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De todos los pecados del Real Zaragoza, la falta de gol es capital

La producción de goles del actual Real Zaragoza, 17 en 22 partidos de liga, avisa de problemas severos a futuro. Si Jim y Torrecilla no logran subsanar este defecto con urgencia y eficacia, el destino se presenta lleno de dificultades.

EL ÚLTIMO GOL EN JUGADA LIGADA EN LA ROMAREDA, HACE DOS MESES. En la imagen, Nano bate a Mariño, portero del Sporting de Gijón y logra el 2-0 definitivo. Fue el 7 de noviembre, en la jornada 15. Es uno de los seis únicos tantos que ha marcado el Real Zaragoza como local hasta ahora.
EL ÚLTIMO GOL EN JUGADA LIGADA EN LA ROMAREDA, HACE DOS MESES. En la imagen, Nano bate a Mariño, portero del Sporting de Gijón y logra el 2-0 definitivo. Fue el 7 de noviembre, en la jornada 15. Es uno de los seis únicos tantos que ha marcado el Real Zaragoza como local hasta ahora.
Guillermo Mestre

La ausencia de gol, la falta de destreza para anotar en las porterías rivales es, como ya sucedió en la temporada pasada, el parámetro del profundo análisis del Real Zaragoza que más alarma a los especialistas. Solo 17 tantos ha logrado el equipo de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ en los 22 partidos de liga jugados hasta hoy. Las sirenas están rojas, incandescentes, con todos sus decibelios.

El equipo armado por Miguel Torrecilla -el director deportivo- y dirigido por Jim tiene otros muchos pecados en su praxis futbolística. Unos aluden a su calidad individual y a su mezcla como conjunto. Otros a la falta de liderazgos en sus líneas. Algunos más a la blandura defensiva puntual que siempre penaliza. Hay indicios de pusilanimidad en el grupo en las últimas jornadas, en el último tramo del torneo. Pero, entre el largo listado de parámetros evaluables, los asteriscos en negrita señalan este problema de la incapacidad para marcar goles como algo mayor, grave, de honda preocupación a futuro.

Dicho con contundencia y máxima claridad, técnicos y profesionales del fútbol aseguran que con esta cadencia goleadora actual, que es de 0,77 goles por partido, la permanencia será imposible para este Real Zaragoza. Lo dicen también las estadísticas históricas.

Un cotejo de esta analítica del equipo de Jim ahora mismo, en enero de 2022 tras la jornada 22, respecto del mismo momento del año pasado, en idéntica jornada y mes, aclara la seriedad de la patología: el Real Zaragoza lleva los mismo goles anotados, 17. Y, en aquel caso, con el equipo penúltimo tras haber perdido 1-0 en Albacete, sí que existía el susto, la asunción verdadera de lo que era aquella carencia nociva en la que jugadores como Toro Fernández, Vuckic, Zanimacchia, Larrazabal y demás piezas de ataque quedaban retratados por su incapacidad manifiesta y falta de pericia en el arte del gol. Pues bien, un año exacto más tarde, la amenazante enfermedad de la anemia del gol es idéntica, clavada, gemela, la misma. Y necesita tratamiento ya.

Y, es más, el balance goleador del Real Zaragoza es hoy un punto peor que el de hace doce meses. Porque entonces el equipo había encajado 22 goles y ahora son 23. Los síntomas en esta parte del chequeo vital del Real Zaragoza contemporáneo son harto agobiantes. En entorno del paciente -o sea, el equipo de Torrecilla y Jim- parece haber caído en una peligrosa quietud, en la contemplación pasiva del daño, con ese efecto de costumbre que viene desde agosto de 2021 - año y medio de vigencia y viene de la época de los arquitectos Lalo Arantegui y José Mari Barba, ya fuera de la SAD-, que difumina la verdadera importancia del defecto.

Datos del análisis goleador del Real Zaragoza.
Datos del análisis goleador del Real Zaragoza.
HA

El zaragocismo, disperso con efectos placebo, se ha acostumbrado a vivir sin gol, sin goleadores, sin pasadores, sin partidos con varios tantos a favor. Es una especie de síndrome de Estocolmo que distorsiona la realidad, disolviendo en la mente un problema vital superlativo pese a su existencia y, también, su efecto carcoma en el día a día del equipo.

Cifras de inanición extrema

Los números del presente zaragocista en el apartado goleador requieren terapias intensivas, inmediatas, sin demoras. Esos 17 goles delatan muy mala pinta en el enfermo. Porque sin goles no hay triunfos. Y, muchas veces, ni siquiera empates, el otro marcador que suma. El Real Zaragoza ha terminado nueve de sus 22 partidos sin marcar un solo gol, con el cero en su guarismo (contra Ibiza, Valladolid, Cartagena, Oviedo, Huesca, Leganés, Almería, Tenerife y Mirandés en Anduva). En 10 logró consumar un solo tanto, su hábito. Apenas en dos logró un par de goles (ante el Alcorcón y el Sporting de Gijón). Y solo en una ocasión hizo tres, en Las Palmas.

Solo ha anotado un gol de cabeza (disciplina olvidada), Álvaro Giménez en Las Palmas. Y únicamente once dianas han sido de jugada ligada, muestra de la gravedad del mal que tiene a este equipo camino de la catatonia en pocas semanas de no remediar su insolvencia goleadora. Esta vez, el asunto trasciende nombres propios en la delantera. Es global.

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