La empoderada lucha feminista de Aitana Bonmatí

La mejor jugadora del año y favorita al Balón Balón de Oro, es una firme defensora de la sociedad igualitaria y simboliza una revolución moderna que no tiene marcha atrás

Aitana Bonmatí (FC Barcelona y España) y el seleccionador español.
Aitana Bonmatí (FC Barcelona y España) y el seleccionador español.
E. P.

Que el primer apellido de Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 1998) sea el de su madre ya dice mucho del carácter reivindicativo que recorre la sangre de la mejor jugadora del año y MVP del último Mundial femenino ganado por España. "Cuando nací, la norma decía que primero debía ir el del padre, y eso a los míos no les parecía bien, por lo que lucharon para cambiar esto. Ellos siempre han querido cambiar el mundo y la desigualdad que existe entre hombres y mujeres", reconoce la futbolista en una entrevista antes de proclamarse el pasado mes de agosto campeona del mundo en Sídney.

Rosa y Vicent, sus progenitores, chocaron con la legislación e iniciaron una espiral de contactos, denuncias y procesos hasta que consiguieron cambiar el contexto legal. A partir del año 2000, cuando la centrocampista tenía 16 meses la norma cambió, y con ella dio prioridad a un apellido que ahora es leyenda en la obra cumbre del fútbol femenino español tras la primera estrella universal lograda por España el pasado mes de agosto en Australia.

Con unos padres así, con las ideas claras y la voluntad de luchar por lo que ellos creen, no es de extrañar que la favorita para ganar el próximo Balón de Oro visibilice tanto dentro como fuera de los terrenos de juego múltiples causas sociales y políticas, ya sea en temas de salud mental, feminismo o en la lucha por profesionalizar la Liga Femenina.

La única niña de su equipo

"A veces voy a jugar a algunos campos y me echo las manos a la cabeza. ¿De verdad tengo que jugar aquí siendo profesional? Hay que poner unas mínimas condiciones para que haya menos posibilidad de lesionarte", reflexiona la jugadora, que siempre tuvo claro que quería dedicarse al fútbol aunque en el colegio, rodeada de niños, muchos no aceptaran que jugara mejor que ellos. "Ahora es distinto, los chavales ven a mujeres en la tele jugando y ya lo ven de forma distinta, pero hasta hace poco no era así", lamenta la jugadora, que lleva el '14' a la espalda en el Barça por Johan Cruyff, y que cuenta que su familia, relacionada con movimientos independentistas, no era la clásica futbolera, así como ahonda en la falta de referentes femeninos cuando ella -con seis o siete años- empezó a darle patadas al balón. "Las niñas que juegan al fútbol saben que la cosa va en serio, cuando yo empecé no veía futuro, pero lo hay aunque aún queda mucho camino. Yo soy una privilegiada".

Bonmatí puede presumir de haberse hecho durante la última temporada con Liga, Supercopa, Champions y un Mundial que quedó empañado por las actitudes machistas del ya expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y el beso no consentido a Jenni Hermoso, que provocó que las 23 campeonas de la selección se plantaran bajo el lema 'Se acabó' para pedir cambios de peso en la estructura del organismo rector del fútbol en España.

Sobre esto reflexiona la superlativa centrocampista del Barça y de la selección española, protagonista del programa de Salvados que se emite este próximo domingo (22.30/ laSexta). "Jugadores masculinos que os hayan apoyado no hubo tantos, ¿esperabas más apoyo?", le pregunta directamente Gonzo, periodista y presentador del espacio de Atresmedia. Con un gesto de decepción, la Balón de Oro de la última cita mundialista contesta con total honestidad: "Pues no, la verdad es que no".

Condiciones dignas para jugar

El capítulo, que versa sobre los logros conseguidos por la selección femenina a nivel social, cuenta con voces de otras deportistas como Ona Carbonell o Carolina Marín que expresan su apoyo a las reivindicaciones de las internacionales españolas. "Por fin tenemos altavoz, llegamos a casas y se nos ha escuchado. No pedimos ni mucho menos cobrar lo mismo que los hombres, pedimos unas condiciones dignas, estamos hablando de la Primera División femenina profesional y en la mayoría de cosas solo ha cambiado el poner delante el profesional", apunta la líder de la campeona del mundo.

En cuanto al escándalo con la Federación Española de Fútbol, la catalana subraya la desconfianza que el equipo ha tenido con toda la estructura de la entidad, apuntando que "me creo que la gente en la asamblea de Rubiales le aplaudiese por presión y por miedo cuando dijo que no dimitiría. No es un entorno muy seguro que digamos", señala.

"Las jugadoras de la selección habéis casi dado la puntilla al régimen del 78, desafiáis a la patronal con una huelga, pedís mejoras salariales, habéis impulsado el movimiento feminista... ¿no habéis pensado en montar un partido político?", pregunta el presentador a la deportista, que sugiere que "haría falta porque esta país no está muy bien".

"No somos caprichosas"

Competitiva, ganadora y ambiciosa, la catalana fue una de las cabecillas de la famosa revuelta contra Jorge Vilda, exseleccionador nacional y próximo entrenador femenino de Marruecos, en septiembre del pasado año, cuando 15 jugadoras díscolas, la mayoría del Barcelona, comunicaron a la Federación su renuncia al equipo por la negativa de esta a destituir de su cargo al técnico madrileño. Alegaron para ello motivos físicos y psicológicos. Querían que se les garantizara una estructura profesional como tienen en sus clubes. El esfuerzo no fue en vano, y saben de sobra que si se les brindan recursos pueden a lo más alto. "Lo que queremos es lo mejor por el bien del fútbol femenino. No somos caprichosas. Somos superprofesionales y superambiciosas. Queremos luchar para ser las mejores del mundo y creo que esto dice mucho de nosotras", explicó en una charla con el 'Diari Ara', haciendo hincapié a un hilo que en los últimos tiempos se ha intensificado en el deporte femenino con la falta de recursos profesionales y la mala gestión como telón de fondo. Una revolución moderna a la altura del deporte de élitey que ya no puede dar marcha atrás. "Somos un ejemplo a nivel deportivo y social para lo que queremos como sociedad, una sociedad igualitaria, una sociedad mejor que conciba igual al hombre y a la mujer, con los mismos derechos y que nos trate igual", exige la estrella azulgrana.

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