Deporte y salud

¿Por la mañana o por la tarde? La hora del entrenamiento puede afectar al ritmo circadiano

Algunos estudios apuntan que el ejercicio podría contrarrestar los efectos del jetlag o los cambios de turno en el trabajo.

Opinión
'El reloj'
Pixabay

El cuerpo trabaja con un ritmo propio que se puede ver afectado por numerosos factores de la vida cotidiana y romperse, provocando malestar, cansancio excesivo, falta de apetito, insomnio... El llamado ritmo circadiano del cuerpo, también conocido como reloj biológico, es mucho más real de lo que parece y el ejercicio puede actuar como elemento regulador del mismo. 

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos define el ritmo circadiano como "el ciclo natural de cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo en un periodo de 24 horas". La luz (o la oscuridad) afecta directamente a la regulación de estos ritmos, que están controlados por una pequeña área del encéfalo. 

Cuando el ritmo circadiano de nuestro cuerpo se desregula, algunas actividades de la vida como el sueño o el apetito, y algunas funciones del cuerpo como la temperatura o las hormonas pueden verse negativamente afectadas. El mismo organismo avisa que un ritmo circadiano desajustado o anormal puede estar relacionado con patologías como "la obesidad, la diabetes, la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno afectivo estacional y los trastornos del sueño, como el insomnio".

Un estudio publicado en The Journal of Physiology bajo el título "Curvas de respuesta de la fase circadiana humana para el ejercicio", elaborado por investigadores de la Universidad de California, San Diego y la Universidad Estatal de Arizona, apunta que la práctica de ejercicio puede ayudar a compensar todos los factores que alteran el ritmo circadiano del cuerpo. 

El estudio analizó a 101 sujetos y el comportamiento de sus niveles de melatonina, la hormona que regula el sueño, tras haber realizado ejercicio físico moderado pautado durante una hora al día tres días seguidos. Los participantes realizaron el ejercicio a diferentes horas del día y de la noche, siempre en el mismo momento del día. 

O por la mañana, o por la tarde

La diferencia horaria del entrenamiento tiene una razón: hacer ejercicio por la mañana o a última hora de la tarde tiene más efectos sobre el cambio del ritmo circadiano que a mitad de día. Según el estudio, hacer ejercicio a las 7 de la mañana delante adelantó el reloj biológico de los participantes una hora y hacerlo entre las 7 y las 10 de la tarde o noche lo retrasó en la misma cantidad de tiempo, mientras que practicar deporte entre las horas central del día no afectó en ningún modo al ritmo.

Los investigadores sugieren que el ejercicio podría contrarrestar los efectos del desfase horario, el trabajo por turnos y otras interrupciones en el reloj interno del cuerpo, lo que ayudaría al cuerpo a adaptarse a horarios cambiantes. Eso sí, habría que escoger muy bien el periodo de entrenamiento, escogiendo las primeras y las últimas horas del día. Curiosamente son, también, las más aconsejadas para practicar deporte durante los periodos de más calor. 

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