Objetivo ante el Córdoba: afinar la puntería y mejorar ya la cadencia goleadora

El Real Zaragoza llega al partido frente al Córdoba, este domingo 9 de diciembre en La Romareda, con el reto de mejorar su cadencia goleadora como método imprescindible para salir del atasco de resultados que lo ha metido en la parte baja de la clasificación. Frente a la peor defensa de la liga, que es la cordobesa (33 goles han encajado los andaluces en 16 jornadas), se presenta una buena oportunidad para aliviar una estadística que define con claridad uno de los serios problemas del equipo, antes de Idiakez, ahora de Alcaraz: le cuesta un mundo marcar un gol cuando actúa de local.

El cuadro zaragocista ha marcado 7 goles en los 8 choques disputados en el estadio municipal delante de la afición aragonesa. Se trata de un promedio de un gol cada 103 minutos. Un tanto cada, casi, una hora y tres cuartos, un coeficiente que deberá estar recortado para bien de los intereses blanquillos cuando el reloj marque las 23.00 de este domingo. Ese es el objetivo de Alcaraz y sus muchachos.

Los siete momentos de máxima alegría que los seguidores blanquillos han vivido desde mitad de agosto, a lo largo de más de 720 minutos de juego, los firmaron Pombo y Javi Ros (de penalti) ante el Majadahonda; Álvaro Vázquez, frente a Las Palmas; Verdasca, el día del Osasuna. Javi Ros (de nuevo de penalti) en la portería del Tenerife. Y Gual y Pombo, los dos últimos tantos vistos en La Romareda, frente al Mallorca.

Hubo tres jornadas en las que el Real Zaragoza concluyó su cita como local sin marcar: cuando vinieron por la capital aragonesa el Lugo, el Granada y, la semana pasada, el Cádiz.

Solo el Reus, que ha marcado un gol menos en su Camp Nou Municipal (6 en los mismos partidos, 8), ha tenido menos acierto que el Real Zaragoza de cara al marco rival ante su propio público.

Los 90 minutos que aguardan ante el Córdoba son el siguiente escenario en el que el Real Zaragoza debe empezar a arreglar estos números. A veces, en el mundo del fútbol, este tipo de dinámicas se rompen con estruendo y, en poco rato, se marcan tantos goles (o casi) como en largos periodos anteriores. Ese es el sueño del zaragocismo en la noche dominical ante los califales.