Real Zaragoza

La Romareda, un bastión clave para subir a Primera

El Zaragoza ha de confirmar ante el Elche, con la tercera victoria seguida en casa, que ha superado las dudas que generaron en su día dos derrotas consecutivas como local.

Dieciséis partidos han de jugarse todavía en La Romareda en las tres cuartas partes de la liga que aún están por recorrerse. Dieciséis choques en los que habrá en juego 48 puntos, la mayor parte de los cuales deberá sumar el equipo zaragocista si quiere cumplir con sus aspiraciones de subir a Primera División.


Su estadio ha de ser su santuario. La mayor parte de los éxitos en forma de ascenso han llevado siempre acarreado, en cualquier temporada, en cualquier equipo, un notable o sobresaliente rendimiento como local. En los últimos 20 días, con las victorias en La Romareda ante el Alavés (1-0) y el Tenerife (2-0), el equipo de Popovic ha logrado reconducir el descarrilamiento que supusieron en septiembre las derrotas consecutivas frente al Córdoba y el Osasuna, ambas por 0-1. Junto a la inicial victoria por 3-2 ante el Almería, este reciente doble triunfo hace que el cuadro zaragocista tenga atados 9 de los 15 puntos dirimidos en su terreno de juego.


Hoy, ante el Elche, el Zaragoza está obligado a seguir aumentando el porcentaje de rentabilidad como anfitrión y poner el 12 de 18 en este apartado del balance puntual de réditos. Como recordó el viernes Popovic, «ya se han escapado 6 puntos de La Romareda y no podemos volver a fallar más». El serbio sabe que buena parte del plan de ascenso pasa por ser infranqueables en el estadio municipal. Lograr la comunión con la afición, consolidar la vieja complicidad entre los protagonistas del césped y los del graderío sería avanzar largas zancadas hacia Primera cada 15 días.


En dos de los tres últimos abordajes zaragocistas a Primera, La Romareda ha sido un bastión casi inexpugnable para los forasteros. Lo bordó el Zaragoza de Arsenio en la campaña 77-78, donde en una liga de 20 equipos, ganó 17 de los 19 partidos jugados en La Romareda. Solo permitió que volasen dos empates (0-0 ante el Getafe y 2-2 con el Córdoba). Como entonces la victoria sumaba 2 puntos, justo esa (2 puntos, equivalente a 4 de ahora) fue la escasa pérdida que sufrió aquel potente bloque que, por supuesto, acabó subiendo como campeón. También ofreció un buen balance final el Zaragoza de Marcelino en el curso 2008-09. En La Romareda, ganó 15 de los 21 partidos como local. Solo falló en cinco empates (a dos con la Real Sociedad, el Huesca y el Hércules; y a uno con el Castellón y el Tenerife) y en una única derrota: 2-3 con el Rayo. Solo volaron 13 puntos de la fortaleza del estadio zaragozano, cifra asumible en el fútbol moderno, donde el valor de jugar en casa no es tan contundente como lo fue en tiempos pretéritos.


Peor rendimiento dio el Zaragoza de Flores en el ascenso de la campaña 2002-03, pues dejó escapar de La Romareda hasta 24 puntos. Aquel equipo, para acabar 2º en la tabla, debió pescar a destajo fuera de casa pues en su rol de local no anduvo fino y solo ganó 11 partidos de 21. En Zaragoza vencieron cuatro huéspedes: Tenerife y Salamanca por 1-3, Compostela por 0-1 y Las Palmas 1-2. Y seis más lograron empatar: Córdoba y Ejido a cero; Sporting y Albacete a uno; y Ferrol y Leganés a dos. Lo mejor de este caso es observar que, con un agujero de 24 puntos perdidos en casa, se puede ascender a Primera. Flores lo consiguió.


Dos más, 26, se esfumaron el año pasado de La Romareda, donde se vieron 10 triunfos, siete empates y 4 derrotas. El 6º puesto final fue más acorde a una brecha así. Y, por supuesto, el desastre inaceptable fue el de hace dos ligas: 35 puntos se dejaron de sumar en casa y el Zaragoza fue 14º. La historia, la jurisprudencia, sugiere hacer del campo propio un feudo prohibitivo para el resto.

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