Real Zaragoza

El Zaragoza pierde el compás

Para vencer en La Romareda, el Barcelona usó el contragolpe como principal arma. Un cambio de ritmo que ha condenado a los aragoneses en varias ocasiones.

Muestra de desolación de los jugadores del Real Zaragoza en el partido con el Barcelona
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TONI GALáN/A PHOTO AGENCY

Como la música, el fútbol posee ritmos y armonías precisas de cumplir. Al compás del juego, esa cadencia que cada equipo trata de imponer a su contrario, los dos contendientes ejercen una serie de pasos de baile colectivos a lo largo y ancho del terreno de juego en los que mantener la estabilidad resulta crucial. Los traspiés y pisotones, generalmente, se pagan muy caros. Caídas a la dura tarima de la que, en muchas ocasiones, es muy complicado volver a levantarse.


Así lo ha demostrado esta temporada el Real Zaragoza, un equipo cuyo sentido del equilibrio ha quedado en entredicho en demasiadas ocasiones. La última de ellas, el pasado domingo frente al Barcelona. Los catalanes, un conjunto acostumbrado a ganar a sus rivales a través de la posesión del balón y la acumulación de variantes ofensivas en la cercanía del área contraria, destrozaron a los aragoneses por medio de un arma poco común en su repertorio: el contraataque. Vieja pesadilla que ornamenta, junto a la defensa del balón parado, la penosa racha de 14 partidos consecutivos sin ganar que ha mandado a los blanquillos hasta la zona de descenso.


Así, el primer gol encajado por los zaragocistas resultó del todo sintomático. Después de un mal saque de esquina ejecutado incomprensiblemente en corto, algo a lo que Manolo Jiménez fue incapaz de encontrar explicación en rueda de prensa, Thiago se hizo con el balón y, tras cruzar el campo en carrera, apoyándose puntualmente en Alexis, perforó la red defendida por Roberto. De una teórica ocasión a favor a recoger el esférico en tu portería. Una película ya vista en la presente temporada.


No en vano, así comenzó la larga travesía que los aragoneses han alargado ya durante 14 fechas. Concretamente, en el primer partido de 2013. Día en el que los blanquillos cayeron derrotados por 1-2 contra el Betis. Ambos tantos recibidos al contragolpe. El primero, en una jugada directa después de que Apoño botara una falta a favor en mediocampo. Adrián, Campbell, Rubén Castro y gol. No hizo falta más para comenzar el calvario.


Ante la Real Sociedad, la historia se volvió a repetir. Aunque, en esta ocasión, el germen de la primera diana donostiarra se gestó a través de un pelotazo de la defensa ante el empuje zaragocista. Vela y Griezmann, mediapuntas especializados en estas lides, tejieron el resto bajo la complicidad de una zaga zaragocista demasiado tierna. Getafe y Real Madrid son otros equipos que, durante la negra racha, han utilizado el cambio de paso, y las espaldas de la defensa en ambos casos, para hacer besar la pista de baile a los zaragozanos.


Como pato mareado, preso de su propia realidad, el Real Zaragoza parece haber perdido por completo el sentido del ritmo. La noción del balance. El don del equilibrio. Facetas a recobrar antes del trascendental baile que, a partir de este lunes, tiene por delante. Siete piezas en las que no caben la descoordinación ni el desconocimiento de los pasos. Se precisa volver al compás.