Con solo ocho meses, las gemelas Ana y Paula Cutillas empezaron a salir en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar con su madre, Elena Guallar, y han seguido haciéndolo todos los años, salvo el parón por la pandemia de coronavirus. Ahora tienen 15 años y continúan con las mismas ganas de cumplir con esta tradición, que ya comenzó su madre de niña. Este jueves lo hacen sobre las 10 con el grupo de su colegio, Escolapias Calasanz de Zaragoza. 

"Todos los años les pregunto si quieren ir a la Ofrenda, y dicen que sí", explica Elena, que espera con devoción este día central de las Fiestas del Pilar, pero es consciente de que los jóvenes pasan por distintas etapas. Ella misma hizo un parón a los 19 años en la época en la que vivir las fiestas también suponía salir por la noche. Después de un intento de llegar a todo, un año de Ofrenda con pocas horas de sueño y mucho calor, dejó de salir, pero poco después pudo más la devoción y regresó a su cita.

El primer año que acudió con sus hijas, el año de la Expo, fue pasado por agua. "Llovió mucho, pero nos dio tiempo a entregar las flores, llegar a la calle Mayor y meternos en un bar", recuerda sobre su búsqueda de un abrigo contra la lluvia. Ha habido otras ofrendas con mucho frío o mucho calor, como la que se espera este año. Cree que lo peor es la lluvia porque aunque haga frío "la gente se abriga y va". Siempre reza "para que no llueva y la Virgen tenga su día".

Álbum de fotos de la Ofrenda de Flores de Elena y sus hijas Ana y Paula

Reconoce que su experiencia de oferente y madre ha sido muy estresante para conseguir salir de casa las tres vestidas con el traje regional, hacer tres moños, y, sobre todo, los primeros años con carrito de bebé.

"Primero las vestía a ellas y luego a mí. Siempre vamos corriendo, con la sensación de que no vamos a llegar a tiempo", confiesa, aunque prefiere que les toque entre los primeros grupos del día para saber "que tus flores van a estar en el manto de la Virgen". A Ana y Paula les gustan más los años en los que a su grupo le toca hora en el sorteo "también por la mañana, pero no muy pronto". Elena confiesa que las veces que el colegio salía muy temprano optaba por pasar por libre, en las zonas en las que se pueden incorporar a la ofrenda oferentes individuales.

El estrés de la mañana del Pilar antes de salir de casa queda olvidado cuando se ven entre el resto de oferentes dentro del recorrido de la Ofrenda por el centro de la ciudad, cruzando el paseo de la Independencia y bajando por la calle de Alfonso I. Los momentos más emocionantes de la Ofrenda los viven "desde que vas entrando en la calle y ves el Pilar al fondo", pero sobre todo, "llegar al final de la calle y ver a la Virgen del Pilar al girar es algo indescriptible", rememora Elena, que este jueves saldrá con el colegio desde el punto habilitado por la organización en la calle Albareda. 

H. A.

Ana y Paula solo se quejan de los años en los que ha habido muchos retrasos por el gran número de personas que participan en la Ofrenda, "sobre todo cuando hay que estar mucho rato de pie", cuentan.  El año más doloroso fue el de la pandemia de covid, cuando se suspendió, pero "puse las flores y un mantón en el balcón", cuenta. 

El año que viene será "el del cambio", explica. Por lado, sus hijas cursan 4º ESO, el último curso en el colegio, en el que también estudió ella. Paula se llama así "como la fundadora de las Escolapias, la madre Paula Montal", detalla Elena. Además, como sus hijas han decidido seguir saliendo en la ofrenda les tocará ya renovar el traje porque se les ha quedado justo. Todo por seguir con una tradición que viven con la misma ilusión que el primer día.