Un lustro de evolución en el fútbol femenino hasta soñar con un Mundial

Un convenio, derechos laborales, mejoras físicas y táctica o el aumento de la visibilidad son algunas de las claves de un impulso necesario

as jugadoras de la selección española de fútbol femenino, Alexia Putellas (i) y Teresa Abelleira, durante el entrenamiento en Sídney,
Las jugadoras de la selección española de fútbol femenino, Alexia Putellas (i) y Teresa Abelleira, durante el entrenamiento en Sídney,
EFE/RFEF/Pablo García

«Cuando empecé en esto hace seis años, una jugadora, internacional con la selección, me pidió unas botas y las marcas se negaron. Se las compré y le dije que me las habían dado porque me dio vergüenza que no hubiera patrocinio. Hoy tiene un contrato importantísimo y material de sobra. Para las marcas, apoyar a una futbolista ha pasado de ser un acto de responsabilidad social a un negocio, el crecimiento es global y no va a parar», indica Carlota Planas, primera mujer que dirige una agencia de representación de jugadoras.

El fútbol femenino se encuentra en un momento crucial y en los últimos años se ha logrado un incremento notable en salarios, premios, patrocinios, inversión de diferentes organismos privados y públicos y asistencia a estadios. En este Mundial, la FIFA pagará directamente a las futbolistas una parte de sus ingresos por participar: 168 millones para las federaciones, cifra multiplicada de forma exponencial en comparación a los 45 de 2019 o los 23 de 2015. Las cifras siguen estando alejadas de lo que perciben los hombres, que en Catar se repartieron más de 400 millones de dólares, pero es un paso adelante importante.

Derechos y visibilidad

La creación de una liga profesional femenina -hace solo cuatro año no había convenio colectivo que mejorara los derechos laborales de las futbolistas- y el aumento de la visibilidad mediática -lo que no se ve, no existe- han contribuido al crecimiento. «Hace unos años muchas no llegaban a ganar 300 euros. No contaban con las infraestructuras necesarias. Aún queda mucho trabajo en los clubes como son las condiciones de descanso, viajes o superficie en las que se juega para reducir las lesiones, pero se va avanzando», reconoce Planas, que coincide con Belén Zurita, docente de la escuela de negocios Unisport Management School, y periodista deportiva en Movistar, en que es clave aumentar la cobertura mediática para promover su notoriedad y construir una base sólida. 

«Cuando ha sido mostrado para que la audiencia lo consuma, lo hace. El nacimiento de los ídolos genera más interés para el público. Es vital tener un gran exponente para aumentar el interés y el propio espectáculo», explica. Para prueba de lo que hablan están las audiencias en los partidos de España en la cita mundialista: el partido de semifinales ante Suecia tuvo más audiencia que el último 'El Grand Prix' o la final de Supervivientes.

«Las niñas que juegan saben que la cosa va en serio, cuando yo empecé no veía futuro, pero lo hay aunque aún queda mucho camino. Soy una privilegiada», explicó la internacional Aitana Bonmatí en una entrevista en la que ahondó en la falta de referentes femeninos cuando ella empezó a darle patadas al balón. La estrella de España en el torneo, coincide en este asunto con Jennifer Hermoso, máxima goleadora histórica de la Roja: «En nuestra generación no hemos podido tener referentes chicas. Ahora por suerte las niñas que vienen por detrás tienen a deportistas que son un espejo donde poder mirarse».

Mejoras físicas y tácticas

La selección femenina maneja un presupuesto propio superior a los 27 millones de euros, pero antes de la llegada de Luis Rubiales en 2018 la inversión no llegaba a los tres millones. «Cuando llega el actual equipo de gestión se crea un departamento de fútbol femenino y pasa de estar diluido entre las distintas categorías inferiores y futbol juvenil, a tener un equipo trabajando para ellas. Nos permite dar una atención directa y profesional a los clubes y trabajar de la mano de las federaciones territoriales en el fomento y desarrollo. El cambio es abismal», explica Ana Álvarez, directora de Fútbol Femenino de la FEF.

La desventaja histórica con otros países se ha ido igualando en el aspecto físico, táctico, promocional y en número de licencias. «Hace unos años no había ni siquiera suficientes chicas para completar equipos en el fútbol base. España el país ha pasado de las 40.000 licencias allá por 2014 a las casi 100.000 actuales», apunta Benito Pérez González, profesor del Máster en Dirección y Gestión Deportiva de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), que ahonda en la importante creación por parte de los clubes de una sección femenina que ha insuflado miles de euros a sus equipos e impulsado el interés de las féminas, el fuerte impacto de los patrocinadores y la mejora de la constitución física de los equipos. «El ritmo de juego ha equiparado a los equipos, cualquiera te pone en problemas mientras que antes EE. UU. ganaba por su físico y nivel profesional, como las nórdicas, siempre por encima de España», añade.

Las futbolistas, según datos del investigador y profesor de la Universidad Europea Iyán-Baragaño, corren más, recorren mayores distancias los partidos, han mejorado el posicionamiento en función de la posición del balón, así como el golpeo del mismo, ya sea en precisión en los pases o disparos hacia la portería rival, respecto al último Mundial hace cuatro años en Francia 2019.

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