Brillante victoria del Real Zaragoza en Tarragona para alargar su reacción en la segunda vuelta

Grippo, antes del descanso, y Borja Iglesias, dieron forma al claro triunfo por 0-2 en un partido completo de los blanquillos.

Zapater disputa un balón.
Zapater disputa un balón.
José Carlos León

Brillante. Solvente. Convincente. Así fue la victoria del Real Zaragoza en Tarragona en la noche de este sábado, un momento propicio para lanzar al equipo hacia arriba en la tabla a través de la consolidación de su buena dinámica establecida justo con el arranque de la segunda vuelta. Los blanquillos cuajaron en el Nou Estadi un partido redondo en su desarrollo futbolístico, rubricado con dos golazos de Grippo y Borja Iglesias para dar forma a un marcador holgado y justo, que describe lo que sucedió en el campo durante los 96 minutos que duró el choque.

Trepidante resultó el primer tiempo, con un comienzo efervescente a más no poder. En el primer minuto, Álvaro Vázquez perdonó el 1-0 en un mano a mano palmario a espaldas de los dos centrales zaragocistas, Perone y Grippo. El ariete catalán no supo resolver y su remate, extraño, no encontró ni portería. La réplica zaragocista fue inmediata y doble. Borja Iglesias, en el 2, en pugna con un defensor local, remató en el área pequeña un centro de Pombo y el balón se marchó por encima del larguero por centímetros. En el 5, fue Zapater el que remató solo en el segundo palo otra jugada de Pombo, pero su volea tras control se le marchó rozando la escuadra. El partido prometía de lo lindo.

Fue el Nástic el que mostró más profundidad en sus ataques durante la primera media hora. Fali cabeceó un córner en el 16, a quemarropa, y Cristian Álvarez, de nuevo enchufado al máximo, sacó bajo palos. Enseguida, fue de nuevo Álvaro Vázquez el que, culminando un rápido contragolpe, remató duro desde la frontal para que Álvarez evitase el tanto con los dos puños. En este lance tuvo lugar un hecho que mermó mucho el potencial de los tarraconenses: el nuevo fichaje de campanillas se rompió, se lesionó seriamente y, tras ser atendido varios minutos, debió ser sustituido por el exzaragocista Uche. El Nástic se resintió notablemente de su ausencia.

Aun así, todavía gozarían los granas de otra clara opción para adelantarse en el marcador en un disparo seco de su lateral Javi Jiménez en el área que, cómo no, de nuevo encontró respuesta meritoria en Cristian Álvarez cuando la grada cantaba el tanto. Hasta ahí le duró la gasolina a los locales. El último cuarto de hora fue de control absoluto del Real Zaragoza. Febas era un enlace ágil y profundo. Borja Iglesias y Pombo abrían espacios en el área con olor a gol permanentemente. Solo chirriaban algo Guti, demasiado intermitente, y Zapater, fallón en el pase. Pero la pelota estuvo siempre en los pies blanquillos hasta el descanso.

Y derivado de esto, se sucedieron los avisos del 0-1 que acabaría llegando. Primero fue Febas, en el 27, quien a la media vuelta se topó con la pierna de Molina, que casi despistó fatalmente a Dimitrievski, que detuvo la pelota bajo palos. En el 30, Pombo no supo aprovechar que el portero macedonio se había ido en fallo garrafal fuera del área y, tras asistencia de Iglesias, remató alto, mal. En el 39, Zapater punteó el gol en una falta directa en el pico del área que le paró bien Dimitrievski. Y, por fin, en el 40, Grippo marco un golazo de cabeza, rematando en todo lo alto un córner botado por Eguaras. La pelota, picada, se introdujo en el marco junto al palo izquierdo y llevó el delirio a la zona de la tribuna donde se situaba la afición aragonesa.

Todavía pudo ser más redondo el final del primer periodo, si Borja Iglesias hubiese acertado en un mano a mano en el área chica ante el guardameta tarraconense. Pero su remate golpeó en el cuerpo de Dimitrievski y se abortó la clarísima ocasión zaragocista para el 0-2. El descanso, tras un susto en forma de golpe franco lateral que lanzó cerrado, fuera, Muñiz, llegó con la sensación de que el Real Zaragoza había embocado el buen camino para agrandar su buena racha del último mes. Había logrado culminar 45 minutos de juego bastante meritorio con una ventaja preciosa en un campo que, este año, es propicio para los visitantes que pasan por el Nou Estadi cada 15 días.

El segundo tiempo empezó sin cambios y con el Nástic, por supuesto, lanzado en pos de la igualada. En ese acoso inicial el Real Zaragoza avisó con un contragolpe rápido que culminó en velocidad Borja Iglesias forzando, en el minuto 49, a Dimitrievski a detener abajo un chut venenoso. Los catalanes ya sabían a lo que se arriesgaban con su desesperada huida hacia delante. Pombo se lo recordó de nuevo en el 52, con otro remate desde la frontal que tuvo que parar con enorme apuros el arquero grana.

Al cuarto de hora, llegó la explosión de júbilo de los blanquillos con el 0-2. Ahora sí, Borja Iglesias definió con soltura y efectividad otro mano a mano, patrocinado por una contra veloz de Febas, excelente, que contó con la ayuda del error de Molina en el lance final. Iglesias encaró a Dimitrievski y lo batió suavemente por encima. A falta de media hora, el éxito estaba perfectamente encarado. De libro. El Nou Estadi se quedó mudo en el bando rojo y solo se oyó a la hinchada zaragocista, como en los mejores días. Buff suplió a un agotado Guti y el Nástic aprovechó para agotar sus cambios a la desesperada.

Borja Iglesias se aproximó al 0-3 en el 71, al recibir en el área el lanzamiento de una falta frontal, revolverse a su estilo, pero rematando mal la pelota muy cerca de la portería. A partir de ahí, el Nástic se fue arriba con todo, con más intención que efectividad. Uche gozó de dos ocasiones encadenadas en la misma jugada, en el 77. En la primera se encontró con el muro de Cristian Álvarez, que acabó rechazando desde el suelo. En la consecución, el nigeriano cabeceó picado, fuera por poco, el centro final de Omar. Se pasó el susto con alivio por parte blanquilla. Vinícius relevó a Pombo para ganar en frescura en los espacios que empezaban a ser enormes en la zaga catalana en el último cuarto de hora. Y Natxo quitó al desdibujado Eguaras para reforzar el juego defensivo con un tercer central, Mikel González, en pleno acoso del Nástic.

De ahí al final, Barreiro tuvo la más clara ocasión, en el 88, en una volea a la primera en el área que Cristian Álvarez sacó a córner en la parada de la noche. Genial el argentino. Y ahí se acabó el enorme partido de los zaragocistas. Con la sonrisa pintada en la cara de lado a lado. Con la satisfacción del deber cumplido. Con 3 puntos excelentes en el día D y en la hora H, sólidos para cimentar con firmeza la reacción sostenida del equipo en la segunda vuelta. Un final a la vieja usanza, con los jugadores, al unísono, yendo al rincón de la afición para establecer ese vínculo indeleble del zaragocismo, con camisetas volando hacia la grada como trofeos para los afortunados seguidores que las atraparon en una noche feliz. Un giro de tuerca hacia el lado bueno, por fin, tras cinco meses de zozobras.

Ficha Técnica

Gimnástic de Tarragona: Dimitrievski; Kakabadze, Pleguezuelo, Xavi Molina, Javi Jiménez; Fali (Tejera, 67), Javi Márquez; Tete, Muñiz (Omar, 60), Álvaro Vázquez (Ik. Uche, 23); y Barreiro.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Perone, Grippo, Lasure; Eguaras (Mikel González ,82), Zapater, Raúl Guti (Buff, 67), Febas; Pombo (Viníciuis, 77)y Borja Iglesias.

Árbitro: Pérez Pallas (Comité Gallego). Amonestó a Zapater (32), Cristian Álvarez (45), Pombo (50), Javi Márquez (64), Vinícius (85) y Benito (89).

Goles: 0-1, min. 40: Grippo. 0-2, min. 60: Borja Iglesias.

Incidencias: Noche agradable, algo fresca, en Tarragona, con 12 grados tras un día soleado. El césped del Nou Estadi presentó un irregular estado. En las gradas hubo alrededor de 6.500 espectadores, de ellos más de 700 zaragocistas.

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