Un comercial de Zaragoza vende a una mujer con alzhéimer un filtro de agua por 5.000 euros

Una jueza acaba de reconocer las limitaciones de la paciente y libra a su hija del pago. En solo diez días, otro vendedor le colocó libros por otros 5.000 €.

Filtro de agua que compró la enferma de alzhéimer.
Filtro de agua que compró la enferma de alzhéimer.
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La titular del Juzgado de Primera Instancia número 14 de Zaragoza acaba de librar a una mujer enferma de alzhéimer del pago de algo más de 5.000 euros por la compra de una máquina para filtrar agua. Cuando el comercial se presentó en su vivienda de Las Fuentes para venderle el aparato, Esperanza, de 72 años, se encontraba en proceso de incapacitación. De hecho, una mujer la ayudaba por las mañanas y su hija la visitaba todas las tardes. Poco le importó al vendedor que esta mujer tuviera la casa llena de notas para recordarle todo lo que tenía que hacer, porque logró colocarle el filtro y una financiación bancaria firmada vía SMS.

Al llegar un día a casa de su madre y encontrarse con la máquina del agua, su hija Lorena le preguntó de dónde había salido. Pocas explicaciones pudo darle su madre, a la que por aquellas fechas, finales de 2023, le habían diagnosticado un alzhéimer de grado cinco en una escala de ocho. “Le habían colocado el aparato pero no le habían dejado ningún papel. Gracias a una pegatina del filtro, encontré un teléfono al que llamar. Cuando les expliqué que quería devolverlo, me dijeron que de ninguna manera. Y lo primero que me preguntaron es si mi madre estaba incapacitada”, recuerda la hija.

El proceso de incapacitación estaba entonces en marcha, pero no fue hasta el pasado mes de marzo cuando un forense valoró a la mujer. En su informe, el especialista concluye que la enfermedad de Esperanza le inhabilita para gestionar su dinero y propiedades. Y el juez que lleva los trámites ya ha citado a su hija para que se convierta en su tutora y representante legal. En este intervalo de tiempo, la salud de la mujer empeoró y sufrió dos ictus que han obligado a ingresarla en una residencia.

Recibos devueltos

Como la empresa que le vendió el filtro a su madre no aceptó la devolución del aparato, Lorena optó por devolver el primer cargo que le pasó la financiera. Y lo mismo hizo con los posteriores, puesto que el contrato -en el que no consta la firma de puño y letra de la compradora- estipulaba 36 mensualidades de 139,50 euros. La prestamista decidió iniciar entonces acciones legales contra la enferma de alzhéimer, procedimiento que acaba de concluir con la sentencia que exonera a la mujer del pago de los 5.022 euros que le reclamaban.

“Con la documentación médica aportada (…), con especial significación del informe emitido por el neurólogo de la señora y el informe sociosanitario, muy próximos en el tiempo a la fecha de celebración del contrato de financiación litigioso, se considera acreditado que en el momento de la contratación la demandada era incapaz de prestar un consentimiento válido, tanto para el contrato de compraventa como para el contrato de préstamo de financiación”, concluye la jueza. Según esta, Esperanza era ya entonces dependiente para las actividades de la vida diaria y no tenía capacidad para administrar sus bienes.

“Lloré cuando me enteré de la sentencia”

Lorena y el abogado que les ha llevado la causa, Marco Antonio Navarro, aseguran estar ante un caso de “justicia social”. “Fueron a saco, sin ningún tipo de escrúpulo. ¿Cómo te puedes aprovechar de esta manera de una persona en esta situación”, se lamenta la mujer. “Lloré cuando me enteré de la sentencia”, confiesa, porque al dolor de ver a su madre tan limitada se sumó un sufrimiento añadido: “El de tener que pagar durante tres años un aparato que en cualquier tienda no cuesta más de 150 euros”, dice la hija de Esperanza.

La zaragozana acaba de ganar una primera batalla, pero el alzhéimer de su madre ha hecho que tenga más frentes judiciales abiertos. Porque en los mismos días que se presentaron en casa de Esperanza a venderle la filtro del agua, otro comercial pasó por allí para ofrecerle una colección de libros sobre la obra de la pintora mexicana Frida Kahlo. ¿Qué interés tenía la mujer por la artista? Ninguno, ni siquiera sabía quién era. Pero otro habilidoso vendedor logró que la enferma estampara su firma en un contrato que incluye otra financiación de 5.000 euros.

“Estoy convencida de que esta gente elige perfectamente a personas desvalidas como mi madre. Si no, no me explico cómo en apenas diez días pudo recibir estas dos visitas. “Desde luego, son gente sin alma. Solo espero que mi caso sirva para que otras familias puedan defenderse de estos atropellos”, señala Lorena.

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