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El Real Zaragoza, con todo y a por todas frente al Eibar

El equipo aragonés, con todos sus delanteros disponibles, asume hoy el reto de derrotar a uno de los más potentes rivales de la Segunda División

Los jugadores del Real Zaragoza, ayer en el estadio de La Romareda.
Los jugadores del Real Zaragoza, ayer en el estadio de La Romareda.
Oliver Duch

Nada adquiere el rango de definitivo cuando apenas se han disputado siete jornadas, pero la derrota sufrida en Anduva ante el Mirandés dejó al Real Zaragoza un tanto tocado. Además del fondo, del resultado (2-0), que siempre amarga cuando se pierde, fue la forma. No se trata de una suposición esta segunda apreciación, sino de una evidencia reconocida ayer por el mismo entrenador. Ese anhelado cambio de cara verbalizado ayer por Juan Carlos Carcedo obedece, además de a la necesaria captura de los puntos ante el Eibar, a una sensible mejoría en el juego.

El caso es que estaba buscándose el Zaragoza en este inicial tramo liguero y se perdió por completo. Porque para caer así en Miranda, por mucho que se esmere el Mirandés, hay que perderse primero, y perder después. Ahora necesita encontrarse con régimen de urgencia. Restan 35 jornadas, esto es, un rato largo de Liga; pero el ritmo competitivo no se detiene. Con solo dos puntos de colchón sobre la cota del descenso, que en estos momentos marca el referido Mirandés, ante el Eibar resulta imperativa la victoria, el mejor bálsamo en esta y en todas las categorías.

El cambio de cara apuntado por Carcedo no solo nos remite a una modificación estética. No, no es sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate... Es más profunda esta cuestión, que ahora se llama intensidad, lugar común que antaño incluso se sintetizaba con algún exabrupto o con un número par. Sí, echarle un par… O jugar con más energía, aunque el recibo de la luz esté por las nubes. De eso se trataba y se trata. A eso se refería Carcedo. Igual frente al Mirandés que frente al Eibar.

Hay que ponerlo todo en el campo. Todo lo disponible, que en la delantera es todo. Atrás, Francés ha mejorado, pero sigue sin estar. Y en el medio, también se cayó Eugeni, aunque tampoco venía jugando como titular. Arriba, por fin tenemos todo. O sea, además del hallazgo de Giuliano y del fichaje de Gueye, el verdadero fichaje del Real Zaragoza, que, por supuesto, se llama Iván y se apellida Azón Monzón. Techos salariales y demás historias al margen, ¿qué equipos de Segunda División cuentan con un arsenal ofensivo semejante?

Otra cuestión es a cuántos de estos delanteros está dispuesto a reunir Carcedo en una misma alineación. ¿O su esquema primará sobre la riqueza real de la plantilla del Real Zaragoza? En el caso de no hallar un sistema de juego con dos delanteros (Giuliano y Azón, por supuesto), la analogía con el esquema de Ranko Popovic en el que Borja Bastón y Willian José eran incompatibles puede repetirse. Y, ¿dónde estaríamos si a Ranko le hubiera dado por juntar a sus dos mejores delanteros...? La cuestión, tácticamente también, es de un par... de delanteros.

Además de si jugamos con uno o con un par arriba, también hay que hablar del Eibar y de su exaltación de la humildad. Subieron a Primera División, supieron mantenerse y hacer granero. El año pasado se les escapó el ascenso de forma increíble, con un gol en el añadido de un Alcorcón descendido a Primera RFEF. El granero ha menguado, pero sigue contando con más dinero que el Zaragoza: un par de kilillos (13 y 11 millones), que ya estamos mejor desde que arreglamos el pufo con Hacienda. Un notable gestor de recursos humanos como Gaizka Garitano pone mesura en un equipo con muchos gallos. Serios atrás, con fútbol en el medio (Sergio Álvarez y Matheus), con mucha pólvora arriba (Stoichkov, Aketxe, Bautista...). Rival complicado para un Zaragoza que tiene a todos delanteros y que está obligado a ir a por todas.

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