El Reus, sentenciado a descender

Sus jugadores, tras reunirse con Tebas, se dan 48 horas para decidir si siguen hasta junio cobrando por adelantado de la LFP o se van libres en enero y el club deja de competir ya. Si siguen, el club bajará al final de liga.

Una jugada del Reus-Real Zaragoza disputado en agosto en campo reusense, correspondiente a la jornada 2ª, que acabó 0-0.
Una jugada del Reus-Real Zaragoza disputado en agosto en campo reusense, correspondiente a la jornada 2ª, que acabó 0-0.
Van der Meulen

El Reus, miembro de los 22 de la Segunda División española, está sentenciado a descender. Eso se desprende de la importante reunión cumbre que mantuvieron durante la tarde de este martes en Madrid los componentes de su plantilla y el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas. El club reusense, o desciende dentro de 48 horas, o lo hará con total seguridad en junio, a la conclusión de la liga regular, en el caso de que sus futbolistas decidieran seguir adelante con las precarias condiciones que Tebas les ha planteado para ello.

Ese marco temporal de 48 horas, hasta la tarde el jueves, es el que se han marcado los jugadores del Reus para analizar, mesurar y decidir la mejor solución para ellos en las difíciles circuntancias que se dan en el seno de la entidad rojinegra. La disyuntiva es clara: o aceptan cobrar los tres meses que les adeuda el propietario de la SAD, Joan Olivé (dinero que llegaría por adelantado desde la propia LFP) y siguen adelante evitando así que el Reus sea descendido ya mismo o se niegan a esa solución, que consideran un parche sin futuro y, por ello, el Reus deja de competir de inmediato y la liga se queda con 21 equipos, lo que obligaría a restaurar la clasificación al estar aún en la primera vuelta, por lo que los resultados del Reus se anularían y, en lo sucesivo, cada fin de semana descansaría el equipo que el calendario contemplara como rival del desaparecido cuadro tarraconense en tales circunstancias.

El lío es morrocotudo. Y la decisión, tanto en un caso como en el otro, presenta aristas cortantes que van a generar duros debates en el interior del vestuario del Reus. El punto de partida es que, según la normativa legal que rige en el fútbol español, si un club no paga durante 3 meses seguidos a sus jugadores, éstos quedan libres automáticamente al cumplirse ese plazo y pueden firmar por quien quieran en la siguiente ventana del mercado (en este caso, en enero). Y, por supuesto, ese club es descendido de inmediato administrativamente, dejando de competir si el torneo está aún vigente, como es el caso. Ese trimestre de impagos se cumplió exactamente en la fecha de este martes, 11 de diciembre. Así que, si lo desean los jugadores reusenses pueden irse.

Tebas como medida de parche, solo pagaría, de entrada, los tres meses que debe Olivé a la plantilla (septiembre, octubre y noviembre), aunque fuentes cercanas al problema sugieren que el presidente de la Liga podría abonar a los jugadores finalmente hasta junio con el fin de que, la descalificación de un equipo con la temporada en marcha, no genere un caso sin precedentes de abandono de un club a mitad de torneo, imagen que la LFP quiere evitar a toda costa. Pero, aunque así fuera, no va a ser fácil engatusar a los jugadores del Reus.

Primero, porque saben que, si el descenso no llega ahora, el equipo catalán está sentenciado de cara a junio y será ahí donde la Liga lo liquide. Es decir, estarían compitiendo hasta junio por nada. Solo por cobrar. Pero los inconvenientes no acaban ahí. Hay otro mayor. La LFP ha advertido que solo pagará a los futbolistas profesionales. A nadie más. Y éstos han esgrimido que Olivé no solo adeuda los salarios a los jugadores, sino que también están acreedores los miembros del cuadro técnico y todos los empleados del club: secretarias, utilleros, jardineros, gabinete de prensa... Pero la Liga no se hace cargo de eso. Así que, si el resto de trabajadores no cobran, será imposible que los futbolistas puedan competir semana a semana. Y eso tiene mal arreglo.

Y, para completar el follón, la normativa de la LFP explicita en un epígrafe que, en un caso como este, solo pueden marcharse del club por impagos un total de 12 jugadores. Es decir, no todos pueden escapar del Reus, si así lo deciden, a causa de los impagos. Solo lo harían una docena. ¿Quiénes? ¿Cómo se decide eso?

Por otra parte, desde otro prisma, hay un buen número de ellos que desean realmente irse ya a otros equipos y, aunque pierdan lo impagado hasta ahora por Joan Olivé y el Reus, garantizarse una estabilidad a partir de enero en otros destinos. Así que, en 48 horas, todos estos puntos van a ser motivo de hondos debates en el vestuario rojinegro.

En cualquier caso, lo que se aprecia como seguro es que el Reus está abocado al descenso administrativo, antes o después, de inmediato o al final de la liga si así se diera. Por lo tanto, los otros 21 rivales de Segunda ya pueden calibrar que, este año, los descensos en el campo serán solo 3... por el momento. Porque, al margen de este problema prácticamente irresoluble del Reus, queda por ver qué sucede con el Córdoba, cuyas cuentas y balances societarios del año 2018 lo tienen en causa de disolución como SAD.

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