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Íñigo Eguaras: "Me siento muy querido en el Real Zaragoza"

El navarro agradece el esfuerzo del club para alcanzar un acuerdo de renovación hasta 2024. 

Eguaras posa con una camiseta especial de su renovación.
Eguaras posa con una camiseta especial de su renovación.
Tino Gil/Real Zaragoza

Un buen modo de poner en su justa medida el valor de un futbolista es el aprecio y consideración que despierta entre sus compañeros, entre aquellos que conocen su juego, sus cualidades, sus virtudes, pero también sus defectos y aristas. El Zaragoza anunció el lunes la renovación oficial de Íñigo Eguaras con un contrato sólido, de cuatro temporadas, y no han tardado en desencadenarse las muestras de reconocimiento, como, por ejemplo, de Borja Iglesias y Pombo. Ambos se han congratulado simbolizando a Eguaras con un sombrero de copa, referencia al sobrenombre con el que es conocido el navarro desde hace tres años entre las cuatro paredes del vestuario: el mago. “Me siento muy querido aquí y soy muy feliz. Estoy muy contento y muy agradecido del esfuerzo que ha hecho el club, en una situación que no es fácil por todo lo que está pasando”, reconoce el mediocentro navarro.

Precisamente, Pombo y Borja, como pareja de delanteros hace dos temporadas, se nutrieron del juego de pases filtrados, verticales y envenenados que tanto caracteriza a Eguaras, un futbolista que se ha consolidado como una pieza de indudable relevancia en el fútbol del Zaragoza, pero también en su funcionamiento interno. Hace dos años, fue el jugador contextual del plan de juego de Natxo González, pero el pasado curso una pubalgia dinamitó su físico y buena parte de las expectativas del equipo. Este año, ya libre de dolores y molestias, Eguaras ha retomado el timón, aproximándose, con el brazalete de capitán tras la baja de Javi Ros, a la influencia y estadísticas que presentó hace dos temporadas como jugador con más pases y recuperaciones de Segunda. Camino de ello iba ya, como mejor pasador y mejor pasador hacia delante de toda la categoría. Una bisagra clave para Víctor Fernández. “Mi decisión es la acertada. Es un proyecto a largo plazo, con peso de la cantera y con una columna vertebral consolidada, en el que me siento importante; esa es una de las razones de mi decisión. Hoy en día es muy difícil que un jugador esté tantos años en un club. Me siento muy querido, tengo la confianza del club, del míster y de mis compañeros, así que no me puedo quejar", explica Eguaras.

Después de un largo periodo de contactos para su renovación, el club apretó el acelerador en enero tras verificar que el nivel de Eguaras entraba en fase expansiva. Plenamente identificado con el proyecto del Real Zaragoza y comprometido con el reto del ascenso, el mediocentro navarro representa la vieja guardia que en las últimas tres temporadas ha vivido bajo la exigencia de subir a Primera. 

Quizá, esa sea la vía de acceso a la elite de un jugador en plena fase de madurez. El regreso de la competición le espera. Ahora levemente lesionado tras el reinicio a los entrenamientos, espera, cuanto antes, recuperar la batuta del equipo y dirigirlo hacia el objetivo. "Las sensaciones están siendo muy positivas y lo importante es llegar todos al cien por cien. Esperamos seguir con la dinámica que estamos teniendo durante el año y que todo termine bien. Vamos a tener muchos ojos puestos en nosotros. Jugar sin nuestra gente va a ser complicado porque La Romareda siempre nos da ese último impulso, pero sabemos que vamos a tener todo el apoyo del mundo”, señala. Acostumbrado a emplearse como mediocentro posicional, Eguaras siempre venía sufriendo en dibujos que lo insertaban en un doble pivote. Él mismo lo ha declarado siempre. Sin embargo, en estos momentos, más allá de su habitual fútbol fino y cartesiano, el navarro presenta más piernas y pulmones que nunca. Su estado físico, hasta antes del parón, era pletórico, más rápido y resistente, sobre todo, tras dejar atrás la terrorífica pubalgia que anuló su temporada pasada. No necesitó Eguaras nunca una condición atlética superior para robar balones y detener al rival gracias a su sobresaliente lectura posicional, pero esta año, ahora, ha elevado esas prestaciones físicas.

Una de las claves de esta progresión táctica de Eguaras ha sido su escudero. Ahora, tiene a un Guti superlativo, al alza, en imparable expansión. Guti tiene sus cualidades -cantidad, corazón, pulmones, kilómetros, presión, robo...- pero ninguna tan poderosa como su inteligencia. Vemos un máquina que nunca se detiene de correr, con sus calderas siempre a tope, pero Guti es, ni más ni menos, que la virtud de saber jugar. Por eso, Natxo González no se lo pensó en cuanto lo exploró en dos entrenamientos: de cabeza, al primer equipo. Guti le da a Eguaras siempre un escalón más de pase, lo entiende y le apaga alguno de sus fuegos. Entre ambos, aportan control, seguridad, ritmo, fluidez… Si Eguaras ordena al equipo con la pelota y la gestión, Guti lo hace con la posición y con su dinamismo. Nadie duda en el club que es una pareja que puede darle al Zaragoza un alto vuelo más allá del fútbol de Segunda.

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