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El Albacete, un rival desconcertante en su análisis previo para el Real Zaragoza

Los manchegos solo han anotado 10 goles en 15 jornadas, el peor equipo de cara a puerta, con diferencia de la categoría... y sin embargo han logrado 7 victorias, el tercero con más triunfos de la división. 

Momento en el que Susaeta anota, de penalti, el 0-1 con el que el Albacete ganó 0-1 en Huesca hace dos meses, en la jornada 6ª.
Momento en el que Susaeta anota, de penalti, el 0-1 con el que el Albacete ganó 0-1 en Huesca hace dos meses, en la jornada 6ª.
Rafael Gobantes

¿Qué tipo de rival es el Albacete Balompié, visitante de La Romareda este sábado (21.00),  en el primer trimestre de esta liga 2019-20? ¿Qué partido aguarda y debe preparar el Real Zaragoza en la antesala de esta 16ª jornada?

Pues, números y sensaciones futbolísticas en mano, cabe anticipar que el Albacete es, en este curso, un equipo desconcertante. Tanto para los adversarios como, también, para sí mismo, para los suyos. Es un equipo amorfo, sin una pauta lineal, de claroscuros radicales en su juego, con hechuras extrañas en su comportamiento y, derivado de todo ello, con un balance harto sorprendente que lo hace llamar la atención sobremanera desde hace días cuando se observa la clasificación y sus parámetros principales. 

Dos de esos epígrafes resumen con rotundidad el carácter deslavazado del Albacete en esta campaña. Uno, que con solo 10 goles anotados, es el peor equipo de los 22 de Segunda División en rentabilidad anotadora. Y otro que, pese a semejante escaso bagaje, ha logrado ganar 7 partidos de los 15 dirimidos, siendo el tercero mejor de la categoría en cuanto a duelos victoriosos. 

En efecto, con sus paupérrimos 10 goles a favor, queda por detrás del Málaga (con 11 dianas, el penúltimo en tan deshonorable ranquin), ya muy por detrás de los siguientes bloques con dificultades en materia ofensiva: el colista Deportivo de La Coruña y el Extremadura, ambos con 14 goles en su haber. 

En el cotejo directo con el Real Zaragoza, que muestra la distancia entre ambos en este crucial apartado de los goles marcados, los aragoneses salen muy bien parados, pues suman 21 tantos en su balance productivo, entre los mejores del torneo hasta hoy. Los zaragocistas, en tres meses de liga, han marcado más del doble de goles que el Albacete.

Y, respecto del segundo, contradictorio y paradójico dato que hace del cuadro manchego una rareza con muy pocos precedentes en décadas y décadas, es una realidad que sirve de advertencia seria que, con esos raquíticos 10 goles firmados por sus jugadores desde mitad de agosto, hayan sido capaces de ganar 7 partidos. Hay que ser muy certero y mezclar esas escasas gotas de inspiración ante las porterías rivales para obtener tal botín positivo

¿Cómo lo han logrado los muchachos que dirige Luis Miguel Ramis? Es tan sencillo de explicar en la teoría como difícil de lograr sobre el campo de juego: han vencido, en las 7 ocasiones, por el exiguo y ajustado 1-0. Con la ley del mínimo riesgo y con un esfuerzo ofensivo mezquino, la vía más fina que deja el fútbol como resquicio para lograr victorias: anotar un gol y hacer de él el eje vital de un partido, defendiéndolo con uñas y dientes y sin arriesgar nada más (ha habido días, como contra el Cádiz recientemente, que el premio del gol les llegó en las postrimerías del partido).

Este es, básicamente, el Albacete de esta campaña. Bastante alejado al del año pasado, en el que fue la sorpresa desde el inicio y acabó metiéndose en la Promoción de ascenso, en la que no logró el éxito final. 

Es un Albacete difícil de descifrar en su método. Igual gana 1-0 en casa que fuera de ella. No hay mucha distancia en el modo de jugar en ambos papeles. En su campo derrotó así al Girona y al Málaga. A domicilio (como se le verá en pocas horas en La Romareda), el 0-1 lo obró en La Coruña, Huesca y Alcorcón. Siempre, cuando logra marcar primero, el heredero del Queso Mecánico de los noventa se hace acreedor de muchos boletos para ganar finalmente ese duelo. Este matiz, esta vez, ha de ser mandamiento primero para el Real Zaragoza: es clave evitar que los de Ramis se anticipen en el tanteador, sinónimo de muerte anunciada hasta ahora para los contrincantes que así lo han padecido. 

Por otra parte, según se destaca desde los propios puntos de observación diaria de los albaceteños, si es el adversario del Albacete quien marca primero, éstos tienen muchos problemas para remontar por su carencia de gol, por su planicie en la propuesta combinativa en la línea medular y en la mediapunta. O sea que, de la mano del anterior argumentario, el Real Zaragoza ha de poner los cinco sentidos en marcar primero en La Romareda en el marco de Tomeu Nadal: de ser así, tendrá un alto porcentaje de opciones de victoria en su libro de ruta.

El Albacete, cuando ha encajado primero, ha desembocado en guarismos alejados de sus favoritos 1-0 a favor. Por ejemplo... perdió 0-4 con el Tenerife en su estadio, el Carlos Belmonte. Antes, había caído 3-0 en Almería. Y 2-0 en Gijón. Y 3-2 en Las Palmas (donde el marcador fue 3-0 hasta el minuto 90, maquillándolo postizamente y sin lustre muy al final). 

Es decir, que en el momento en el que al Albacete se le saca del carril de su 1-0 favorable a sus intereses, pierde la onda con evidente facilidad y se convierte en vulnerable. En bastante vulnerable, incluso. 

En las dos últimas jornadas, las que completan este repaso que acaba siendo global y completo de su trayectoria hasta hoy en la liga, el Albacete ha caído derrotado en ambas y con la misma medicina: perdió 1-0, tanto en su visita a Soria ante el Numancia, como el domingo pasado en su campo, ante el Lugo (0-1). En estos dos episodios más recientes, sus rivales no acabaron haciéndole sangre con tanteos más amplios o abultados. Pero, de igual modo que en los precedentes malos días de los manchegos, en el momento en el que encajaron el primer gol del partido ya fueron incapaces de remontar, ni siquiera de empatar. 

El Albacete, o devora o muere. Difícilmente ha sobrevivido indiferente a algún empate, de esos que a veces son mal menor. En 15 jornadas, suma 7 victorias y 7 derrotas. Solo un día se dio la rareza de la 'equis' en su partido: en su campo, un 0-0 ante el Racing de Santander. Por supuesto, un 0-0. Todo muy escuálido de sustancia futbolística, de materia gris sobre el césped. 

¡Ah!, y en los días de rentabilidad suprema de los de Ramis, hay que fijarse en el mecanismo usado para lograr los goles ganadores. En el triunfo por 1-0 ante el Girona, el tanto se lo metió, a última hora, el gerundense Alcalá en propia puerta. En la victoria manchega por 0-1 en Riazor, el gol lo hizo Susaeta... de penalti. En la de El Alcoraz de Huesca, todo fue un clon perfecto de La Coruña: el tanto blanco lo hizo... también Susaeta, de penalti. En el 0-1 de Alcorcón, el gol albaceteño también llegó... desde el punto de penalti, solo que ese día lo lanzó el albanés Rey Manaj, ausente en Zaragoza por estar jugando con la selección de su país. 

Son, por lo tanto, un ramillete de 'uno-ceros' obtenidos mediante el prospecto más básico del fútbol histórico, sin virguerías de ningún tipo, sin alardes que peguen al ojo del analista en ningún caso.

Cuando este tipo de dinámicas se alargan en el tiempo durante tres meses, se alejan progresivamente de lo casual y acaban generando costumbre. El Albacete es así. Con aspecto mate en su carrocería. Sin atractivo externo, ni siquiera para sus fieles y respetables seguidores. Un equipo que, desde esa fealdad genérica, está siendo capaz de sacar petróleo en muchas más tardes de las que podría suponerse, vistas sus cifras y sus estadísticas futbolísticas. En la singularidad tiene su peligro. El Real Zaragoza deberá estar preparado para todo.

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