fiestas del pilar

La batalla contra el rastro de la juerga se libra calle a calle

El operativo para borrar los restos del botellón concentra sus esfuerzos en fiestas en Valdespartera, el Casco y las riberas. La madrugada del viernes se generaron 11.600 kilos de basura solo en el ‘punto de encuentro’ del recinto ferial

Una barredora, el domingo en la calle del Temple de Zaragoza.
Una barredora, el domingo en la calle del Temple de Zaragoza.
Francisco Jiménez

El último día de las Fiestas del Pilar, algunas zonas de Zaragoza amanecen como el decorado de una película postapocalíptica, pero invadida por botellas, vasos y cristales. Son los restos de la juerga del último sábado pilarista, ese en el que se apura la madrugada y los jóvenes (y no tan jóvenes) queman las últimas naves. A las 8.00, con los primeros rayos de luz y el zigzag de los últimos supervivientes de la fiesta, toneladas de suciedad se acumulan en los principales focos de ocio nocturno.

Antes, a eso de las 7.00, empieza la batalla contra los restos de la fiesta pilarista. Es una guerra que se libra calle a calle, con decenas de personas recogiendo las toneladas de desperdicios que, lamentablemente, van asociados a la juerga. No parece que haya campaña de concienciación capaz de frenar esa incívica costumbre de tirar vasos y botellas a la calle, tan arraigada en muchos ciudadanos, tan molesta para los vecinos y tan costosa para las arcas públicas.

La limpieza de la ciudad hay que pagarla, y en las Fiestas del Pilar hay que limpiar mucho. Especialmente, por las mañanas. El Ayuntamiento de Zaragoza y la empresa concesionaria, FCC, han fijado este año 35 puntos de zonas de botellón que requieren de un tratamiento especial durante los festejos. El listado lo componen el recinto ferial de Valdespartera, las riberas del Ebro, las plazas y calles del Casco y algún emplazamiento suelto por los barrios de la ciudad.

Estos días hay unas 600 personas dedicadas a la limpieza de las calles, de las cuales 150 pertenecen a servicios especiales y específicos de las fiestas. Para ello, la empresa concesionaria tira de la bolsa de trabajo que tiene para cubrir habitualmente los fines de semana. Además, 60 vehículos extra se unen durante estos días a la flota habitual. El objetivo es que la ciudad presente un aspecto decente por la mañana, cuando comienzan las actividades del día siguiente o, ya ahora con las fiestas acabadas, cuando la ciudad recupera la normalidad.

Valdespartera es, sin duda, la zona 0 de la ciudad. Solo el sábado por la mañana se recogieron 11.600 kilos de basura en el entorno del recinto ferial. Es la misma cantidad que se retiró el fin de semana anterior entre el sábado y el domingo. El martes pasado, en medio de las jornadas laborables del Pilar, ‘solo’ se retiraron 3.500 kilos, lo que da una buena muestra de la diferencia de actividad entre una noche de entre semana y otra del fin de semana.

En este punto del sur de la ciudad hay 21 operarios de Parques y Jardines y 30 de Limpieza Pública para recoger los desperdicios generados en el Espacio Zity, en las ferias y en las calles del barrio. Este domingo, a las puertas de las carpas de los conciertos se acumulaban miles de vasos, botellas y bolsas que dejaban testimonio del botellón que se había montado unas pocas horas antes. Este año, el Ayuntamiento ha tratado de concentrar este fenómeno en el eufemísticamente bautizado como ‘punto de encuentro’. Se trata de una explanada en la que miles de jóvenes se han reunido estos días para hacer botellón.

Sergio Ruiz, ingeniero jefe de FCC Limpieza Pública, afirma que para su trabajo esta especie de ‘botellódromo’ «facilita las cosas», porque «la basura está menos dispersa». No obstante, los vecinos temen que el parque infantil que hay en este punto de Valdespartera quede inutilizado por la cantidad de cristales y suciedad que se acumulan en su interior, pese a haber estado vallado estos días. El suelo rugoso de esta zona de columpios y los parterres y zonas verdes son las más complicadas de limpiar.

A eso de las 9.00, en el Casco Histórico el panorama no es muy distinto. La estrechez de las calles incrementa la sensación de suciedad, y las montañas de bolsas de basura acumulada a las puertas de los bares ponen la guinda al pastel. 13 de las 18 brigadas de limpieza de FCC trabajan por la mañana para eliminar el rastro de la fiesta nocturna.

La zona del Temple, la del Tubo, la de Heroísmo y la de León XIII son algunas de las que más atención requieren. Aunque ya no son lo que eran, también exigen un tratado específico el entorno de Moncasi y el de doctor Cerrada. Con algunos jóvenes aún apurando el cierre de los últimos bares abiertos, primero se recogen las grandes bolsas de basura que sacan los locales, luego se barre la calle y, finalmente, se baldea el suelo. También se atienden los rincones más escondidos que aparentemente no tienen basura, pero que son utilizados por muchos para orinar.

Los trabajadores se encuentran de todo. «Sostenes, bolsos, carteras, tarjetas bus, móviles, compresas...», detalla Luis Prada, presidente del comité de empresa. Este empleado señala que estos días «el trabajo es complicado», ya que hay que estar «con mil ojos» por si alguien se mete por en medio del trabajo de las máquinas. A su juicio, y pese a tener que trabajar en fiestas, los empleados prestan el servicio «con mucho orgullo» para que vecinos y visitantes vean la ciudad «lo más limpia posible». Según su experiencia, ayer fue el día de más trabajo, el que más basura se encontraron por las calles. Para ellos, el tiempo es muy importante. «Cuanto más calor haga, más faena tenemos», señala.

El operativo especial contra el botellón termina hoy. El Consistorio y la empresa lo mantienen para intentar rematar la limpieza y que los zaragozanos se acuerden de las fiestas por los recuerdos que dejan, y no por la basura que generan.

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