Marta Frías dará este sábado su pitido final. La árbitra aragonesa se despide de los terrenos de juego 21 años después. Lo hará en el partido que enfrentará al Athletic de Bilbao femenino y al UDG Tenerife. Será el último de esta pionera colegiada, cacereña de nacimiento pero con ‘ciudadanía’ aragonesa, ya que lleva 20 años en nuestra Comunidad. Este jueves ha anunciado su adiós con una emotiva carta en se despide y da las gracias.

“Gracias al arbitraje por permitirme sentir tantas emociones, por darme tantos momentos de felicidad, por haberme enamorado de esta manera tan diferente. Él me lo ha dado todo y espero poder devolverle un poquito de ese cariño”, señala en la misiva. Frías también da las gracias a la Federación Española de Fútbol, a la Aragonesa, al Comité Técnico de Árbitros y a este colectivo en Aragón, así como a su familia por “su apoyo incondicional durante todos estos años” y a “todas las personas que han sido necesarias para que, de una manera u otra, siguiera creciendo”. “No hace falta nombrarlas, ellas saben que detrás de cada sonrisa está la mía”, señala.

Frías deja el arbitraje a los 42 años, tras media vida ligada al silbato. Empezó en 2001, y apenas un lustro después alcanzó la categoría nacional. Ascendió a árbitra internacional en 2012 y formó parte del nacimiento de la Primera División femenina en España. Entre otros partidos, ha dirigido finales de la Copa de la Reina y de la Supercopa de España. Sin ir más lejos, pitó la última edición que ganó el Barcelona hace dos semanas, en el que ha sido su último gran partido.

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“Soy una persona que piensa que es tan importante aguantar como saber cuándo toca irse; tal vez la vida no solo son trenes a los que subir, sino también estaciones en las que bajar”, dice Frías en su emotiva carta. La aragonesa señala que “quien no se resiste a decir adiós cuando corresponde, gana” y que al decir adiós ella gana “amigos, viajes, experiencias, lágrimas, sonrisas, personas que en algún momento, sin más, te cambian la vida…”.

Frías, que fue pionera en el arbitraje femenino, se va “feliz y orgullosa de ver la evolución que ha tenido” este colectivo en España desde que ella comenzó. “¿Quién me lo hubiera dicho?”, reflexiona en la hora de su adiós a los terrenos de juego. Aún así, y como hay camino por recorrer, en su despedida esta árbitra quiere “animar a las nuevas generaciones a que prueben a coger un silbato, a que se apunten a ser árbitra, a que dejen que se convierta en una de sus pasiones”. “Ha sido un privilegio y un honor haber sido árbitra”, concluye la colegiada aragonesa.