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Sabin Merino: una multiherramienta para la delantera

El nuevo atacante del Zaragoza destaca por su versatilidad ofensiva y capacidad de finalización.

Presentación de Sabin Merino en La Romareda
Presentación de Sabin Merino en La Romareda
Francisco Jiménez

La aparición de Sabin Merino en la plantilla del Real Zaragoza supone el último intento de Miguel Torrecilla por enreciar la capacidad de gol de un equipo pobre en ese aspecto, pero también en la generación de situaciones de peligro. El nuevo atacante procedente del Leganés nunca ha presentado cifras de goleador serial desde que dejó el Bilbao Athletic, pero sí se ha labrado una trayectoria con una estadística decorosa en esa función. Más que un goleador, con Sabin Merino, incorpora un buen finalizador, un llegador, inteligente en la lectura ofensiva e intuitivo para el remate. También un buen trabajador, intenso y ordenado, en la presión defensiva. 

Nacido en Urduliz, en el extrarradio de Bilbao, tiene 30 años y un físico poderoso. Es alto -1,87 metros-, potente y fibroso. Estas condiciones atléticas y su entendimiento del juego le han habilitado en su carrera a jugar en todas las posiciones de un ataque. En los carriles exteriores, como extremo derecho o izquierdo -es diestro-, como delantero centro y como segundo punta en función del sistema de juego y la organización ofensiva de sus equipos. Ha tenido cierta continuidad con técnicos de variados estilos: desde Ernesto Valverde o Josep Lluís Martí a Cuco Ziganda, Asier Garitano o Fernando Vázquez. Todos ellos distribuidos en tres únicos clubes en su vida profesional: el Athletic, el Leganés y el Deportivo. Exceptuando su temporal paso por La Coruña, ha gozado siempre de regularidad en los equipos.

Se ganó un puesto en el Bilbao Athletic del último ascenso a Segunda División , equipo en el que solía ocupar cualquieras de las tres posiciones de ataque. Hizo la pretemporada con el primer equipo, y Valverde, ante la carestía de delanteros centro, le dio cuerda en esa posición como recambio de Aduriz. La irrupción de Iñaki Williams le fue quitando minutos y salió al Leganés. Allí alcanzaría su pico goleador la pasada campaña, con 9 tantos.

Aunque ha jugado mucho de delantero centro o ha compartido eje central del ataque con otro punta, también se ha desenvuelto en las bandas. Un híbrido singular, pues no tiene el desequilibrio con balón de un extremo ni la contundencia, consistencia y olfato de un ‘9’. De hecho, si algo caracteriza su fútbol es su capacidad de llegada desde el segundo palo. Es un atacante de llegar más que de estar. 

Tampoco es un delantero veloz, sino más bien potente. Tiene algunos movimientos de 9, como el desmarque corto, buen juego aéreo y la intuición en el área, pero tampoco es un especialista al espacio largo. La impresión general es que Jim y Torrecilla, además de experiencia y adaptación inmediata, han querido sumar con Sabin Merino un finalizador, determinación en el remate entre sus piezas de ataque, ya sean centrales o exteriores. Un perfil que simplifique así las cosas en el juego ofensivo del equipo.

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