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Cartas al director de HERALDO: Convivir con el alzhéimer

Acompañamiento imprescindible
Convivir con el alzhéimer
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Convivir con el alzhéimer

Era hermosa, inteligente, buena y nerviosa como el aleteo de un colibrí, tenía la belleza que perdura. Sus ojos color azabache mantenían la mirada que nos regalaba cuando íbamos a acompañarla a la residencia. 

Sus delicadas manos, con largos dedos de pianista, nos agarraban con la fuerza de un huracán como el que se desató en casa hace más de diez años cuando el neurólogo le diagnóstico alzhéimer. Allí estaba ella, mi madre, con su piel tersa que, a sus 87 años, causaba admiración en la residencia Afedaz donde tuvimos la suerte de que viviera dignamente los últimos años, siempre acompañada de su familia y de la enfermedad, que todo lo habitaba. En Afedaz (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer) nos enseñaron a convivir con esta tremenda enfermedad desde el respeto a las personas que la padecen, conservando su dignidad. Desde los cuidados, la comunicación, la alegría, la compasión, el amor y la humanidad que se refleja en el constante trabajo de todo el personal de la residencia y centro de día. Mi madre falleció rodeada de su marido y sus hijos, como ella deseaba. Su recuerdo y el de las personas que la cuidaron con amor nos acompañan para siempre. Gracias, Afedaz.

María Luisa Aznar Pina. ZARAGOZA

Una novela de Murakami

Leer es libertad, pero leer un buen libro, disfrutarlo es felicidad. Y leer ‘La ciudad y sus muros inciertos’, de Haruki Murakami, me ha provocado momentos de gran felicidad. Alguna vez se hará justicia con Murakami y le darán el Premio Nobel. No basta con que se lo dieran, en 1994, a Kenzaburo Oe, Murakami también se lo merece aunque sea más popular. Su ‘Tokio blues’ tendría que ser de lectura obligatoria para los adolescentes de segundo de bachiller y todo adulto tendría que tener la obligación de leer ‘Al sur de la frontera, al oeste del sol’. ‘La ciudad y sus muros inciertos’ es la mejor novela que he leído en los últimos tiempos. Es imaginativa y lo fantástico lo hace real, originando dos tipos de realidades: una, la palpable, lo consciente, otra, lo inconsciente del sueño que compone lo material, separando así el ser del ente, inculcándonos un gran optimismo, siempre alguien nos va a recoger en nuestra caída. Como dice el libro, quizás seamos la sombra de alguien, una proyección de otra realidad. El libro es pura imaginación, pero no es engañosa, como por ejemplo ‘Ciudad Victoria’ de Salman Rushdie, la novela tiene los pies en el suelo. También está narrada con una prosa muy potente y brillante, casi cinematográfica. Describe con maestría el amor adolescente que deja heridas sin curar, como también define muy bien el amor entre adultos confiando a estos una segunda oportunidad. La novela es deliciosa, se interna profundamente en el universo Murakami. Es un claro ejemplo de que la novela no está muerta, solo hace falta ingenio y creatividad. A sus más de setenta años Murakami los tiene. No se la pierdan.

José Vicente Domeque Goya. ZARAGOZA

Identidad y naciones

A falta de un mes para las elecciones catalanas, que marcarán esta legislatura, vuelven la cuestión independentista y el debate respecto al sentimiento de ‘nación’. Parece ser que en quien gobierna el país o la región reside el reflejo de los sentimientos y experiencias vitales de los gobernados. Creemos en la democracia como un sistema capaz de delegar en un gobierno el rumbo, ya no solo de la gestión, sino de la identidad de los pueblos. Queda en manos de ellos decidir qué se enseña en las escuelas o incluso qué idiomas se hablan, pero escapan de su poder las vivencias de cada uno respecto a su nación. No son capaces de definir qué sentirá la gente que marque de por vida lo que entienden por ‘España’ o ‘Cataluña’. Basta de intentar convertir la educación o el gobierno en un carácter influyente sobre algo tan personal y privado para cada uno. Nadie te puede decir a qué pueblo perteneces ni tu deber hacia él. La historia de tu pueblo es tu historia respecto a su gente; y tu nación, lo que sientes y vives en tu tierra. Tales cosas no se pueden decidir en las urnas o parlamentos.

Nicolás Morales Cardona. ZARAGOZA

Cuando se corta un árbol

Siempre que se corta un árbol es momento de duelo; sin embargo, reconozco que en ocasiones no queda otro recurso, si la edad y las enfermedades propias de la especie lo convierten en un peligroso e inocente convecino, bien porque determinados parásitos indeseados lo invaden o porque sus vetustas ramas pueden desprenderse y provocar algún accidente. Esta operación de tala se estaba realizando en el patio de recreo de un centro educativo del popular barrio zaragozano del Actur, necesaria por las circunstancias indicadas, pero con mi fundada sospecha de que ocurrirá lo mismo que sucedió hace algún tiempo en la misma zona y en similares circunstancias. Talaron una serie de árboles enfermos y, en lugar de sustituirlos por alguna variedad adecuada al entorno, llenaron sus alcorques con cemento. ¿Por qué no se plantean devolver al medio su incautada cuota forestal, que combata la invasión del cemento, para disfrute de padres y alumnos y como un acto de desagravio a la Naturaleza tantas veces agredida? "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol" (Martin Luther King).

José Antonio Gayarre Gómez. ZARAGOZA

Es la lógica de la vida

Durante las vacaciones de Semana Santa pude observar cómo nos cambia la vida a lo largo de la vida, valga la redundancia. Miro a parejas de gente joven con hijos, muchas posiblemente con una microeconomía marcada por salarios excesivamente justos y con difícil conciliación entre trabajo y familia. Y los veo llenos de vitalidad, disfrutando de paseos en bicicleta, de parques infantiles, de picnics. Me gustaría que tuviesen asegurado ese bienestar, no verse agobiados por cargas económicas y viviendo a tope para llegar a la vida a cámara lenta con medicamentos en los horarios correspondientes, visitas médicas programadas, ejercicio moderado y suave... Aceptando que es la lógica de la vida. La época actual nos va ofreciendo una franja cultural aceptable y viajes correctos. Que la mente no nos juegue una mala pasada y consigamos que la microeconomía nos afecte lo menos posible. Feliz vuelta de vacaciones de Semana Santa.

María Luisa Alonso Alcalá. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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