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Igbekeme firma por fin su salida del Real Zaragoza con destino a Estados Unidos

El nigeriano abandona el club aragonés y se va, en calidad de cedido con opción de compra, al Columbus Crew de la MSL, club de la capital de Ohio en la primera liga norteamericana.

James Igbekeme, en su último entrenamiento como zaragocista antes de irse a Estados Unidos.
James Igbekeme, en su último entrenamiento como zaragocista antes de irse a Estados Unidos.
Toni Galán

James Igbekeme ya es historia en el Real Zaragoza. Estaba cerrado desde hace una semana y ha tardado unos días en poder firmarse por distintas razones burocráticas. Desde media tarde de este miércoles 26 de enero, el nigeriano es nuevo jugador del Columbus Crew de la MLS, primera liga de Estados Unidos, en la capital del estado de Ohio. La SAD libera así la mitad de su salario, en torno a los 112.000 euros (su ficha ronda los 225.000 anuales), hecho básico para considerar su abandono de la plantilla, junto a su escaso rendimiento respecto de las expectativas puestas en él. 

El centrocampista nigeriano se marcha al otro lado del Atlántico, a una competición menor en el ámbito deportivo pese a su intento de pujanza económica y mercantil (algo perenne en Norteamérica desde los años 80 del siglo pasado, sin obtener nunca el éxito de las grandes ligas del mundo). Lo hace mediante la fórmula de "cesión", según comunica escuetamente el propio Real Zaragoza. Pero se trata de un préstamo con opción de compra, con diferentes clausulados que tienen vocación de que el jugador ya no vuelva más a Zaragoza. Un modo de negociar que utiliza habitualmente el equipo aragonés hace un lustro con muchos de sus jugadores que parten hacia el extranjero y ya no retornan jamás. 

Igbekeme ha pasado en el club aragonés tres temporadas y media. Fue una de esas apuestas exóticas del dúo Lalo Arantegui-José Mari Barba cuando se trato de dar forma a un plan estratégico con mucho de volátil y poco de poso en el suelo por el que se buscaban jugadores baratos y desconocidos a los que se trataba de promocionar en Zaragoza dándolse minutos para luego obtener plusvalías en ventas posteriores con las que sostener la vida del club y sus mecanismos. Entró dentro de aquel catálogo de los Papunashvili, Buff, Grippo, Verdasca, Jeison Medina, Vinicius... El menudo centrocampista James vino del modesto club Gil Vicente de Barcelos, de la Segunda División de Portugal, desconocido por completo. Deja a su marcha la disputa de 96 partidos de liga como zaragocista, con apenas 4 goles en su haber.

Su primera campaña fue la única salvable en cuanto a rendimiento. Su dinamismo, cierta rareza respecto del resto de medios de la plantilla por su figura pequeña, ágil y de cierto recorrido, llamó la atención de una afición cada vez más desacostumbrada a degustar fútbol de un mínimo de nivel. Al final de aquel año, con el Zaragoza eliminado en la promoción de ascenso por el Numancia, trascendió un interés del Granada, de Primera División. Pero se repitió el escenario de otros posibles traspasos abortados porque el club aragonés pedía un mínimo de dinero que no coincidía con el tope máximo ofrecido por el potencial comprador (casos de Lasure, Narváez...), y James Igbekeme se quedó atrapado en el Real Zaragoza contra su parecer, pues él deseaba dar el salto a la élite ya mismo

Y ahí se mustió el africano. Nunca más fue ni la sombra de aquello positivo que esbozó en una serie de partidos de su primer año, el de la campaña 18-19, pese a que siempre ha tenido la venia de gozar de oportunidades ininterrumpidamente pese a sus baches ostensibles y severos, como sus colegas de catálogo. En este curso 21-22, el modelo de solvencia de Igbekeme se ha repetido por tercera vez consecutiva. Dice adiós tras participar en 8 partidos (4 como titular), sin marcar un solo gol en los apenas 568 minutos en los que ha estado sobre el césped. 

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