Christian Lapetra atornilla a todos los protagonistas de la gestión deportiva

"De puertas adentro, la exigencia es máxima. Si lo es en los despachos, ha de serlo igual en el campo", afirma con solemnidad el presidente del Real Zaragoza en Boltaña.

Christian Lapetra, este miércoles en Boltaña.
Christian Lapetra, este miércoles en Boltaña.
Daniel Marzo

Ante el sexto año consecutivo del Real Zaragoza en Segunda División, un calvario deportivo y societario del que los patronos y consejeros de la Fundación Zaragoza 2032 intentan rescatar al viejo club aragonés tras haberlo recogido prácticamente muerto en julio de 2014, hay matices que se perciben cambiados y mucho más definidos en la filosofía general de este laborioso plan de salvación de la octogenaria institución deportiva zaragozana. Christian Lapetra, el presidente de la SAD, fue preciso al analizar el presente societario este miércoles en la visita de parte de los directivos a la concentración del equipo en Boltaña (Huesca).

Con su explicación atornilló firmemente a todos los protagonistas del ámbito futbolístico y deportivo del proyecto. A sus ejecutivos directos, al cuerpo técnico y a los jugadores. A todos quienes tienen relación directa con el balón, bien sobre el césped, bien en la caseta, bien en los despachos y las negociaciones de fichajes y bajas. La frase final de Lapetra, la moraleja a su fotografía de situación, es contundente esta vez: "De puertas para dentro, la exigencia es máxima. Si lo es en los despachos, tiene que serlo igual en el campo”, espetó el presidente cuando habló del único objetivo posible, que es el ascenso a Primera División de una vez por todas.

Antes de concluir su razonamento con ese lema, que queda ya de cabecera para todo el mundo implicado el resto del curso, Lapetra describió el presente en un año crucial, pues es el segundo de un proyecto que se planeo a dos años. Es decir, es el año crucial, el definitivo, el que no tiene escudos protectores. "El año pasado, la dirección deportiva planteó un proyecto con jugadores y un cuerpo técnico a dos temporadas. En este sentido, hemos tenido que hacer modificaciones, y no por nuestro gusto (alusión a la fuga del entrenador, Natxo González). A nosotros nos hubiera gustado haber mantenido esa estructura. Y este es el segundo año, con jugadores que ya han demostrado que tienen el nivel para la Segunda División, que han crecido mucho en la categoría", narró el dirigente blanquillo en su preludio.

"Y este año que arranca debe ser un año definitivo para ellos para cuajar todo. Con la onda positiva del público, que nos tiene que ayudar del mismo modo espectacular con el que lo hizo en la segunda vuelta del año anterior, creo que tiene que darse el cóctel idóneo para, sin tapujos, hablar de pelear por estar con los mejores y tener opciones de ascender. Porque, además, no nos queda otra opción. Seguiremos intentándolo si no lo conseguimos. Pero considero que, si nos ponemos objetivos menores, perdemos un poco el horizonte y nosotros mismos nos rebajamos la exigencia. De puertas para dentro, la exigencia es máxima. Si lo es en los despachos, tiene que serlo igual en el campo", remató Lapetra su tesis relativa con los objetivos reales y únicos del Real Zaragoza en el curso que se avecina.

Parece todo claro y nítido. Las tuercas están apretadas con la máxima tensión. Así debe ser según lo planificado.

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