Pinchazo del Real Zaragoza en Cádiz que le hace perder su colchón de seguridad

Los de Natxo perdieron 2-0 en un partido vital mal jugado en todas las facetas. Borja Iglesias remató un balón al poste y Delmás fue expulsado.

Zapater, con el balón, en el Cádiz-Real Zaragoza.
Zapater, con el balón, en el Cádiz-Real Zaragoza.
José Aniés

El Real Zaragoza pinchó en Cádiz en un partido clave en la pelea por la promoción de ascenso a Primera División. El equipo de Natxo no estuvo a la altura de las exigentes circunstancias de la cita y, mediante un juego deficiente en todas las facetas clave, se vio superado por un rival que venía en crisis y, de este modo, renace para quitarle la 4ª posición en la clasificación a los aragoneses, que salen quintos de este traspié y pierden su colchón de seguridad con el pelotón de perseguidores que están fuera de la zona noble, distancia que se reduce a un solo punto ante las tres últimas jornadas de liga que faltan por dirimirse.

El partido arrancó con 5 minutos de auténtico espejismo por parte de los zaragocistas. Los de Natxo salieron mandando, con el balón siempre en sus pies. Toques con intención y combinaciones profundas que llegaron a generar dos ocasiones claras de gol en esos balbuceos del duelo. En el 3, Toquero controló solo en el área un pase de Javi Ros pero su remate mordido fue a las manos de Cifuentes dejando en nada una excelente opción. En la siguiente jugada, de nuevo Ros cedió a Febas dentro del área, tras una penetración de Borja Iglesias, pero el leridano remató demasiado flojo, provocando un despeje múltiple en carambola de hasta tres zagueros gaditanos. De lo que parecía una tarde inspirada de los tomates (así vistió el Zaragoza en el Carranza) se pasó de repente a un aluvión atacante del Cádiz que le dio resultado de inmediato.

En el minuto 6, los amarillos ya ganaban 1-0. Lo peor que le podía pasar al cuadro aragonés. Barral, en una media vuelta de lujo tras una penetración de Álvaro García, por fin titular pese a sus molestias físicas, cruzó el balón a media altura ayudado por la floja marca de Verdasca en el punto de penalti. El Zaragoza quedó aturdido durante más de 20 minutos, donde recibió un auténtico baño de fútbol de un rival que se gustó en las jugadas hilvanadas, con Álvaro, Perea, Álex Fernández y, sobre todo, el goleador Barral, plenos de acierto individual. Los de Natxo se refugiaron en el área de Cristian Álvarez sin salir de atrás para nada. Los córners fueron constantes, las faltas laterales, los centros al corazón del peligro. No hubo un remate franco en ningún momento, porque sabido es que este Cádiz es un equipo romo en la zona de los goles todo el año, pero la sensación fue de agobio extremo hasta que llegó la media hora de juego.

Álvaro Cervera, el técnico local, sacó en su once inicial a Perea, habitual hombre de banda, con la única misión de marcar al hombre a Eguaras y taponar la creación zaragocista. Y lo logró en la mayor parte del tiempo. Un marcaje pegajoso, inhabitual en el fútbol moderno, que anuló al navarro por completo. Pasado el minuto 30, Vicandi Garrido, un árbitro tiquismiquis con abuso de faltas en su silbato, arruinó un pase al hueco de Javi Ros a Borja Iglesias, que se iba solo hacia Cifuentes, al no saber aplicar la ley de la ventaja que pedía tan cristalina acción aragonesa y pitar falta sobre el tudelano en la medular. Al menos, el Real Zaragoza utilizó ese momento para desperezarse, espabilar y volver en cierto modo a la trama de tan importante noche.

Febas, muy desdibujado hasta entonces, de suspenso, encontró tres ideas en su cabeza para llevar peligro ante el marco local. La mejor, en el minuto 40, cuando dejó solo a Borja Iglesias una asistencia al espacio. El gallego remató cruzado, duro, y el infortunio quiso que el balón diera en el poste y saliera hacia fuera, rebotando en el cuerpo del portero amarillo sin que la pelota tomara el camino del gol. Ahí tuvo el Zaragoza la posibilidad de agarrarse al mando del partido, pero el duende de las cosas no lo quiso así. El Cádiz pedía con ganas el descanso, fuera de su buena sintonía anterior. Toquero amagó un remate por alto, al que no llegó por milímetros. El pitido final de Vicandi en el ecuador del duelo fue un alivio para los andaluces y la llamada de atención a los de Natxo de que muchas cosas debían cambiar en el segundo tramo del envite para no salir derrotados en un día tan vital para el futuro inminente.

En un partido previsto para pocos goles, donde quien marcase primero tenía un 75 por ciento de probabilidades, como mínimo, de sumar los 3 puntos, el Zaragoza había perdido la mano enseguida y requería reparación urgente y masiva en su mecanismo de juego. Natxo inició el segundo tiempo con la misma estructura, a la espera de que los mismos que habían firmado un deficiente inicio de sesión en líneas generales, devolvieran a la vida al equipo dándose la vuelta como un calcetín.

El Cádiz reanudó el lance con otra jugada llena de veneno. Álvaro García, que superó más de lo debido a Delmás, centro raso al primer palo, Carrillo metió el pie y Mikel González salvó el gol en el primer palo, echando el balón a córner cuando solo habían pasado unos segundos desde que el balón volviera a rodar. Un síntoma peligroso de somnolencia aragonesa que restituyó en positivo Javi Ros instantes después con un derechazo desde 30 metros que obligó a Cifuentes a salvar el empate metiendo la mano junto al larguero cuando la pelota iba dentro.

El reloj corría rápido sin que el Real Zaragoza diera síntomas de mejora clara, así que Natxo se vio obligado a un doble cambio en la zona media justo antes del cuarto de hora del segundo periodo. Buff y Raúl Guti suplieron al alborotado Febas y a un irregular Ros. Había que mover el género para frotar así la lámpara mágica, por si el genio andaba activo a esa avanzada hora de la noche de lunes. El Cádiz, con el consentimiento de un casero Vicandi, comenzó a jugar el otro fútbol. Cifuentes fue el maestro de ceremonias en las pérdidas de tiempo por goteo durante toda la velada.

El genio estaba, pero era del Cádiz. En un minuto fatídico, el Zaragoza cayó K.O. en la lona del Carranza: el que unió el minuto 65 con el 66. Primero, Delmás fue expulsado por Vicandi por doble amarilla, decisión muy rigurosa en un partido de este calibre. Y nada más sacarse la falta que provocó la segunda cartulina del canterano, el esprinter Álvaro García marcó el 2-0 tras dejar atrás en carrera a Zapater, reubicado como lateral diestro de emergencia, y batir por bajo a Cristian Álvarez. A partir de ese instante, con solo 20 minutos por delante y en inferioridad numérica, a los zaragocistas se les cayó encima toda la tramoya. En vez de mejorar las circunstancias, el paso de los minutos había llevado el partido a un visible desbarajuste que anunciaba ya la confirmación del tropiezo en el Carranza, olisqueado por los más sabuesos desde mucho tiempo atrás, prácticamente desde el minuto 5 del duelo.

Pombo relevó a Toquero, un ectoplasma en la segunda parte, para jugar el último cuarto de hora. Los otros dos cambios de Natxo, Buff y Guti, no habían cogido la onda del partido desde su entrada en juego en medio del lío y del batacazo del segundo tanto local. Prácticamente no hubo fútbol en la recta final del partido. Faltas, protestas, tiempo que fue a la basura con las permutas desde ambos banquillos… el milagro que necesitaba el deslavazado Zaragoza era un imposible porque ni siquiera se apostaba por buscarlo. El Cádiz no tuvo ningún problema en llegar al epílogo de su vital triunfo, controlando con comodidad su enorme ventaja en todos los sentidos. Acababan así para ellos dos meses de sequía de victorias y se reenganchaban a la 4ª plaza en la tabla.

El Real Zaragoza no dio la talla en un compromiso de alto rango, algo similar a lo vivido hace menos de un mes en Vallecas. Por ello, ahora toca revisar las taras y renacer en las tres últimas jornadas que restan a esta singular liga. Aún pisa terrenos de promoción el cuadro aragonés, pero en Cádiz se pinchó su colchón de seguridad en un mal trago. Toca de nuevo una digestión pesada, que necesitará de mucho bicarbonato y sentido de la oportunidad.

Ficha Técnica

Cádiz CF: Cifuentes; Correa (Kecojevic, 64), Marcos Mauro, Servando, Bijker; Garrido, Álex Fernández; Barral (Jona, 81), Perea (Nico Hidalgo, 71), Álvaro García; y Carrillo.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Mikel González, Verdasca, Lasure; Eguaras, Zapater, Javi Ros (Raúl Guti, 59), Febas (Buff, 59); Toquero (Pombo, 76) y Borja Iglesias.

Árbitro: Vicandi Garrido (Comité Vasco). Expulsó a Delmás por doble amarilla (13 y 65). Amonestó a Álex Fernández (36), Febas (52), Natxo González (55) y Buff (88).

Goles: 1-0, min. 6: Barral. 2-0, min. 66: Álvaro García.

Incidencias: Noche magnífica en Cádiz, con 23 grados. El césped del estadio Carranza presentó un aspecto aceptable, con algún parche en la hierba. Asistieron a las gradas alrededor de 13.500 espectadores, entre ellos medio centenar de zaragocistas.

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