El Real Zaragoza no sale de su espiral al empatar sin goles con el Córdoba

El equipo aragonés no pudo superar al penúltimo clasificado en un mal partido, lleno de nervios y responsabilidad de los de Alcaraz.

Pep Biel trata de marcharse de un jugador del Córdoba.
Pep Biel trata de marcharse de un jugador del Córdoba.
Oliver Duch

El Real Zaragoza no logró salir de su espiral de malos resultados y empató sin goles ante el Córdoba en La Romareda. En un partido de mal fútbol, lleno de nervios y responsabilidad por parte de los de Alcaraz, el mecanismo táctico, renovado de nuevo masivamente por el técnico granadino, no dio de sí lo suficiente como para lograr la ansiada victoria como local del equipo zaragozano.

El primer tiempo resultó aburrido, sin buen tino en ninguno de los dos equipos con el balón, demasiado atenazados por su delicada situación en la tabla. Un cuarto de hora le duró al cuadro zaragocista ese gas inicial de cada día y en ese trecho donde dominó totalmente el juego, Álvaro Vázquez desaprovechó la más clara ocasión de gol de toda la fase inicial, en el minuto 4, al rematar a bocajarro un centro corto de Marc Gual y encontrarse con la respuesta del portero Abad, que rechazó con fortuna con el pecho el chut a bocajarro y en carrera del ariete blanquillo. Pudo cambiar ahí el curso del partido, pero el yerro hizo que el 0-0 inicial fuese engordándose y tomando cuerpo con el cansino paso de los minutos. En el fin de este tramo de control local, Gual remató, solo en la frontal en el 16, alto, mal, una dejada lateral de Benito, que estrenó papel de volante-interior en la línea media.

Una llegada al área del exzaragocista Jaime, tras error de Delmás, significó el despertar cordobés en el minuto 17. Se metió hasta el palo y su centro atrás no encontró rematador, por fortuna para el equipo aragonés. En ese punto del partido cambió la tendencia. Fueron los andaluces los que espabilaron y, de repente, al Real Zaragoza se le apagaron las luces. Ros, pivote en vez del ausente Eguaras, no gestó fútbol potable. Como tampoco lo hicieron el luchador Guti, reaparecido como titular y aún fuera de sintonía, o el citado Benito, más limitado en sus penetraciones largas en su nuevo puesto adelantado. En el enganche, Pep Biel anduvo desaparecido la mayor parte del tiempo.

Los dos puntas, Gual y Vázquez, sin apenas suministro de balones, se perdieron en la inmensidad. El Zaragoza se pasó la última media hora del primer periodo sin apenas pisar el área visitante con aire incisivo. En el otro lado, De las Cuevas, desaprovechó un balón rechazado de cabeza por Verdasca en una falta y, desde la corona del área, en solitario, disparó cruzado fuera, cerca del palo derecho. Era el minuto 25 y los de Alcaraz ya daban muestras de desorientación. La siguiente opción de gol la volvió a generar el Córdoba, en otra falta volcada al área que el central Quintanilla cabeceó cerca de la escuadra derecha. Y en el 40, Sebas organizó un contragolpe individualmente, penetró sin que nadie lo molestara y disparó al llegar al borde del área, dando el balón en Muñoz con la fortuna de que fue a parar a las manos de Cristian Álvarez. El susto fue serio.

El Real Zaragoza se había metido hacía mucho rato en un juego sin sustancia, alborotado, con pocas luces. Solo al final, cerca del descanso, una penetración de Lasure que acabó con un mal centro y, poco después, un disparo de Guti tras una contra montada por Álvaro Vázquez y Biel, amenazó la portería de un tranquilo Abad. Demasiado poco bagaje ofensivo en un día tan relevante frente a uno de los dos equipos que, únicamente, vivían por debajo del cuadro zaragozano a esa hora de la noche. La revolución -enésima- de Alcaraz no había dado resultado. Y el intermedio llegaba un día más como tiempo para reconducir infinidad de errores y defectos.

Ningún equipo introdujo cambios y todo se reanudó con las mismas piezas. El Córdoba, que tiene muy pocos argumentos, a verlas venir. Y el Zaragoza, a ver si surgía la inspiración por generación espontánea. Como en el inicio del partido, el dominio fue zaragocista en los primeros minutos, pero sin remate alguno, con Gual abusando de regates estériles y Álvaro Vázquez extraviado, a la vez que Biel no daba la talla un día más, pese a la insistencia de Alcaraz con minutos y minutos encadenados sobre el césped del balear. Al cuarto de hora, ante la falta de ritmo y la poca presión que el Zaragoza estaba imprimiendo al Córdoba pese al 0-0, se oyeron los primeros silbidos desde las gradas, pidiendo algo más.

Alcaraz se atoró y no vio los cambios que el partido demandaba hacía infinidad de minutos. El entrenador dialogó largo tiempo con su segundo hasta que, por fin, metió a Pombo, a falta de tan solo 22 minutos en lugar del referido Biel. El aragonés salió al césped aclamado nominalmente por la afición, que se decantó respecto de lo ocurrido días atrás. En sus botas nació, en el minuto 73, la primera ocasión clara de gol del segundo tiempo. Se fue por la izquierda, pasó a la primera a Álvaro Vázquez, que entraba solo en el área, pero el mal control del catalán impidió un remate franco a la portería cordobesa, que no tuvo lugar. Quedaba un cuarto de hora y ahí se pensó en que aún tenía solución el enmarañado partido que caminaba inexorablemente a la igualada sin goles.

Hubo un repunte de ataques zaragocistas en esa recta final. Un par de córners, una penetración de Gual culminada con un mal pase en el área. Pero no opciones claras de gol. La responsabilidad podía sobre la necesidad, sobre la solvencia en los momentos culminantes. Y en esas, el Córdoba tuvo la victoria a mano en el 83, con un voleón del recién salido Martín al que respondió Cristian Álvarez con una parada decisiva, enviando la pelota a córner y evitando el letal 0-1 in extremis.

Alcaraz fue abroncado en el segundo cambio, ya en el minuto 86, por el que sustituyó a Gual, un delantero, por el joven Soro, ya casi sin tiempo para nada. A falta de un minuto, de nuevo el Córdoba hizo rozar la tragedia total en La Romareda. Un centro de Loureiro lo remató, solo en el área, Touré. Pero su disparo en carrera se le fue alto, mal. El partido, en contra del sentido común, acabó en el área zaragocista, con un saque de esquina sin consecuencias. La decepción estaba ya impregnando, una jornada más, a la hinchada blanquilla. No hay manera de ganar un partido ni de salir del atolladero donde se halla inmerso el equipo. El pitido final de Díaz de Mera desató una vez más el enfado del graderío. El equipo fue silbado y la clasificación no varió: el Real Zaragoza sigue en puestos de descenso.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Verdasca, Álex Muñoz, Lasure; Javi Ros, Benito, Raúl Guti, P. Biel (Pombo, 68); M. Gual (Soro, 86) y Álvaro Vázquez.

Córdoba CF: Abad; Loureiro, Aythami, Quintanilla, Galán; Vallejo, Blati Toure; Quim Araujo (Martín, 80), Sebas (Jovanovic, 74), De las Cuevas; y Jaime (Piovaccari, 87).

Árbitro: Díaz de Mera (Comité Castellano-Manchego). Amonestó a Álex Muñoz (46), Galán (52) y Lasure (85).

Goles: No hubo.

Incidencias: Noche fría en Zaragoza, con 9 grados y viento molesto. El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas, alrededor de 16.000 espectadores.

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El Real Zaragoza llega a La Romareda

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