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Víctor: "Yo, ni soy el dueño del club, ni el director general, ni el director deportivo"

El entrenador del Real Zaragoza, a 72 horas de la clausura del mercado de fichajes, da otro giro de tuerca a la inconclusa situación del cierre de la plantilla, tal vez la última, a la espera de soluciones que le satisfagan.

Víctor Fernández, con su cuadro técnico, da instrucciones al equipo antes del entrenamiento del jueves, el último antes de recibir al Elche.
Víctor Fernández, con su cuadro técnico, da instrucciones al equipo antes del entrenamiento del jueves, el último antes de recibir al Elche.
José Miguel Marco

No fue posible evitar, en la tarde del jueves 29 de agosto y a solo 24 horas de recibir al Elche en La Romareda en la 3ª jornada de liga, que la rueda de prensa del entrenador del Real Zaragoza, Víctor Fernández, girase de manera casi íntegra sobre los fichajes pendientes, las salidas aún por consumar y, en definitiva, todo lo que afecta al cierre del mercado estival de contrataciones, que bajará su persiana en la medianoche del lunes, 2 de septiembre. El cuadro zaragocista, paralelamente a la disputa de los primeros puntos del torneo (hasta 9 en estas tres jornadas agosteñas), está hirviendo en sus adentros porque faltan varios flecos por perfilar en la construcción final del plantel blanquillo para esta temporada 2019-20 ya en marcha. 

Y Víctor fue, nuevamente, cristalino. Sin cargar de bombo esta vez sus palabras. Con menos percusión y algo más de melodía suave. Pero igualmente claro. Desea dos fichajes, un delantero y un centrocampista, ambos muy específicos. Y le gustaría que piezas como Bikoro, Linares y, por supuesto, el transferible Pombo, no estuvieran en el equipo dentro de 4 días. Su ideario pretende un grupo más recortado y específico que el actual. 

Las frases de Víctor Fernández fueron rotundas un día más. Desde su posición de entrenador, algo que en el fútbol moderno es sinónimo de debilidad jerárquica respecto de la propiedad de las SAD, del mando de la dirección general de turno y de la dirección general que toca en suertes. Pero, tratándose de Víctor y del Real Zaragoza, con el valor moral -superlativo- que suponen en tiempos tan duros como los que corren, deportivamente, por la capital aragonesa.

"No quiero resultar cansino. Lo de ahora es lo mismo de hace veintitantos días. Mi planteamiento es el mismo. No he cambiado. Y es consecuencia de un análisis preciso, ajustado, después de seis meses de convivencia con este grupo. Sé lo que necesitamos para mejorar. Sé lo que necesitamos para que nos ayuden todavía más a cerrar y configurar lo que ya tenemos, que es mucho y bueno", comenzó avisando.

"El mercado... ahí está, abierto. Pero yo soy el entrenador. No soy nada más. Ni soy el dueño del club, ni soy el director general, ni soy el director deportivo. Soy el entrenador y me he limitado a exponer desde hace muchísimo tiempo por dónde tenemos que ir. A ver lo que nos depara de aquí al final este mercado", remarcó con trazo grueso, señalando así el lugar donde se hallan las soluciones, con diferentes puntos de responsabilidad ante lo que venga en el futuro en torno al equipo y que, por descontado, tendrá al entrenador como primer pararrayos .

Víctor ya no quiere saber nada de ofertas y demandas, de gestiones en camino más o menos consistentes. Ahora, a escasas 72 horas para que todo esto acabe, necesita ya hechos. La suerte, está a punto de estar echada: "No puedo justificarme ante ningún tipo de hipótesis. Entrar en ello es algo que no nos lleva a ningún sitio, a cuatro días para que se cierre el mercado. No tengo ni idea de qué salidas puede haber en estas últimas horas de mercado. Yo no espero nada", espetó un tanto cansado.

Nombres propios y mensajes cifrados a varios futbolistas

Víctor repite por tercera vez su convocatoria de 18 hombres, con el único cambio de la baja del primer día de Igbekeme por aquella sonora gastroenteritis que tanto juego dio que ha llevado a Delmás fuera de la citación cuando el nigeriano pudo volver en Ponferrada. O sea, el bloque es fijo por ahora y los que quedan fuera por decisión técnica y societaria  (Bikoro, Linares y Pombo) son un bucle constante

El técnico aragonés, no obstante, avisa a los que han jugado poco o nada (con tipos como Eguaras o Papunashvili como figuras llamativas) de que esto no va a ser así todo el tiempo. "Esta es una guerra muy dura. Son muchos partidos. Son muchas jornadas. Y a esta guerra yo no puedo ir con 11 guerreros. Sería un gravísimo error", recordó.

Por ahora, el plan táctico de Víctor parece girar en torno a una idea más o menos única, con 12 jugadores con vitola de titulares y apenas 15 utilizados tras los cambios en las dos primeras jornadas. Es posible que ante el Elche tampoco se experimenten mutaciones sorprendentes. Pero el entrenador no quiere que nadie baje los brazos entre los suplentes. "Es verdad que en la memoria de los aficionados siempre quedan los equipos con 8 o 9 jugadores fijos en las alineaciones. Y que, como mucho, suela haber 2 o 3 cambios nada más. Históricamente es así. Eso son los equipos que suelen llamar la atención y quedan en la memoria de la gente. Pero, en nuestro caso, si queremos resistir a los vaivenes y altibajos que te provoca esta categoría, necesitamos más jugadores. Tengo que hacer partícipes en esta lucha a muchos jugadores. Si no, no llegaremos a ningún sitio", explicó pedagógicamente y con mucha profundidad en su idea.

En su previsión, como veterano de los manejos de vestuarios profesionales y habiendo pasado por avatares complicados cuando los equipos han sido numerosos en material humano, Víctor Fernández insiste en que le recorten el número de jugadores actual. "Tener una plantilla corta sería lo ideal. Pero, muchas veces, esa voluntad que uno tiene no se corresponde con los hechos reales. El objetivo es ajustar más la plantilla, porque no me gusta que haya demasiados jugadores que se queden sin convocar y que no sepan realmente cuál es su rol", reiteró algo que ya dejó caer en julio, en Boltaña. 

La idea pasaría por que vinieran dos fichajes, el delantero veterano y el centrocampista táctico con matices defensivos que desea; y por que se pudieran marchar, además del pretendido Pombo, los Bikoro (cedido) y Linares, con quienes Víctor va a contar muy poco en lo sucesivo si todo va según sus planes y criterios. 

Eso es lo que está sobre la mesa de la dirección deportiva sugerido por el entrenador. Y Fernández advierte de que, si esto no es así el 3 de septiembre, él estará obligado a resetear la mente de los futbolistas que compongan finalmente el grupo del Real Zaragoza hasta el mes de enero, cuando se vuelva a abrir el mercado, esta vez el invernal. 

"Cuando se cierre el plazo del mercado, en unas horas, volveré a hablar con todos para que cada uno tenga claro su papel. Si no se han dado soluciones será, o por que el club no las ha logrado, o por que al jugador no le ha interesado. Esto es siempre cosa de tres partes. Cada uno sabrá el día 3 cuál será su lugar, dónde se encuentra y tendrá que aceptar las reglas del grupo", advirtió con intención. 

Y concluyó con una seria amonestación a cualquier futbolista del actual vestuario zaragocista que pueda estar viviendo días de decepción y dudas por no estar entrando en los planes iniciales de Víctor Fernández en alineaciones y convocatorias: "Si alguno se queda por el camino por no jugar en estos primeros partidos de liga, demostrará que no está preparado para el fútbol profesional. Si un jugador se cae porque no se siente partícipe en los primeros partidos, no le auguro ningún futuro. Ni en el Real Zaragoza ni en ningún equipo profesional. Poco recorrido tiene quien baja los brazos enseguida", razonó.

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