Borja Iglesias mandó callar tras el 0-2 a quienes le insultaron en Tarragona

Sorprendió el inusual enfado del habitualmente risueño goleador del Real Zaragoza, que pide perdón a quien se sintiera ofendido sin ser el destinatario de su gesto.

Borja Iglesias, ofuscado, manda callar a la afición del Nástic ubicada tras el fondo donde marcó el 0-2.
Borja Iglesias mandó callar tras el 0-2 a quienes le insultaron en Tarragona
José Carlos León

Raúl, Cristiano Ronaldo, Griezmann, Henry, Diego Costa, Tamudo, muy recientemente Piqué, aquí en el Real Zaragoza, Hinestroza... son algunos de los bastantes pasajeros que, en los últimos años, se han ido subiendo al vagón de quienes, dedo índice en boca, han mandado callar a la afición contraria en partidos concretos. Desde este sábado pasado, el ariete del Real Zaragoza, Borja Iglesias, ya está también en ese grupo del gesto imperativo que queda para la posteridad en las imágenes de televisión y en las fotografías de los periódicos, como es el caso de HERALDO DE ARAGÓN.

¿Por qué hizo esto Borja Iglesias en el Nou Estadi de Tarragona tras marcar el 0-2 que encarrilaba definitivamente la victoria zaragocista ante el Nástic? Extrañó sobremanera ver ofuscado al 'Panda' (así lo conocen sus compañeros al afable gallego en el vestuario) en lugar de celebrar un tanto tan importante y bonito con su característica sonrisa que lo hace simpático a todo el mundo.

Pues bien, Borja Iglesias explica cómo, durante buena parte de los 59 minutos de partido que habían transcurrido de partido hasta entonces, desde las gradas del estadio grana recibió constantes insultos y alusiones personales que, de forma inusual, le cargaron el ánimo segundo a segundo hasta encenderle la sangre como pocas veces le había sucedido antes en su carrera. Algunos epítetos, de los más fuertes que se oyen en los foros futbolísticos.

Así que, al bueno de Borja Iglesias, cuando vio entrar el balón lentamente tras superar por alto a Dimitrievski en el remate mano a mano que dio lugar al 0-2, lo primero que le pidió el cerebro fue colocarse el índice de la mano derecha sobre sus labios y, con el ceño fruncido, mirar fijamente a los seguidores tarraconenses del fondo, los de detrás de la portería de su bello tanto. Solo la llegada de un alborozado Pombo y, posteriormente, el resto del equipo, sosegaron el ímpetu inicial del compostelano.

"Fue duro escuchar toda la noche, sin motivo alguno, insultos personales y alusivos a mi familia", comentaba Borja horas después de lo sucedido, como ya había abordado en la zona mixta del estadio al poco de concluir el encuentro. Pero, sabedor de que se trata de un gesto que, hace pocos días, ha puesto en el disparadero de la Liga de Fútbol Profesional al central internacional del Barcelona, el exzaragocista Gerard Piqué, que hizo lo mismo en el reciente derbi barcelonés contra el Espanyol en Cornellá-El Prat, Borja Iglesias quiere devolver las aguas al cauce normal y limar las asperezas todo lo posible tras lo acaecido en Tarragona.

"Si alguien se sintió ofendido por mi gesto, le pido perdón sinceramente. El gesto, que surgió espontáneamente en ese momento de alegría por el gol, era para los que me insultaron fuertemente durante el partido, no para todo el mundo. Insisto en pedir disculpas al resto de la gente", subraya Borja Iglesias ya en frío, horas después de regresar victorioso de la capital tarraconense.

En definitiva, que Borja Iglesias, en una reacción hasta ahora desconocida en su estancia en Zaragoza, dejó para la posteridad una imagen fija extraña para su manera de ser, lejana de su talante amable y cercano con todo el mundo, incluso en la adversidad (los casos de sus recientes fallos de penaltis en cadena fueron un ejemplo muy próximo en el tiempo de la flema que suele tener el '9' gallego, bien alejada de esta reacción). Esta es la explicación, las razones que la provocaron. Y también su punto final. Con la disculpa de Iglesias por delante. 

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