16 bajas, 10 fichajes, solo ocho siguen... la mutación del Real Zaragoza

El equipo está sufriendo una metamorfosis que aún no ha concluido y que augura un rostro bien distinto al del año pasado.

Juliá y Milla, durante un entrenamiento del equipo en Boltaña
Juliá y Milla, durante un entrenamiento del equipo en Boltaña
José Vidal

A fecha 25 de julio, el Real Zaragoza se halla inmerso en una mutación morfológica de enormes consecuencias. Su rostro final, cuando el nueva temporada se ponga en marcha y coja velocidad de crucero, allá por septiembre, no va a parecerse en casi nada al que tenía hace solo un mes, al término del curso anterior.


En estos momentos, cuando al área deportiva del club aún le faltan por consumar no menos de nueve operaciones entre salidas y entradas de jugadores en el vestuario, el balance de movimientos es llamativo por su elevado volumen. De los jugadores que acabaron la campaña en el Real Zaragoza o tenían contrato con el club, ya se han marchado 16. Y la cifra aumentará. En dirección contraria, al vestuario han entrado 10 caras nuevas. Un número que también crecerá. El contrapeso, escaso y con poca chicha, lo ponen los jugadores que continúan ahí dentro: son solo ocho y, además, la cosa tiende a que al final del verano sean alguno menos.


Los 16 futbolistas que estaban en nómina hace unos días y ya se han ido (bien por finalización de contrato, por desvinculación pactada o por haber sido cedidos) son Alcolea, Marc Bertrán, Rubén González, Dorca, Jaime, Lanzarote, Bono, Ortí, Pedro, Hinestroza, Guitían, Campins, Diamanka, Abraham, Vallejo y Adán Pérez.


Las 10 caras nuevas, por ahora, son Zapater, Cani, Casado, Fran, Alex Barrera, Xumetra, Marcelo Silva, Irureta, Popa y Ratón. Faltan por venir, al menos, cuatro piezas más.


Y los ocho que, de momento y hasta que se produzcan novedades, siguen del plantel heredado del curso pasado son Manu Herrera, Cabrera, Wilk, Ángel, Javi Ros, Isaac, Dongou y Rico. Quedan fuera de registro los dos chicos que ya estuvieron cedidos el año pasado y lo van a volver a estar en breve tiempo: Whalley y Suárez. Esta cifra de ocho supervivientes ha de seguir decreciendo. El club pretende que Manu Herrera también se marche. No cuentan con él, como los fichajes de Irureta y Ratón ponen en evidencia. Y se tienen programada al menos una venta de entre Rico y Cabrera, si no las dos. La economía manda. Así que quizá el grupo de 'veteranos' en la plaza quizá pueda contarse con los dedos de una mano cuando el verano fine.


Se trata de un verdadero movimiento telúrico dentro del equipo. Una maniobra con características sísmicas que está encabezando Narciso Juliá en busca de un nuevo perfil para el Real Zaragoza. Una decisión de riesgo a la que el destino, sin otro remedio, ha abocado al Real Zaragoza que fracasó de manera estrepitosa el año pasado en su intento por volver a Primera División.


Es mutar o morir. Buscar un cambio radical o tener garantizado el desvanecimiento a corto plazo. Con la mayor parte de la plantilla del año pasado era imposible fundamentar el futuro inmediato. Y los efectos de ese análisis, compartido por la mayoría del zaragocismo, son los reseñados. El ADN del Real Zaragoza no va a parecerse en su vestuario en nada este año al de la pasada campaña.

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