deportes
Carlos Losilla: "Soy tirador de barra aragonesa, y a mucha honra"
Es el nuevo presidente de la gestora de la Federación de Deportes Tradicionales.
Apenas cuenta con 80 licencias la Federación Aragonesa de Deportes Tradicionales. Se resiste a morir, sostenida por una junta gestora encabezada por Carlos Losilla.
¿A qué se debe su asunción de responsabilidades?
No podíamos dejar desaparecer algo que llevamos tan adentro. Así, junto a Carlos Serrano, de Calatorao, Óscar Villaescusa, de Zaragoza, y Felipe Gonzalo, de Daroca, decidimos afrontar la situación.
Conviene hacer caso a los designios del corazón...
Por supuesto. Este deporte representa nuestra tierra, nuestras tradiciones. ¿Cómo le explicaría...? Yo nací en Zaragoza, pero a los tres días de nacer ya estaba en Aguarón. Era el hijo de los panaderos, y yo era panadero también. Teníamos el horno de leña del pueblo.
¿Ya no hay horno de leña en Aguarón?
No. Lo cerramos en el año 2000. Yo aprobé la oposición a Policía Local en Zaragoza. Ahora traen el pan al pueblo desde Villanueva de Huerva y desde Villadoz. Recuerdo cuando había que retirar la ceniza para meter el pan por la misma boca del horno. Pan hecho con leña de sarmientos. Ocho mil fajos de sarmientos de viña para hacer el pan los 365 días del año.
¡Qué bueno, el pan hecho con horno de leña!
Y tanto. Recuerdo también cómo tiraban la barra aragonesa Miguel Ángel Gómez y Gregorio Hernández en la explanada de la cooperativa del pueblo. Con solo 12 años, iba con mi hermano gemelo, Fernando, y recogíamos la barra y la llevábamos al punto de lanzamiento. Con 15 años me apunté con dos primos a un curso que impartió el gran Félix Serrano, de Calatorao, localidad por excelencia del deporte tradicional.
Y comenzó a tirar…
Sí. Me federé en el club de María de Huerva, hasta que montamos el Club Barra Aragonesa de Aguarón. En un pueblecito con solo 650 habitantes, llegamos a tener 32 niños federados, siendo campeones de Aragón en categoría escolar. Ahora tenemos 14 lanzadores. ¡Qué importante es el club para el pueblo!
Claro, les ubica en el mapa.
Igual que la Casa del Gaitero o cuando habla de nosotros José Luis Melero, hijo adoptivo del municipio. Mi mayor orgullo es haber transmitido esta pasión por la barra aragonesa.
Histórica pasión…
Dicen que ya lanzaban algo así los romanos junto al Ebro.
¿Se imagina a César Augusto de la misma guisa que usted en la foto que hemos hecho antes en el paseo de la Independencia?
¡Ja, ja, ja! Antiquísima, la práctica. Fernando Maestro dice que cada vez que lanza lleva tras de sí 200 años. La barra pesa 7,257 kilogramos. El lanzamiento es antinatura.
¿Antinatura?
Sí. Porque no se toma impulso como en el atletismo (peso, martillo, disco y jabalina). No se puede correr ni despegar los pies de la tabla. Es un giro de cadera. El récord lo tiene en 19 metros y 40 centímetros Antonio Morón.
Ya está bien la marca, ya…
Desde luego. Data de 2004. Desde entonces, no se bate. Creo que tenemos récord para rato.
¿Y la bola aragonesa?
Además de la barra, es el otro deporte tradicional aragonés reglamentado. Se lanza una bola de dos libras (casi dos kilogramos) en carrera al estilo de sobaquillo. Se compite en caminos. Ahora mismo solo hay clubes en Épila, Calatorao y La Almunia. Clubes de barra, afortunadamente hay más.
Mucho tajo le queda.
Ya lo sé. Pero estamos hablando de costumbres. Las barras eran los ejes de los carros, de las prensas, de los arados con que, después de duras jornadas de trabajo, se divertían un rato los labradores.
¡Qué bonito! No se rinda, por favor, amigo Losilla.
Sabe que no. No podemos olvidar nuestros orígenes. El hijo de Iñaki Perurena lo explica muy bien. Dice que él es pastor, carnicero, incluso masajista; pero ante todo, levantador de piedras, como su padre. Pues yo, y a mucha honra, soy tirador de barra aragonesa.
