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El Atlético de Madrid-Real Zaragoza que aplazó la muerte de Gil y Gil

En mayo de 2004, el fallecimiento del singular presidente colchonero coincidió con la visita aragonesa al Vicente Calderón en la penúltima jornada, partido que se suspendió y se jugó un día más tarde.

Apertura de la información de HERALDO DE ARAGÓN el día en el que falleció Jesús Gil y Gil, horas antes de que el Real Zaragoza jugase en el campo del Atlético de Madrid.
Apertura de la información de HERALDO DE ARAGÓN el día en el que falleció Jesús Gil y Gil, horas antes de que el Real Zaragoza jugase en el campo del Atlético de Madrid.
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Tal y como sucede en este domingo día 2, en el inicio de junio de 2019, con la muerte del futbolista José Antonio Reyes, que ha derivado en la suspensión de 7 partidos de Segunda División, entre ellos el del Real Zaragoza con el Numancia, aplazados todos 48 horas y llevados del domingo al martes, hace 15 años hubo un partido del equipo blanquillo que fue aplazado a última hora a causa de otro fallecimiento de un personaje notable que incidía de lleno en el mismo. Fue un Atlético de Madrid-Real Zaragoza, en el ya abandonado estadio Vicente Calderón, que se vio afectado y oscurecido por la muerte del singular y mediático presidente colchonero, Jesús Gil y Gil, a causa de un infarto cerebral. 

Portada de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN en la previa del partido Atlético de Madrid-Real Zaragoza, de 2004.
Portada de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN en la previa del partido Atlético de Madrid-Real Zaragoza, de 2004.
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El choque, de la penúltima jornada de Primera División, estaba programado para la noche del sábado 15 de mayo. Y el óbito de Gil y Gil derivó en la suspensión inmediata del mismo y, tras acuerdo con la Federación y la LFP, con el asentimiento del Real Zaragoza, se llevó a la tarde del día siguiente, el domingo 16. 

En aquella ocasión, pese a que el Atlético se jugaba la presencia en la UEFA y el Real Zaragoza aún no tenía asegurada al cien por cien la salvación del descenso a Segunda, no se arrastró a nadie más en la decisión de demorar el partido. En aquellos tiempos, solo se jugaba en horarios unificados la última jornada.

Cuando murió Gil y Gil, a las 17.00 del viernes, la expedición zaragocista estaba ya a punto de llegar a su hotel de concentración en Madrid. La llegada a la capital de España tuvo esa noticia de hondo calado en su recepción: no se iba a jugar el partido según el programa establecido. Por ello, el equipo aragonés debió solucionar de inmediato los problemas logísticos propios del caso: contratar una noche más en el hotel (se pudo hacer, pese a ser las fiestas de San Isidro y existir dificultades de alojamiento) y solicitar al Atlético un campo de entrenamientos para el día siguiente. 

Los aficionados que habían preparado viaje y entradas, también se vieron afectados de lleno por el hecho. Algunos, pese a ser todo en un fin de semana (no en días laborables), no pudieron cambiar las cosas para poder ir al Calderón un día más tarde a causa del trabajo, de compromisos familiares (comuniones)...

Esta vez, al Real Zaragoza le toco vivir un caso así como visitante, ya desplazado desde casa y con el inconveniente añadido de tener que buscar apaños a todos los problemas añadidos a un imprevisto así. 

Después de todo, tras el funeral en la mañana del domingo, el Real Zaragoza ganó 1-2 en el Calderón y aún hizo más triste aquel final de campaña para los atléticos. Esa victoria aragonesa dejó sin competiciones europeas a los de Gregorio Manzano, técnico local.

Fue el día en el que el lateral zurdo paraguayo Delio Toledo marcó un inusual doblete, erigiéndose en el héroe blanquillo y el verdugo rojiblanco. Lo hizo, además, en el minuto 89 y en el 92. O sea, cuando nadie, prácticamente, daba un euro por el Zaragoza y en Madrid celebraban el triunfo y la presencia en la UEFA para el año siguiente. Era el equipo que entrenaba Víctor Muñoz, tras haber relevado a mitad de curso a Paco Flores, en la temporada en la que el cuadro zaragocista volvía a Primera tras pagar la penitencia de un año en Segunda tras el descenso fatal de la era Soláns, con el equipo más caro de su etapa y de la historia del club (luego repetiría episodio Agapito), aquel de Drulic, Galletti, Esquerdinha, Chainho, Bilic...

Como dato curioso y todavía más lacerante para el Atlético de Madrid, los resultados del sábado anterior habían jugado a favor de los zaragocistas, por lo que iniciaron el duelo en el Vicente Calderón totalmente salvados por las carambolas habidas en el Deportivo de La Coruña-Celta y en el Betis-Valladolid. Cuando se dio inicio al aplazado partido, el Real Zaragoza ya no se jugaba nada.

Los coruñeses, ganando al los de Vigo por 3-0, evitaron 24 horas antes que estos pudieran dar alcance a los blanquillos. Y los béticos, derrotando a los pucelanos por 1-0, hicieron lo propio. Así que el triunfo del Real Zaragoza fue algo inesperado, fuera de cualquier previsión en un día en el que el Atlético quería homenajear a quien había sido su mentor durante más de 16 años y, además, tenía en juego mucho dinero a través de su presencia en Europa el año siguiente. 

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