Sufre una brutal agresión en Zaragoza tras ganar un premio en las tragaperras

Un cliente del bar donde obtuvo el premio siguió al afortunado ganador y le golpeó seis veces la cabeza con un bate. 

Las cámaras de esta farmacia de Las Delicias grabaron la brutal agresión.
Las cámaras de esta farmacia de Las Delicias grabaron la brutal agresión.
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La suerte es caprichosa y un instante de fortuna puede acarrear a veces una tremenda desdicha. De ello podría dar cuenta un zaragozano al que un premio en una máquina tragaperras pudo costarle la vida. Fueron solo un puñado de monedas, pero otro cliente del bar donde este hombre resultó agraciado decidió arrebatarle el botín. Y no se le ocurrió otra forma que seguir sus pasos por la calle y golpearle con un bate de madera en la cabeza. La víctima cayó desplomada al suelo del primer impacto. Pero a este siguieron cinco más.

Los hechos se produjeron el 4 de octubre de 2022 en la calle Donantes de Sangre del barrio de Las Delicias, pero han sido enjuiciados hace solo unos días en Zaragoza. De hecho, el titular del Juzgado de lo Penal número 6 todavía no ha dictado sentencia. Durante la vista, el acusado, Musa M. E., negó ser el autor del brutal ataque y aseguró que a esa hora, sobre las once de la noche, él estaba viendo el fútbol. Pero es su palabra contra la de la víctima, que al visionar una grabación de lo ocurrido identificó sin ningún género de dudas a su agresor.

El ganador del premio, de 40 años, y el encausado, de 48, coincidieron aquel día en un bar situado en la confluencia de las calles de Graus y Antonio Sangenis. Se conocían, pero no habían ido juntos. Y mientras uno jugaba a las tragaperras el otro se encontraba en la barra. Eso sí, Musa. M. E. se preocupó de seguir al afortunado ganador cuando abandonó el local. De ello dieron cuenta las grabaciones que la dueña del bar aportó después a la Policía Nacional.

Un policía de paisano auxilió a la víctima

Pero hubo otra grabación que resultó esencial para aclarar la autoría del ataque: la que recogió la cámara instalada en una farmacia de la calle Donantes de Sangre. El encausado abordó a la víctima justo delante de la puerta, por lo que toda la secuencia de la agresión quedó recogida en imágenes. Gracias al visionado de las mismas, los investigadores vieron cómo un varón “de complexión gruesa, de pelo muy corto por los laterales y nuca, con pelo rizado en la parte superior y piel morena” sacudía a la víctima hasta seis veces con un palo de aproximadamente un metro de largo.

Todo sucedió en apenas cuatro segundos, ya que tras agacharse un instante el atacante salió corriendo enseguida. ¿Por qué? Como luego se supo, lo hizo porque se percató de que una persona lo había visto. El testigo resultó ser un policía de paisano que justo en ese momento se dirigía al trabajo. Cuando habló con los compañeros encargados de las pesquisas, este les contó que vio a un individuo tirado en el suelo y a otro agachado a su lado. Al acercarse para ver qué ocurría, este último huyó hacia la calle de Inglaterra. La víctima tenía dos brechas en la cabeza y sangraba de forma abundante, por lo que el agente franco de servicio trató de socorrerle y no pudo atrapar al agresor.

Lo que sí consiguió este testigo fue fijarse en las características físicas e indumentaria del huido, que portaba en su mano un “objeto contundente” que debido a la distancia no fue capaz de identificar. El policía fue llamado a declarar en el juicio. Y aunque reconoció ante el juez que al ser de noche no pudo ver bien la cara del agresor, manifestó que su descripción física coincidía con la del acusado.

Según el registro de fichados de la Policía Nacional, cuando se produjeron los hechos al melillense Musa M. E. le constaban hasta 17 detenciones anteriores: las tres últimas, ese mismo año, por tráfico de drogas, robo con violencia y lesiones.

Para la Fiscalía, la declaración de la víctima -que tampoco vio la cara de su agresor, porque le atacó por la espalda, pero lo reconoció en las grabaciones-, el testimonio del policía y las imágenes del bar y la farmacia fueron prueba suficiente para solicitar una condena de tres años de prisión para el acusado, al que también exige el abono de una indemnización de 6.250 euros por las lesiones y secuelas sufridas por la víctima.

La acusación particular, a cargo del letrado Javier Rodríguez, eleva la petición de cárcel a cuatro años y medio. En cuanto a la responsabilidad civil, la fija en 10.911 euros.

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