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500 partidos y una distinción: "Zaragoza vive el baloncesto como ninguna otra ciudad"

El Casademont ha celebrado este domingo su medio millar de compromisos en ACB. El Príncipe Felipe ha registrado una magnífica entrada en una tarde cargada de actos, que no ha podido ser redondeada con la victoria ante el Valencia Basket. 

Justiz posa con la camiseta conmemorativa del partido 500 del Casademont Zaragoza.
Justiz posa con la camiseta conmemorativa del partido 500 del Casademont Zaragoza.
Oliver Duch

Zaragoza es ciudad de baloncesto”. Cuántas veces lo habrán escuchado… Y hay que debérselo, en buena medida, al club que este domingo ha cumplido sus 500 compromisos en la ACB. A un Basket Zaragoza -como la ciudad- que desde su nacimiento en 2002 es el gran referente de la capital aragonesa y, por ende, de la Comunidad.

Así lo acreditan sus números, pero, sobre todo, su atmósfera. La gente. El escenario. Ese pabellón Príncipe Felipe que enamora a quien lo pisa. Hasta 15 entrenadores y 172 jugadores a lo largo del recorrido que hoy se conmemoraba. Todos -o casi todos- ellos orgullosos de haber pertenecido a la gran familia del Casademont. A la ‘marea roja’ que ha vivido un día cargado de emociones que no se ha podido redondear con el triunfo ante el Valencia Basket.

Muchos de los presentes esta tarde eran los mismos que, apenas tres horas antes, habían contribuido con su apoyo a que el equipo femenino recuperase el coliderato de la liga. Más de uno irá mañana a trabajar, o al colegio, con la garganta rota. Porque las chicas sufrieron lo suyo, pero no menos disputado fue el duelo ante los taronjas.

Se perdió, sí, pero fue un partidazo envuelto en un ambiente impresionante. Desde los prolegómenos, cuando leyendas como Pablo Aguilar, Van Rossom, Shermadini, Matías Lescano, Carlos Alocén, Carlos Cabezaz o Henk Norel dejaron mensajes a través de vídeos que se proyectaron durante el calentamiento.

Fue un orgullo haber jugado con la camiseta de mi ciudad. Un abrazo muy fuerte para todos”, decía Carlos Alocén en su grabación. “Siempre llevaré Zaragoza en mi corazón. Pasé unos años maravillosos”, añadía Cabezas, antes de que Norel, segundo hombre con más partidos en las historia de la entidad, los 141 que solo son superados por los 149 de Jonathan Barreiro, agradeciera al público el trato que siempre recibió.

Lo que pagarían algunos de estos jugadores por volverse a calzar las zapatillas para saltar al parqué… Más todavía, en una tarde como la de este domingo. Ante más de 7.400 espectadores. Muchos de ellos niños, llegados desde las categorías inferiores que, tal y como recordó el ‘speaker’ por megafonía, son la mejor prueba de que el futuro está garantizado.

Me hubiese encantado ver aquí más años a Alocén, pero claro, el Madrid es el Madrid”, decía el pequeño Lucas, acompañado de sus padres. “Aquí se vive este deporte como en ningún otro lugar”, coincidían ellos en el tiempo de descanso, justo en el momento en que las luces del recinto se han apagaban para seguir con los actos de una jornada especial.

Un nuevo vídeo ha recorrido los mejores momentos de la historia de la entidad. El estreno en la máxima categoría, allá por 2008; la victoria en el Palau Blaugrana ante el Barça; aquellas eliminatorias de ‘play off’ con José Luis Abós en el banquillo… Cuántos recuerdos comprimidos en solo unos minutos, suficientes para que a alguno se le cayera la lagrimita.

Me quedo con la etapa de Abós. Disfrutamos como nunca. Nos creímos, de verdad, que podíamos plantarle cara a cualquiera. Y lo hicimos”, contaba Vicente Pastor. “Estoy completamente de acuerdo. Porfirio también nos ha dado alegrías, pero lo de Abós fue otra cosa, fueron tiempos impresionante”, reafirmaba Claudio Castillo.

Ambos técnicos -Abós y Fisac- son los que aparecen en la camiseta que el Casademont ha lanzado para la ocasión. Un modelo que ha sido presentado por Javier Justiz y que también lleva estampado ese róster histórico de jugadores que engrandecieron la entidad, que popularizaron aquello de que Zaragoza es ciudad de baloncesto.

Hoy hemos perdido ante uno de los mejores de España, pero se ha vuelto a demostrar que Zaragoza nunca se rinde. Hemos competido hasta el final”, destacaba Enrique Montañés mientras abandonaba el pabellón. Eran las 19.00 y todavía quedaba espacio para una imagen final: los niños de la escuela del Casademont, fotografiados en el centro de la pista. En el lugar que algún día les podríamos ver jugar.

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