Durante varias temporadas, Esther Cañete ha sido la única ciclista aragonesa que se ha dejado ver en el pelotón masculino. "Es algo a lo que me acostumbré. Pero ahora ha cambiado la situación y ya podemos presumir de más compañeras de la tierra que también demuestran su clase, como Ariadna Nevado y Ana Monfort. Y debemos felicitarnos porque se haya creado una estructura en la Escuela Ciclista Zaragoza. Estoy muy orgullosa de que este proyecto haya visto la luz", reconoce la corredora, de 19 años, enrolada en el equipo vasco Sopela Women’s Team de la categoría UCI.

La "pasión" de Esther por el ciclismo fue "natural". "Empecé en Zaragoza, donde nací. Salía todos los domingos con mis padres y mi hermano. Con 10 años, nos fuimos a vivir a Andorra y allí es donde Ibón y yo nos enganchamos y decidimos afianzar nuestra ilusión ciclista. Primero, desde la formación en escuelas; y, luego, subiendo de categoría. Defendiendo los colores del Club Ciclista Andorra, para pasar al Club Ciclista Caspolino y al Asesores de Navarra Bajo Aragón Histórico", relata.

Pedalada a pedalada, Cañete ha crecido en el Bajo Aragón, donde se forjan las promesas del ciclismo español en una prueba que se ha convertido en emblema de la categoría cadete y lleva el nombre de la comarca turolense. "La competición ha sido un referente también para las mujeres, ya que se nos ha dado la oportunidad de correr. Ahora podemos decir que tenemos un calendario con un buen número de carreras", señala Cañete, que actualmente vive en Huesca, donde estudia Magisterio Infantil.

La andorrana valora "muy positivamente" la curva ascendente que dibuja el ciclismo femenino, aunque "está lejos" de llegar al nivel profesional del masculino. "He visto una evolución en cuanto a la calidad de la ciclista, fruto de que cada vez hay más equipos. ¿Vivir de este deporte? Es difícil. En nuestro caso los premios económicos nos los repartimos entre todas, pero sueldo de profesional no tengo. Aunque llegará. Poco a poco", concluye.