contracrónica

Real Zaragoza: una serie de catastróficas desdichas

El Zaragoza no mereció perder en La Romareda, falló un penalti, tuvo todo lo que hay que tener para ganar, excepto el gol que marcó el Albacete

Real Zaragoza-Albacete en La Romareda
Carrera de Luis Suárez Real Zaragoza-Albacete en La Romareda
José Miguel Marco | Toni Galán

Esto es el fútbol y esto es la Segunda División. El Zaragoza se volcó, generó ocasiones, disparó 15 veces, falló un penalti, ansió la victoria… Mientras que el Albacete vivió agazapado, apenas sin pisar el área de Ratón, mirando el reloj, buscando el punto, quizá, si caía, la victoria… Y cayó. Tuvo lo que no tuvo el Zaragoza, que fue víctima de una serie de catastróficas desdichas. El partido, en resumen, no lo ganó el Albacete. Lo perdió el Zaragoza. Y si lo juega mil veces, solo pierde este.

Cuando el timbre del partido ya sonaba a final, los manchegos se encontraron un balón parado que se convirtió en azufre llovido sobre la defensa aragonesa. Eddy Silvestre cazó el rechace y dejó La Romareda helada, congelada, incrédula de observar cómo ese partido se escapaba.

El empate ya sabía a poco. El Zaragoza jugó bien, solo el balón parado, en un sentido y otro, cabe apuntárselo en el debe. Pero lo cierto es que el conjunto de Víctor Fernández ha encontrado un nuevo camino, con el eje Guti-Eguaras como nuevo orden, un 4-4-2 que lo ha equilibrado y protegido… En definitiva, el Real Zaragoza creció también contra el Albacete, pero recibió la más dura de las condenas: tuvo todo para ganar y lo castigaron en la acción definitiva, en el minuto 95. Fue letal.

Todo fueron desgracias en esa segunda mitad en la que el Zaragoza coleccionó acciones de mérito y rozó el gol en un puñado de ocasiones. Kagawa la estrelló en el palo en una jugada cuya continuación tampoco acertó ningún compañero a embocar. Luis Suárez tuvo un par más claras. También Álex Blanco tuvo la suya. O Guitián en un cabezazo imponente. Todas ellas acciones de gol, nítidas, rotundas, increíbles. Pero faltaba la más gruesa: Eguaras derramó un penalti a falta de dos minutos. Luis Suárez venía de fallar sus últimos dos lanzamientos y el navarro asumió la responsabilidad. Su tiro acabó diluido en las manoplas de Tomeu Nadal, excelso portero. El rechace le cayó también a Eguaras y también Tomeu encontró respuesta.

Esta serie de ocasiones perdidas definió el partido de un Zaragoza con un nuevo rostro. Perdió contra el Albacete, pero su fútbol se ha revivido. La derrota es de las duras, un bolo complicado de digerir, pero, debajo de esa frustración, hubo un fútbol bien jugado, marcando estilo, empujando al rival, generando peligro, con un fútbol fluido, ordenado, con ritmo alto, una presión sostenida… El Zaragoza reunió mil y un argumentos para ganar… Excepto el gol. Lo tuvo el Albacete. Y eso es la miel del fútbol. Perdió el equipo aragonés, pero demostró haber encontrado un nuevo camino. Hay veces que las lágrimas de hoy son las sonrisas del mañana.

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