El Real Madrid es un bloque imponente, rutilante, con numerosos argumentos en los dos lados de la pista. Lidera con autoridad la Liga Endesa, con una sola derrota en los 32 compromisos disputados, y gobierna los apartados estadísticos de valoración (104,3), rebotes capturados (36,6), tapones efectuados (3,6) y triples convertidos (11,19) por encuentro. Registros muy positivos, sobrecogedores, que se unen a un ataque devastador: factura 87,7 puntos por partido, lo que representa una importante amenaza en cualquier escenario y frente a cualquier rival. Más aún para el Casademont Zaragoza, un equipo especialmente vulnerable atrás, con 88,1 tantos encajados por duelo.

Sin embargo, al cuadro aragonés se le presenta este domingo, en el pabellón Príncipe Felipe (18.30, Movistar+), una buena oportunidad para derribar todos los pronósticos. El partido, de hecho, se ha incrustado en el calendario en un momento inoportuno para el Real Madrid, que se jugará el próximo martes ante el Anadolu Efes, en Estambul, su clasificación para la Final Four de la Euroliga. Además, el conjunto de Pablo Laso viene de viene de realizar un desgaste formidable durante la semana, con una doble jornada europea, de una exigencia máxima, en la tuvo que remar contracorriente para igualar su eliminatoria de cuartos contra los turcos; y acude ahora a Zaragoza con las ausencias de Walter Tavares y de Anthony Randolph, al margen de tener algunos jugadores mermados por diferentes molestias físicas –sobre todo Trey Thompkins–.

Mientras, el Casademont se halla en clara línea ascendente. A su facilidad anotadora ha añadido ahora, por fin, valores muy estimables como orden, compromiso, perseverancia y solidaridad. La mejoría de los zaragozanos se ha traducido en cuaro victorias consecutivas, tras haber doblegado al Gipuzkoa (99-71), al San Pablo Burgos (95-98), al Unicaja de Málaga (78-101) y al Andorra (99-89). Y aunque le sobreviene ahora, a partir del miércoles, el reto más apasionante de la temporada –afronta en la localidad rusa de Nizhny Novgorod, ante el anfitrión, la Final a Ocho de la Champions League–, el Casademont dispone de argumentos suficientes para sorprender hoy a los blancos.

El reto es gigantesco, aunque ni mucho menos inabordable a tenor de los condicionantes que rodean a ambos conjuntos. Eso sí, los precedentes entre el Casademont y el Real Madrid son muy significativos: los blancos se han impuesto a los zaragozanos en 30 de sus 32 enfrentamientos (27 victorias en la Liga Endesa, 2 en la Copa del Rey y una en la Supercopa de España), casi siempre de manera amplia y concluyente. El primer triunfo aragonés se remonta al 16 de abril de 2011, en la trigésima jornada de la competición regular, cuando el Casademont superó a su oponente en el pabellón Príncipe Felipe (86-84), en un duelo marcado por la productividad de Andrés Miso y Paolo Quinteros, ambos con 15 puntos en su haber.

También ganó el cuadro zaragozano en diciembre de 2019, en la undécima jornada del campeonato, sostenido por una defensa perseverante y tenaz, e impulsado por la productividad ofensiva de Nemanja Radovic (14 puntos), Ennis (13), Tryggvi Hlinason (12) y DJ Seeley (12). En el resto de los compromisos, el Casademont siempre ha doblado la rodilla frente a uno de los equipos más rutilantes del panorama continental.

El choque supondrá el regreso de Carlos Alocén al pabellón Príncipe Felipe. El base del Real Madrid, de 20 años, se medirá con el Casademont Zaragoza, club en el que se formó desde categoría infantil. En el choque de la primera vuelta, el jugador aragonés contribuyó a triunfo de los madridistas (102-83) con 8 puntos y 5 asistencias en 19 minutos, evidenciando su talento, su madurez, su personalidad y su brillante interpretación del juego. Será, sin duda, uno de los principales atractivos del duelo.

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