Nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanece en la memoria de alguien. Jorge Guillén Montenegro (13 de enero de 1937-16 de octubre de 2023) seguía entre nosotros este viernes, en la misa que en su recuerdo se celebró en la iglesia de San Felipe de Zaragoza. Allí se evocó a un ser dotado de un encanto especial, diferente, un ser poliédrico que abrazó con igual entusiasmo el deporte como jugador olímpico de baloncesto y la medicina. Fue reputado traumatólogo y médico de las selecciones nacionales de fútbol y baloncesto, además del club con el que se sintió absolutamente identificado, el Joventut de Badalona.

Nacido en Jerez, llegó a Zaragoza a los cuatro años de edad. Vivía en Ruiseñores y estudiaba en los Agustinos del Camino de las Torres. En verdad, era zaragozano por los cuatro costados. Creció pronto y creció mucho, alcanzando 1,92 metros que le hicieron decidirse por el baloncesto como deporte. Antes, igual que Fernando Martín había sido campeón de Castilla de natación antes de fichar por el Estudiantes, el Real Madrid y el Portland de la NBA, Jorge Guillén también fue campeón de Aragón de natación de 100 y 200 metros antes de fichar por el Iberia y de competir en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. El Iberia de baloncesto, no el de fútbol. El Iberia de baloncesto sí llegó a Primera División, no el de fútbol. Entrenado por el añorado Ángel Anadón, otro ser con un encanto especial, el Iberia significaría el trampolín deportivo de Jorge Guillén. El seleccionador nacional, Eduardo Kucharski, encontró grandes virtudes en Guillén dentro y fuera de la pista. Además de su envergadura (192 centímetros era mucho medir en 1960...), después de los Juegos Olímpicos de Roma lo fichó para el potente Aismalíbar Moncada. En la selección nacional jugó junto a mitos eternos de este deporte en España, como Emiliano o Nino Buscató. Acabaría su carrera en el club Águilas de Bilbao, entidad en la que también militaría Antonio Díaz Miguel antes de tomar el timón de la selección nacional.

Además de deportista de élite, Guillén desarrolló una brillante carrera como médico. Ligado a la Federación Española de Fútbol (RFEF) desde 1977, presenció hitos del fútbol patrio como el gol de Señor en el 12-1 a Malta o el subcampeonato de Europa de 1984 en Francia, tras el gol de Maceda que eliminó a Alemania… tras preciso centro de Juan Señor. Curiosamente, también fue médico de la selección española de baloncesto. Ya asistió al Europeo Junior de Roseto en 1978, anuncio de ese equipazo que haría cumbre en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, con el subcampeonato levantado en las mismas narices de Michael Jordan: Fernando Romay, Epi, López Iturriaga, José Luis Llorente, Indio Díaz… Y, por supuesto, Fernando Arcega y Alberto Alocén. Y José Luis Rubio, de delegado. Y Jorge Guillén, de médico... Entregado al deporte y a la medicina, también fue médico del Comité Olímpico Español (COE) y miembro del Comité de Doping de la UEFA.

En el Joventut de Badalona, fue doctor durante 45 años. Mientras, también ejercía la medicina en el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona. Se unió por completo la filosofía de la Penya, la gran cantera del baloncesto español. Allí festejó la milagrosa canasta de Galvin en la final de la Korac del 81. Qué decir del triple ganador de Corny Thompson que cantamos todos, esa canasta de tres que haría a la Penya campeona de Europa en 1994 en La Mano de Elías de Tel Aviv… Sí, el primer club catalán en conquistar el máximo título continental fue nuestra querida Penya. El Real Madrid lo había ganado por primera vez 30 años antes, en 1964. El Barça tuvo que esperar hasta el siglo XXI...

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