balonmano

Frank Cordiés, el francotirador de Cuba y el Bada Huesca

El lateral izquierdo acaba de conquistar el Mundial de Naciones Emergentes con su selección dentro de una temporada de debut en la Asobal con protagonismo al alza.

Frank Cordiés, con las camisetas de Cuba y el Bada, y con sus compañeros de equipo detrás.
Frank Cordiés, con las camisetas de Cuba y el Bada, y con sus compañeros de equipo detrás.
Javier Navarro

Para el aficionado del Bada Huesca la acción es cada vez más reconocible, recoge el pase, se eleva con potencia sobre la defensa y envía el balón con un latigazo a la red. En su temporada de debut en la Asobal, Frank Cordiés está adquiriendo un creciente protagonismo en el bloque que dirige Jose Nolasco, especialmente en ataque con un lanzamiento desde los nueve metros que asegura un 75% de efectividad y que la semana pasada también lució a nivel internacional. Concretamente con su selección, Cuba, y en Bulgaria, donde se proclamó campeón del Mundial de Naciones Emergentes, competición avalada por la IHF en la que tomaron parte doce combinados nacionales y de la que ha regresado "muy satisfecho". "Cumplimos con el objetivo de igualar o mejorar el resultado de la anterior edición, la de 2019, cuando fuimos subcampeones", valora.

La trayectoria de los caribeños resultó perfecta hasta derrotar en el último partido a Chipre con un 18-28. Antes, en semifinales habían tenido que vencer a los anfitriones, en lo que fue una final anticipada en la que brilló Cordiés (36-29). "Marqué seis goles, mi función en el torneo fue ayudar en el centro de la defensa y en ataque lanzar y crear situaciones de juego", explica.

"Somos un equipo joven y este éxito nos ayuda a crecer. En julio tenemos el Centroamericano y después el Panamericano. Me vi muy bien, cogiendo galones", expone el lateral de 22 años, que pudo compartir vestuario con su hermano Samuel, "algo muy bonito".

Cordiés iba para jugador de voleibol cuando con diez años un entrenador de balonmano se cruzó en su camino, intuyó sus cualidades e "insistió hasta que consiguió que probase". Más adelante, en 2018, cuando formaba parte de la selección de su provincia, Granma, fue captado por el Ciudad de Logroño. "Especialmente les gustó mi intensidad", destaca. "Marché muy jovencito y eso me penalizó", reconoce. Con los riojanos no llegó a debutar en la Asobal y después se fue a Alemania, al VFL Postdam, donde le resultó chocante "el estilo de vida y las formas de hacer las cosas". En lo deportivo, "mi juego era más rápido y dinámico y allí tuve que adaptarme a otro más táctico".

Las tres últimas campañas las pasó en el Alarcos de Ciudad Real hasta que el verano pasado recaló en Huesca. "Cuando supe que el Bada me quería no me lo pensé dos veces", asegura. Su adaptación a la élite del balonmano español ha sido "más rápida de lo que esperaba" algo en lo que cree que tiene culpa Nolasco. "Nos da confianza a los jóvenes y tiene paciencia, me dice que confíe más en mis tiros", confiesa.

Quedan cuatro jornadas y, con la salvación casi atada, el objetivo va a ser "ganar lo más que se pueda". Él tiene un año más de contrato y lo tiene claro, "sigo sin duda".

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