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¿Sabes por qué Zaragoza era conocida como 'la Florencia de España'?

Aquella esplendorosa ciudad del siglo XVI fue arrasada durante los Sitios de Zaragoza por las tropas napoleónicas y lo que no fue destruido "fue demolido por posteriores actividades".

'Vista de la ciudad de Zaragoza', obra de Juan Bautista Martínez del Mazo, yerno de Velázquez, conservada en el Museo del Prado.
'Vista de Zaragoza', obra de Juan Bautista Martínez del Mazo, yerno de Velázquez, de 1647  conservada en el Museo del Prado, en una imagen de archivo. En él se contempla la esplendorosa ciudad que un día fue la capital aragonesa. 
Enrique Cidoncha

Apenas quedan unos pocos ejemplos, pero hubo una época en que Zaragoza llegó a albergar unos 200 palacios. Los nobles y las personas más poderosas y acaudaladas de la ciudad se construían grandes casas y palacetes compitiendo entre ellos por ver quién las hacía más grandes y lujosas. No es de extrañar que, ante tanta ostentación, el viajero se quedara sorprendido por su esplendor.

Recurrente es lo dicho por el portugués Gaspar de Barreiros durante una visita: "…tiene las mejores casas de España, salvo Barcelona, que las tiene tan buenas, pero no mejores… (la calle del Coso es) la más hermosa que sea posible, comparable a la (del Corso) de Roma, de muy amplia anchura y muy seguida en línea recta". O basta con fijarse en el cuadro 'Vista de Zaragoza' de Juan Martínez del Mazo de 1647 (colección del Museo del Prado en Madrid) para hacerse una idea.

Nos referimos al siglo XVI. Por entonces, Zaragoza era una ciudad próspera que superaba los 25.000 habitantes. Era considerada como 'la Florencia de España' y conocida popularmente como 'la Harta', porque se pensaba que en ella nadie pasaba hambre. "Nos encontraríamos en una etapa efervescente en la que convivió el plateresco típico de los Reyes Católicos con el estilo renacentista importado de Italia, todo ello engalanado por pervivencias del gótico tardío e influencias mudéjares. El resultado fue un crisol de estilos arquitectónicos entremezclados y una ciudad de ladrillo, ocasionada no solo por la escasez de buena piedra sino también por la influencia de la arquitectura mudéjar. Esto daba a la ciudad un aspecto original y exótico, a la par que hermoso, que nada tenía que envidiar a aquellas ciudades edificadas con majestuosa piedra", explica Santiago Navascués, doctor en Historia por la Universidad de Zaragoza, en un artículo publicado hace unos años en Historia de Aragón (una start-up de divulgación histórica y cultural del campus público).

Por su parte, la escritora Magdalena Lasala apuntaba en 2022 (con motivo de la presentación del encuentro 'Zaragoza, la Florencia española') que a final del siglo XV era una ciudad próspera. "Y en el XVI fue emblema del florecimiento renacentista peninsular. Los edificios civiles como la Lonja y la Torre Nueva además de las numerosas casas palacio, construidas por infanzones, juristas y comerciantes ricos, la situaban como una ciudad en pleno esplendor", subrayaba.

No obstante, tal y como recuerda Navascués, aquella esplendorosa ciudad del siglo XVI fue arrasada durante los Sitios de Zaragoza por las tropas napoleónicas y lo que no fue destruido "fue demolido por posteriores actividades". 

¿Qué palacios de la Zaragoza del renacimiento se han conservado hasta el día de hoy?

  • La Lonja, en la plaza del Pilar. Su construcción fue propugnada por muchos mercaderes y ciudadanos y proyectada por el maestro Juan de Sariñena como lonja de mercaderes. Se llevó a cabo con el material local del valle del Ebro, el ladrillo, y es considerada el máximo exponente de la arquitectura civil renacentista aragonesa. Estaba comunicada con las Casas del Puente a través de la portada ornamentada en el muro oeste del salón, que servía para dar paso a la capilla de la sede del gobierno municipal junto a la que se encontraba. Desde 1970 se comenzó a usar como sala de exposiciones. Está considerada como la sala principal del Ayuntamiento de Zaragoza y espacio de referencia para acoger proyectos expositivos.
  • Palacio de los Condes de Morata o Palacio de los Luna, en el Coso, 1. Construido a partir de 1551 por orden de don Pedro Martínez de Luna, primer conde de Morata y Virrey de Aragón. Este palacio es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Su zócalo se construyó con los sillares de la muralla romana y sigue las pautas de la austeridad: el color solo lo pone la clásica cerámica aragonesa de cartabón verde y blanco. Y destaca por su particular interés la portada con dos grandes figuras conocidas como los Gigantes de la Audiencia, identificados como Hércules y Teseo.
  • Palacio de los condes de Sástago, en el Coso, 44. Palacio renacentista edificado entre 1570 y 1574. Fue el lugar elegido por don Artal de Alagón y Luna, III conde de Sástago y virrey de Aragón, para construir una de sus casas en Zaragoza para manifestar su inmenso poder político, económico y social. Fue residencia de reyes (Felipe II, Carlos IV o Fernando VII), sede de Consejo de Guerra, oficinas del Cuartel General del Ejército de Aragón y residencia del general Palafox hasta 1815, Capitanía General de Aragón y jefatura de Policía. Durante los Sitios de Zaragoza el palacio sufrió grandes destrozos al incendiarse el convento de San Francisco, actual sede de la Diputación Provincial de Zaragoza. Su biblioteca modernista es una de las joyas del palacete, que en la actualidad alberga exposiciones.
  • El Patio de la Infanta. Junto a la antigua judería, en lo que hoy es la calle San Jorge, Gabriel Zaporta, comerciante y primer banquero de la Corona de Aragón, mandó construir a mediados del XVI la Casa Zaporta. Esta casa palacio sirvió de residencia a importantes personajes aragoneses como Ramón Pignatelli o la infanta María Teresa de Vallabriga, inquilina hasta 1820. A partir del siglo XIX el patio central de la casa se conocerá con el nombre de Patio de la infanta en honor a De Vallabriga. A finales del XIX, la casa sufrió un incendio que la dejó en ruinas, lo que provocó su demolición en 1903. Un año después, el anticuario francés Ferdinand Schultz, compró, desmontó y se llevó a París el patio para instalarlo en su tienda de antigüedades. Y en el año 1958, la actual Ibercaja lo compró y lo trajo de nuevo a la ciudad y desde 1980 se puede visitar en su sede central.
  • Palacio de los Torrero, en San Voto, 7. Fue mandada construir hacia 1500 por Miguel Torrero, siendo una de las edificaciones más antiguas de su época en la ciudad. Es la sede del Colegio de Arquitectos.
  • Palacio de los marqueses de Montemuzo, en Santiago, 34. Este palacio renacentista fue construido bien entrado el siglo XVI. En la fachada de ladrillo a cara vista destaca la gran portada que aún conserva parte de sus jambas de piedra, que en la época de mayor esplendor del palacio permitía el acceso de carruajes y personas. Hoy es propiedad municipal y está destinado para albergar la Unidad de Archivo Municipal y Gestión Documental, integrada por el archivo, biblioteca y hemeroteca municipales.
  • Palacio de Armijo, en Don Juan de Aragón, 7. Construido en el siglo XVI. En el interior conserva dos techumbres mudéjares y es la sede del Justicia de Aragón.
  • Palacio de Huarte-Azara, en Dormer, 6 y 8. Palacio de transición entre el renacimiento y el gótico del primer o segundo decenio del siglo XVI. Su aspecto exterior se encuentra muy modificado y únicamente se conserva de la construcción original la portada en arco de medio punto y algunos restos de la galería de arquillos en la fachada lateral.
  • Casa Mercadal o Argensola, en la calle de los Hermanos Argensola, 6. Construido en el siglo XVI como residencia de la familia Albión. A mediados del siglo XIX pasó a la familia Mercadal. Consta de tres plantas: baja, principal o noble y ático con un mirador de arquillos. En 1862 fue reformada por el maestro de obras Joaquín Jordán.
  • Casa de Miguel Donlope, en Dormer, 21. Su construcción fue ordenada por el jurista de origen converso Miguel Donlope y se prolongó durante la tercera y la cuarta décadas del siglo XVI. En su interior cuenta con una rica ornamentación en yeso del patio y la escalera y los artesonados de las salas en la planta noble. Es la sede de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza desde 1912.
  • Casa de los Morlanes, en la plaza San Carlos. Los Morlanes eran los más importantes escultores del momento y pertenecieron a una de las familias de noble linaje con una elevada posición económica del momento. La construcción se finalizó en 1555. Solo se conserva la fachada en ladrillo bellamente ornamentada. El edificio es propiedad del Ayuntamiento de Zaragoza y alberga el Cipaj y la Filmoteca de Zaragoza, entre otros servicios municipales.
  • Palacio de los Pardo o Casa Aguilar, en Espoz y Mina, 23. Fue construido hacia 1550. En un primer momento fue la residencia de Jerónimo de Cosida, casado con la noble Violante de Albión. Tras diversos propietarios y cambios de uso del edificio, hoy es sede del Museo Goya, Colección Ibercaja-Museo Camón Aznar.
  • Palacio de Fuenclara, en Fuenclara, 2. Construido en la segunda mitad del siglo XVI por encargo de don Antonio Agustín, padre del arzobispo de Tarragona y eminente canonista. Fue transformado en el siglo XVII por sus nuevos inquilinos, los condes de Fuenclara.
  • Palacio de los condes de Argillo, en la plaza San Felipe. Fue declarado monumento nacional en 1943 y en la actualidad es el museo monográfico dedicado a la obra del escultor aragonés Pablo Gargallo. Es un gran ejemplo de la arquitectura civil del siglo XVII, momento en el que ya se habían construido la mayoría de los palacios renacentistas de la ciudad y en plena transición al barroco.
  • Casa de las Armas, en calle de las Armas, 32. Esta casa palacio, situada en el ensanche medieval de la ciudad que hoy conocemos como barrio de San Pablo, fue edificada en el tránsito del siglo XV al XVI. En la planta noble se conserva la estructura original de la sala principal y una sola cámara, con dos magníficas techumbres mudéjares. Es la Escuela Municipal de Música y Danza.
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