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Japón y la promesa incumplida del exzaragocista Kagawa

El centrocampista, de 33 años, no fue convocado para su tercer Mundial y no ha tenido la oportunidad de cerrar el círculo iniciado en 2018. Su país se la juega este jueves ante España. 

Kagawa, durante su etapa en la selección japonesa.
Heraldo

Año 2002. Mundial de Corea y Japón. Por primera vez en la historia, la cita se celebra en territorio asiático. Es la mejor oportunidad de demostrarle al mundo que el continente ha evolucionado futbolísticamente, y los dos organizadores responden. Los coreanos, no sin polémica arbitral, alcanzan las semifinales. Los nipones se quedan en octavos de final, sentando las bases de lo que vendría después.

La base de aquel equipo japonés estaba formada por jugadores de la liga local (una veintena) pero ya había nombres que sonaban en Europa como Inamoto (Arsenal), Ono (Feyenoord) o, sobre todo, un Nakata (Parma) que era la gran estrella, el ídolo de los niños que le empezaban a dar al balón, como el exzaragocista Shinji Kagawa.

En aquel 2002, Kagawa apenas tanía 13 años. Ya jugaba en la escuela del Kobe NK, pero todavía le faltaban cuatro para trasladarse a Miyagi y firmar por su primer equipo de fútbol profesional, el reconocido Cerezo Osaka, al que llegó con la edad de 17 para empezar a fraguar la que, probablemente, es la carrera más importante de un jugador nipón.

Su paso por el Borussia de Dortmund, en dos distintas etapas; el Manchester United; el Besiktas; el Real Zaragoza; el PAOK Salónica y el Sint-Triudente, donde sigue jugando a día de hoy, lo atestiguan. También su recorrido con la selección, con un total de 97 internacionalidades y 31 goles anotados.

Con el país del sol naciente, Shinji Kagawa disputó dos Copas del Mundo, la de Brasil 2014 y la de Rusia 2018, cuando el combinado nacional, al igual que hiciera en aquel recordado 2002, alcanzó los octavos de final hasta caer frente a Bélgica (3-2).

Japón demostró que estaban preparados para competir ante cualquier rival. El equipo ya estaba repleto de futbolistas que militaban en otras ligas, en una ‘europeización’ que no ha dejado de avanzar.

En este torneo, el seleccionador Hajime Moriyasu solo cuenta con seis jugadores de la J-League. El resto de la plantilla procede de equipos de fuera de Japón, y Kagawa no forma parte de ellos, lo que la impedido cumplir el sueño de disputar su tercer Mundial y acabar lo que se empezó en 2018.

Tras la citada derrota ante Bélgica en 2018, Kagawa le prometió a sus compañeros que volvería en Catar para liderar el equipo, esperanza que no ha podido cumplir. Su fichaje por el Zaragoza (2019) no funcionó. Y después inició un ocaso que le trasladó a ligas menores, como la griega o la belga, llevando a Hajime Moriyasu a no convocarle para este Mundial en el que Japón, tras dar la campanada frente a Alemania y a pesar de caer ante Costa Rica, sueña en grande.

Como el resto del país, Kagawa, de 33 años, seguirá desde el televisor lo que esta noche (20.00) ocurra en el Estadio Khalifa, en un enfrentamiento con España que puede clasificar a ambos conjuntos para los octavos de final. A partir de ahí, Japón tendría la oportunidad de derribar el muro que se le resiste y alcanzar, por primera vez en su historia, los cuartos.

La nueva generación tiene la oportunidad de cumplir el sueño que se le resistió a los Nakata, Inamoto o Kagawa, a los futbolistas que abrieron el camino de una selección que, dicen, ha llegado para quedarse.