Agujero defensivo

Cuatro partidos han bastado para poner de manifiesto la asignatura pendiente del Real Zaragoza: mejorar los datos de goles encajados. Luis Milla dispone de alternativas atrás.

Luis Milla, entrenador del Real Zaragoza.
Luis Milla, entrenador del Real Zaragoza.

Ocho goles encajados en cuatro partidos. Es el pésimo bagaje defensivo de un Real Zaragoza que necesita mejorar atrás si quiere aspirar al ascenso. Solo el Girona (nueve tantos recibidos) presenta peores datos que los blanquillos, que sufren la alarmante inseguridad del portero y sus defensas. Xabier Irureta, fichado con la vitola de titular indiscutible, no ha dado, ni mucho menos, la talla en este arranque de competición.


El vasco se muestra muy desconfiado. Y las dudas han derivado en un nerviosismo impropio de alguien con su experiencia. A sus 30 años, sabe lo que es alzar (temporada 2013-2014) el Trofeo Zamora al guardameta menos goleado de la Segunda División. También lo que significa disputar 33 encuentros en Primera, para después caer en el olvido de la suplencia. El pasado año, estuvo a la sombra de Asier Riesgo. Periodo de inactividad que no acusó durante la pretemporada. 


Cumplió bajo palos en el grueso de los amistosos -destaca el que enfrentó al Real Zaragoza con el Alavés, puesto que detuvo cuatro penaltis en la tanda-, y demostró liderazgo en el área. Cualidad que se ha ido difuminando con el despertar liguero hasta convertirse en defecto. Irureta padece falta de comunicación con sus defensas. Y eso se plasma, fundamentalmente, en las salidas por alto.


Frente al Levante, el pasado sábado, no ayudó la ausencia de un jugador importante como Cabrera. Tampoco la pobre actuación de los laterales, superados continuamente por los atacantes rivales. Como sucediera en el duelo copero ante el Valladolid, Frank Bagnack volvió a titubear en el eje central. Cometió errores de bulto en la salida de balón y en la marca, contagiando a un Marcelo Silva que hasta la fecha era de lo más rescatable en la retaguardia.


Por el flanco derecho, Isaac Carcelén exhibió el peor momento de forma desde que aterrizase en la capital del Ebro; y en el izquierdo, Jorge Casado estuvo lento y despistado. Cúmulo de imperfecciones que se tradujeron en una goleada (4-2) que magnificó la debilidad zaragocista a la hora de defender. Asignatura pendiente para Luis Milla, consciente de que el indudable talento ofensivo que posee su plantilla no siempre es sinónimo de sacar los partidos adelante.


El preparador turolense debe trabajar en cerrar la portería propia. Y la solución podría pasar por introducir cambios en el próximo compromiso (sábado, 20.00) ante el Alcorcón. Improbable se antoja la salida del once de Irureta, teniendo en cuenta que lo suyo parece más cuestión anímica y de confianza que de facultades. Ratón espera su oportunidad en el banquillo. También Fran González, sustituto natural de Isaac que, por demérito de su compañero, está en disposición de dar el salto a la titularidad en el lateral diestro.


Su inclusión coincidiría con el regreso de Cabrera, ya recuperado del esguince de tobillo que le apartó del compromiso en el Ciudad de Valencia. Además, se espera que el recién incorporado José Enrique, quien al estar en paro no hizo pretemporada como tal, vaya entrando progresivamente en el equipo. Aunque puede ejercer de central, el valenciano ocupará habitualmente el lateral izquierdo. El rumano Popa (inédito en Liga) y los canteranos Subías y Zalaya son otras de las alternativas hacia la mejora. Bagnack queda muy señalado.

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