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Francés, Francho y Azón ya son realidad

Consolidado el delantero Iván Azón en el once titular de Juan Ignacio Martínez en las últimas jornadas, el Real Zaragoza tiene a tres de los diez jugadores sub 20 con más minutos de la liga.

Alejandro Francés junto a Iván Azón en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Alejandro Francés junto a Iván Azón en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Javier Belver

El asentamiento de Iván Azón en la titularidad después de varios meses ejerciendo labores secundarias y agitadoras confirma el punto de madurez que ha ido alcanzando con el avance del curso la generación de cachorros juveniles impulsada esta temporada por el Real Zaragoza al primer equipo: Francho Serrano, Alejandro Francés y el propio Azón. Una evolución sólida, constante y desacomplejada que JIM no ha dudado también en alimentar con cautela gestora, confianza firme y contención popular. De este modo, el Zaragoza se ha encontrado al final de una de las temporadas más delicadas de sus últimos años con un trío de futbolistas jóvenes, muy jóvenes aún, pero con una piel competitiva y profesional ya formada. No estamos ante casos aislados o eventuales de promoción, sino ante activos consistentes desde el punto de vista deportivo, valores cuidados y proyectados desde el club en los últimos años. Ya son, puede decirse, una realidad con todas las letras.

Con Azón, Francho y Francés, el Real Zaragoza tiene a tres de los diez futbolistas sub 20 de la categoría con más minutos de juego. Solo el Málaga, con dos chavales, se acerca al peso de los juveniles en el equipo aragonés. Ellos son también tres de los seis jugadores sub 19 con más participación esta temporada en Segunda. Y Francés y Azón son junto a Yan Couto (Girona) los sub 18 con más presencia.

De los jugadores de Segunda nacidos después del 1 de enero de 2001 -es decir, en el año ahora en curso cumplirán 20 años o menos-, el futbolista con más minutos es el central Boyomo (2.301/Albacete), seguido de Francho Serrano (2.148), Róber González (2.071/Las Palmas) y Alejandro Francés (2.010). Son los únicos cuatro jugadores de la liga con 20 o menos años que han sobrepasado el umbral de los 2.000 minutos. El top-10 lo completan Enríquez (1.825/Málaga), Yan Couto (1.392/Girona), Isma Casas (1.270/Málaga), Nico Melamed (1.215/Espanyol), Mateusz Bogusz (912/Logroñés) e Iván Azón (851). No obstante, el delantero del Zaragoza ha distribuido esos minutos a lo largo de 26 partidos.

El equipo aragonés, de este modo, posee a tres jugadores con una relevancia específica muy alta pese a su juventud. Francho con 19 años y Francés con 18 años acumulan ya más de 2.000 minutos de juego y cerca de una treintena de partidos en el profesionalismo, una presencia importante en la temporada de su debut. Han tirado la puerta a lo grande desde que se les asignó, en la confección de la plantilla del pasado verano, un papel en el vestuario del primer equipo. Son jóvenes con una experiencia en expansión, pero no solo una experiencia cuantitativa, de minutos y partidos sumados, sino también cualitativa: Francho y Francés, como Azón, se están forjando en un escenario de máxima dificultad deportiva, en un año delicado, con emergencias clasificatorias y una alto grado de exigencia mental y emocional. Lejos de temblarles las piernas, han pisado aún más fuerte. 

Azón, Francho y Francés representan una hornada extraordinaria. No solo por sus capacidades y talentos, sino por la simultaneidad de sus eclosiones. No es común observar -menos en Zaragoza- un triple salto de estas características, cuestión que nos descubre que estamos, en gran medida, ante una excepcionalidad generacional. Pertenecientes a la imponente camada juvenil de Iván Martínez, el técnico los educó con especial tino en la táctica, la lectura del fútbol de élite y los conceptos colectivos, asuntos que explican, en buena parte, la rapidez y precocidad con la que estos jugadores se han adaptado a un contexto de máximo nivel. Más allá de sus cualidades individuales, coincide en ellos una avanzada interpretación del juego. Juegan en el primer equipo como si llevaran haciéndolo toda la vida. 

Francho lo hace con un poso de veterano y una evolución hacia una centrocampista total, más completo y con más radio de acción que aquel mediocentro posicional que se advertía en los orígenes de su etapa juvenil. Un futbolista de fútbol sencillo, eficaz, coherente y ordenado. Aunque después de sufrir el covid ha perdido algo de pie en el equipo, sigue siendo una pieza esencial. Como Alejandro Francés, un talento defensivo único. Intuitivo, veloz, consistente, elegante y fino. Su progresión le ha instalado en el centro de la muralla de JIM y en su crecimiento residen también algunas de las claves del impulso defensivo del Real Zaragoza en la segunda vuelta. Un periodo en el que Iván Azón ha terminado de hacerse su espacio gracias a su pertinencia, a su sintonía con las acciones decisivas: goles, penaltis provocados... Su fortaleza física, sagacidad en el área, trabajo en la presión y movimientos verticales en el frente de ataque anuncian a un delantero centro aún por definir, con un techo y perfil aún incompleto. 

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