Todo en 4 horas y media, apenas 270 minutos

La calificación de fin de curso para el Real Zaragoza se dilucidará en los 3 últimos partidos que restan, exámenes finales y definitivos.

Cádiz - Real Zaragoza
Cádiz - Real Zaragoza
José Anies

Los primeros calores, las primeras moscas, esa luz blanca del sol a mitad de tarde cuando mayo avanza, son cada año sinónimo de que el lío de la liga de Segunda División está en su colofón. Y ahí está ya la competición, a falta de solo 4 horas y media de partidos, a apenas 270 minutos de jugar al balón para alcanzar una nota, una calificación final en el curso en vigor. Este breve espacio de tiempo de fútbol a todo o verdad se dividirá en tres episodios, que en 18 días ya habrán dado su veredicto. Eso es lo que queda por tachar en el calendario. Una nadería. Una exhalación.

El Real Zaragoza dividirá sus tres tercios de esos 270 minutos en pelear un rato contra el Albacete, otro contra el Valladolid (ambos en La Romareda) y el último en Barcelona, contra el filial culé. Saben los muchachos que entrena Natxo González que aún siguen dependiendo de sí mismos para jugar la promoción de ascenso a Primera División a partir del 6 de junio. Que si son capaces de ganar esos tercios de 270 conservarán sin pleito alguno su plaza entre los 6 primeros de la clasificación el último día. Otra cosa será ya si, en alguno de los tres, hay un patinazo de los blanquillos.

El batiburrillo en la pugna por la promoción es el que se esperaba hace tiempo. Seis, siete, ocho equipos ocupan la horquilla de la que saldrán los premiados en el fin de fiesta, que se inicia por debajo del 3º puesto y llega todavía hasta mitad de tabla (el Granada, 10º, se aferra a las matemáticas para no claudicar de antemano). Habrá en 18 días dos matrículas de honor, los clubes que suban directamente. Y cuatro aspirantes a una pedrea de oro, la histérica promoción que solo dona felicidad a uno y deprime a tres. Y, por derivación, también quedarán 4 equipos atascados en la decepción al no haber llegado al ras que da pie a jugar a la ruleta promocional. El Real Zaragoza está ahí. Es uno de los nominados para la repesca del ascenso. Pero con él, a su lado, embocan la recta final de la carrera un ramillete de rivales que dejan en el aire cualquier pronóstico gratuito o apresurado.

El estado mental, el pulso cardiaco, la tensión sanguínea, el baile de las neuronas entre los protagonistas del césped, cuando llegan estas fechas, sufren inevitables alteraciones. Como sucede entre los estudiantes, entre los opositores, entre los que se aproximan a una estación término de alguna titulación. Son días de exámenes de acceso, culminantes. De pruebas de reválida para aprobar un grado y conocer un destino laboral, una plaza para el año que viene.

Haber ganado en Cádiz este lunes hubiera allanado mucho el camino, hubiese rebajado enormemente la nota mínima exigida en los tres últimos exámenes que restan para los zaragocistas. La derrota, por el contrario, convierte las tres últimas pruebas ante albaceteños, vallisoletanos y barceloneses en test donde el sobresaliente deberá ser el parcial cada día para que los números salgan. Dos sobresalientes y un tropiezo podría poner el peligro el éxito global. Solo un sobresaliente, necesitaría que los demás opositores al puesto devaluaran la nota mínima general fallando lo mismo que el Zaragoza pueda hacerlo.

Llega ya la resolución a 10 meses de largo y tortuoso camino del Real Zaragoza en la división de plata, su 5º consecutivo. En 18 días, evaluación final y calificaciones. La promoción está escriturada a nombre el equipo zaragocista hace un mes, porque ahí llegó tras una excelente racha en la segunda vuelta y, pese a su evidente abollamiento en el juego en las últimas citas ligueras, ahí prosigue después de salirse del carril en la curva de Cádiz, una trampa que no pudo salvar por su inferioridad manifiesta. En las tres últimas pruebas examinatorias, en los últimos 270 minutos, si al Zaragoza le vuela de las manos el premio será, únicamente, porque no haya cumplido con sus deberes de estudiante con ventaja en el baremo preliminar de la promoción de ascenso.

A estas alturas, la promoción solo la puede perder el Zaragoza. Sin su fallo, los de atrás no tienen nada que hacer. Esa es la fortaleza moral que han de saber manejar y agrandar los de Natxo. Positivizar su posicion de prevalencia y evitar que tal hecho se convierta en un inconveniente por miedos, vértigos y excesos de responsabilidad. Total, 4 horas y media jugando al fútbol se pasan en un abrir y cerrar los ojos. Es el tiempo ininterrumpido que jugábamos de críos en la era del pueblo los sábados por la tarde. Lo dicho, una nadería.

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