baloncesto

Ricky regresa con la pólvora mojada pero la magia intacta

El base catalán recibió ayer el cariño de Zaragoza en su vuelta a las pistas 305 días después de que su mente se fuera a «un lugar oscuro».

Partido España-Letonia, encuentro de clasificación para el Eurobasket 2025, en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza
Partido España-Letonia, encuentro de clasificación para el Eurobasket 2025, en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza
José Miguel Marco

Pocas ovaciones han puesto la piel tan de gallina como la que se llevó anoche Ricky Rubio de todo un pabellón Príncipe Felipe, más diez mil almas, puesto en pie. El base catalán tuvo que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas ante una auténtica eclosión de cariño brindada por la afición.

A pesar de que durante unos meses su mente se fue «a un lugar oscuro» –así lo definió él mismo–, Ricky Rubio dijo esta semana que en ningún momento se había sentido solo y que el mundo del baloncesto había sido «un gran apoyo en los momentos más duros». El del Masnou podría repetir hasta el infinito estas palabras, después de la vibrante acogida que ayer le brindó Zaragoza. Ya en su presentación, los aplausos retumbaron con fuerza y, una vez pisó el parqué, todas y cada una de sus acciones fueron celebradas.

Si Ricky ya fue una sorpresa en la convocatoria de Scariolo, no lo fue menos su salida de inicio compartiendo el manejo de balón con López Arostegui. No tuvo fortuna el base en el primer tiro que levantó, pero la afición lo respaldó con sus aplausos. Sus siguientes acciones fueron un par de buenos pases que sus compañeros no lograron transformar en asistencias, pero el jugador sí dio muestras de que no ha olvidado cómo sacar el balón rápido y dar velocidad al juego.

Cuando habían transcurrido cinco minutos y medio, con un marcador de 8-12, Alberto Díaz le dio el relevo en la dirección española y Rubio se fue al banquillo con un 0/3 en tiro (acabó con un pobre 2/11), pero con otra ovación de la grada.

305 días, casi diez meses, llevaba Ricky sin jugar un partido oficial. El último fue con los Cleveland Cavaliers el 23 de abril de 2023, cuando apenas jugó seis minutos. Sabido es que en agosto de ese mismo año abandonó la preparación del Mundial para tomarse un descanso, estar con su familia y cuidar de su salud mental.

A Rubio, de 33 años, se le había visto hacer el calentamiento serio y concentrado, pero en cuanto saltó a la cancha esbozó una media sonrisa que enamoró al respetable. Las cosas no le salieron a la primera, pero poco a poco se fue entonando. Mediado el segundo cuarto volvió al parqué –sustituyendo a Alocén– y fue entonces cuando demostró, con un par de pases picados entre la defensa, que es cuestión de minutos desempolvar una magia que mantiene intacta. 

Al borde del descanso cometió su segunda falta por exceso de celo, pero fue también entonces cuando brindó un balón suelto al zaragozano Jaime Pradilla para un contundente mate. Poco después le hicieron falta de lanzamiento y convirtió sus dos tiros libres. «Vamos, Ricky te queremos», se oyó en la grada mientras el jugador flexionaba antes de lanzar. Lo mejor lo guardaba Ricky para el final, cuando Scariolo confió en él en los momentos decisivos y respondió con un importante triple, aunque flojeó después en la línea del tiro libre.

«Ricky no es un jugador cualquiera. Creo que fue el más joven en ganar la Euroliga», decía un bien informado Javier Granados, que tenía todas las camisetas de todos los equipos (hasta cuatro)con los que Rubio jugó en sus doce años de la NBA. Para la ocasión, el joven había elegido la de «su primera etapa en los Wolves».

Al lado de Granados, un chaval que no levantaba metro y medio del suelo llevaba una careta manufacturada del propio Rubio, que ayer se mostró negado en el tiro, agresivo en defensa y generoso en el pase. Dijo Scariolo en la previa que «aún le quedan semanas para estar a tope», pero anoche demostró que no se esconde y que –con algo de paciencia– puede volver a ser el líder que todos esperan de él. Aunque parece lejos del nivel que le llevó a meter 38 puntos a Estados Unidos en Tokio o a hacerse con el MVP del Mundial de China, en apenas 20 minutos evidenció que aún está para dar muchas alegrías.

De inicio. Ricky fue ayer el base titular en la selección y volvió a la cancha en los minutos finales cuando el partido estaba en un puño. Anotó 11 puntos, dio 5 asistencias y combinó de forma fructífera con el zaragozano Jaime Pradilla en el ‘pick and roll’.

¿Próximo reto? Rubio jugará el próximo domingo ante Bélgica en Charleroi. Aún está por ver cuándo se incorpora al Barça, donde ya está inscrito tanto en ACB como en Euroliga.

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