real zaragoza

Francho Serrano entre la niebla

La apuesta del club por el joven centrocampista como futbolista de la primera plantilla se ha traducido en alto rendimientos en sus dos últimos partidos.

Partido entre el Tenerife y el Real Zaragoza
Partido entre el Tenerife y el Real Zaragoza
Juan García Cruz LOF

Apoyado en una clarividencia superlativa para decodificar el fútbol, Francho Serrano, apenas cumplidos los 19 años, se ha empeñado, con su juego, en sostener cualquier visión que defendiera su presencia en la primera plantilla como un centrocampista en el que confiar y confiarse. El medio aragonés se ha confirmado, en plena crisis del Real Zaragoza, en uno de los brotes verdes, o muy verdes, porque los hay, aun en los peores momentos los hay y deben subrayarse, del equipo ahora en manos de Iván Martínez.

A Francho no le ha pesado ni en las piernas ni en el ejercicio de la responsabilidad el complejo contexto en el que ha irrumpido en el equipo. La espesura del fútbol de un Real Zaragoza tragado por la niebla tiene en sus botas una luz, un candil que merece resaltarse en estos días plomizos y erráticos.

Sus dos últimas actuaciones le han destacado, especialmente, sus primeros 45 minutos frente al Rayo Vallecano. Como interior derecho, Francho estuvo presente en las principales acciones del equipo: detectó las debilidades a campo abierto del rival -solo el miedo a ganar propio de un conjunto desmoralizado y colapsado impidió rematar al Rayo en su momento-, ganó duelos en la presión, conectó con el ataque, asistió en la gestión del juego… Siempre preciso en el tiempo y en el espacio… Ya había dejado algunos destellos en Ponferrada, más allá de sus problemas en la defensa de los balones al primer palo en las jugadas de estrategia que costaron el partidos. Y también en el debut de Iván Martínez, en la segunda parte frente al Oviedo, en la que su juego sin balón rompiendo desde segunda línea y abriendo espacios lo señalan como un jugador con el mapa del juego en la cabeza.

Cada vez más asentado en el centro del campo, Francho, renovado y promocionado aún en edad juvenil en verano por la dirección deportiva, está evolucionando hacia un perfil más completo del que se le intuyó en sus primeros días juveniles bajo los mandos de Iván Martínez. Entonces, se le observaban los rasgos propios de un mediocentro puro, posicional, con mucho balón, pero poco territorio. Encargado de liderar la organización del juego y ordenar al equipo. Sin embargo, como ya se le apreció la pasada temporada, se está moldeando como un centrocampista más poliédrico que eso, con más recorrido, más sacrificio, más pulmón, más contenido táctico y más llegada. Poco a poco, va agregando recursos gracias a su excelente comprensión del fútbol.

Pendiente aún de completar su desarrollo físico, Francho vive estas semanas su particular ‘mili’ en el primer equipo. En medio de una crisis imponente, en el peor de los momentos, está elevando la cabeza, signo de carácter y temperamento competitivo. A Francho no le pesa la camiseta porque la siente como pocos. No es mala noticia en tiempos de tempestad.

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