson había cabeceado alto un buen centro de Pedro León, en un susto serio para el zaragocismo.
A falta de un cuarto de hora, este Zaragoza redivivo había logrado una tarea que durante muchos meses fue imposible: remontar un marcador adverso para ponerse a tiro de ganar. Y eso frente a un rival con más artes de fútbol destructivo, mucho más tras el 0-1, que de posesión y ataque. Fue una media hora de gran mérito de los de Jim, otra vez iluminado en las sustituciones. El reloj corrió sin sufrimiento para el equipo de Jim. El Fuenla quería pero ya no podía. En realidad, nunca pudo, en toda la noche. El ex Adrián González entró al final por si la flauta sonaba. Jim introdujo cemento con Lluís López. El público fue lo mejor del final del duelo. Con un ánimo bien distinto al de toda la temporada de padecimiento. Ganar es la gracia del deporte. Y ahora se hace. Antes, no. Y en Zaragoza la gente tiene ganar de ganar, de disfrutar, de cantar el himno a capela. Así concluyó esta cuarta victoria seguida de un equipo que se ha venido arriba en 20 días de modo tan bonito como inesperado. Y con goles canteranos. Con brotes nuevos en medio de la nada de aquellos meses de penurias.
Habrá que ver cuando acabe la jornada en 48 horas cómo queda la clasificación para seguir elucubrando. Ahora sí que los riesgos de la cola de la tabla han quedado casi resueltos. Y lo de arriba...
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Petrovic, Grau (Puche, 66), Eugeni (Vada, 80); Bermejo (Lluís López, 87), Narváez (Álvaro Giménez, 46); y Sabin Merino (Azón, 46).
Fuenlabrada: Morro; Iribas (Gozzi, 51), Sotillos (Agu, 64) Tachi (Adrián González, 77), Pulido, Pol Valentín; Diéguez, Cristóbal, Pedro León, Ontiveros (Anderson, 64); y Bouldini (Zozulia, 64).
Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Bouldini (26), Pedro León (29), Narvaez (36), Ontiveros (36), Sotillos (52), Diéguez (84), Sandoval (85) y Francés (86)-
Goles: 0-1, min. 32: Jair, en propia puerta. 1-1, min. 53: Azón. 2-1, min. 74: Puche.
Incidencias: Noche fría, muy húmeda, con lluvia desde primeras horas de la mañana con distinta intensidad y 11 grados al inicio del choque (las 21.00). El césped estuvo rápido, aunque presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 12.000 espectadores. Niños ucranianos salieron al campo con los jugadores al inicio del partido y hubo representación de la colonia de Ucrania en Aragón en las tribunas del estadio.
