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El determinante factor de la estrategia

Desde la llegada de Jim, el Real Zaragoza ha dado un evidente paso adelante en las acciones a balón parado pero, paradójicamente, anoche le costaron dos puntos desde los once metros.

Sabadell - Real Zaragoza / 12-02-2021 / foto: Gerad Franco
Sabadell - Real Zaragoza / 12-02-2021 / foto: Gerad Franco
Gerard Franco

En el fútbol profesional, y más en una categoría tan igualada –por lo bajo, habitualmente– como la Segunda División, las acciones a balón parado son uno de los factores más determinantes. La estrategia es mucho más que lanzar córners o ejecutar faltas laterales con mayor o menor éxito. También va mucho más allá de decidir si se defiende en zona o con marcaje mixto en un saque de esquina.

La estrategia es, en los tiempos modernos del fútbol, un elemento que vertebra temporadas. Un elemento que mide lo bien trabajado que está un equipo. Ni más, ni menos. Porque el balón parado determina un elevado porcentaje –cada vez mayor– de los partidos en Segunda División. Ya no es solo un plus: es un agente diferencial. Dominar el arte del balón parado te convierte en un equipo que suma puntos con naturalidad; mientras que no controlarlo es síntoma de ser un bloque irregular, con menos posibilidades de sumar con estabilidad jornada a jornada.

Ejemplo evidente es el encuentro de anoche en Sabadell, un partido en el que todas las acciones que lo definieron se produjeron a pelota detenida. El gol zaragocista llegó en un córner, un cabezazo de Jair en el corazón del área tras una buena ejecución de Bermejo desde la esquina. Un tanto que certifica que el Zaragoza, desde la llegada al banquillo de Juan Ignacio Martínez, ha dado un paso adelante en este tipo de jugadas.

El decisivo gol del triunfo en Málaga lo anotó Carlos Vigaray, de cabeza, en una falta lateral bien ejecutada también por Bermejo. El joven Iván Azón igualó en Cartagena en otra acción similar lanzada entonces por Alberto Zapater y Juanjo Narváez, hasta anoche, había anotado dos penaltis consecutivos: al Logroñés y a la Ponferradina, ambos en La Romareda.

Además, el Zaragoza también ha dado un paso adelante en la defensa de este tipo de acciones. Con un Jair imperial por arriba, con la aportación de Alegría y la activación general, el equipo aragonés ha reducido notablemente el ratio de goles encajados de estrategia. Ya no sufre tanto como en el principio de campeonato para defender un córner o una falta lateral.

La no lotería de los penaltis

Sin embargo, de una forma paradójica, el Real Zaragoza se dejó anoche dos puntos en Sabadell por culpa de la estrategia. A pesar de su mejoría y a pesar de anotar un tanto a la salida de un córner, el balón para fue anoche su Talón de Aquiles. Primero le regaló un penalti evitable, por mano de Pep Chavarría, al Sabadell. En su primer disparo a puerta de la noche –en total acumuló dos en todo el partido–, el conjunto arlequinado anotó a través de Stoichkov, su futbolista más determinante y diferencial en los metros finales del campo. Álvaro Ratón se venció a la derecha y el atacante andaluz le superó por el centro con un sutil lanzamiento al estilo Panenka. Una ejecución notable, cada vez más extendida en el fútbol español desde que se revisara la norma y obligara a los porteros a mantener siempre un pie sobre la línea.

Un par de minutos después, al Real Zaragoza se le presentó en los pies de Juanjo Narváez la oportunidad de réplica, de volver a adelantarse y anotar también desde los once metros. Pero el colombiano –que había anotado dos penaltis consecutivos– ejecutó un mal lanzamiento. Sin apenas fuerza ni colocación. Y, sobre todo, sin engañar con su ejecución al guardameta, el veterano Ian Mackay. Stoichkov decidió bien y Narváez no. La muchas veces mal denominada lotería de los penaltis no es una lotería, es una parte más del determinante factor de la estrategia.

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