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Fallece el histórico piloto aragonés Luis Aperte

El zaragozano participó en la primera carrera oficial en el Gran Premio de Alcañiz, disputado en el circuito urbano de Guadalope en 1965. 

Foto de Alcañiz
Luis Aperte. segundo clasificado en la primera carrera del circuito de Guadalope en 1965 en Alcañiz
Laura Uranga

El histórico piloto zaragozano Luis Aperte falleció este martes a los 87 años. Aperte pilotó motocicletas y coches desde muy joven y, entre otras distinciones, fue nombrado Caballero de la Orden de la Virgen del Pilar. El 11 de septiembre de 1965, de hecho, participó en la primera carrera oficial en el Gran Premio de Alcañiz, disputado en el circuito urbano de Guadalope. Un hito en la historia del motor aragonés que sentó las bases de una afición que perdura en nuestros días. "Nuestra carrera era solamente de pilotos aragoneses, el trofeo de Nuestra Señora del Pueyo, que organizaba Motoclub de Aragón y la Peña Motorista Circuito Guadalope. Salimos 18 coches, recuerdo que fue a las cuatro y media de la tarde, al estilo Le Mans: los coches a la derecha, los pilotos a la izquierda y a correr para salir antes que nadie. El orden iba según los tiempos del entrenamiento", recordaba en una entrevista con HERALDO de Aragón el año pasado.

Luis, contaba, tuvo un percance que le impidió rematar la faena. “Tras la salida iba séptimo, y poco a poco fui ganando posiciones hasta ponerme segundo. No forcé para pasar al primero porque prefería estudiarlo, pero me quedé sin frenos; acabé como pude, apurando con el de mano. Llevaba un Alpine 1300 fantástico, pero no pude ganar al Nardi 1000 GT, un coche con base de 600 preparado hasta casi los 1000 cc, se hacían en Zaragoza con un barcelonés, Juncosa, y lo pilotó en Alcañiz Pelayo Martínez, ya fallecido. También estaban Valero Echegoyen, Juan Manuel Hidalgo, Manuel Torra… unos cuantos”, explicaba. "En la recta de llegada a la meta, había un convento de monjas, que aplaudían entusiastas", completaba Aperte.

Luis recordaba que la carrera, la primera en Alcañiz, fue un éxito de público. “Me inscribí como ‘El Santo’ para no asustar a nadie en casa; tras un accidente de moto que tuve en La Muela y las peripecias en tres vueltas a Aragón, tenía que ir con cuidado. Fue curioso ver cómo al pasar por la terraza del convento de las Anas –ríe– las monjitas me aplaudían mucho, por mi apodo. Nunca olvidaré aquella primera carrera, ni al querido Joaquín Repollés, alma de todo aquello. Sembramos entre todos la semilla de la afición, y mira dónde se ha llegado ahora con un fruto tan magnífico como Motorland”.

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