Una quedada para estudiar termina en un juicio por violación en Zaragoza

Alejandro G. F. se enfrenta a una pena de ocho años de prisión por una agresión sexual. La relación comenzó de forma consentida, pero después la joven pidió parar.

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha juzgado este lunes a un joven por violación.
La Audiencia Provincial de Zaragoza ha juzgado este lunes a un joven por violación.
Guillermo Mestre

Una cita a finales de junio de 2021 que en principio tenía como objetivo juntarse para estudiar concluyó este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza en un juicio por agresión sexual que se celebró a puerta cerrada para preservar la intimidad de la víctima. Alejandro G. F. se enfrenta a una pena de hasta ocho años de cárcel por presuntamente haber violado a la que era una amiga con la que ya había mantenido relaciones previas. Según defiende ella, que entonces tenía 17 años, aunque el nuevo encuentro sexual comenzó de forma consentida, posteriormente le dejó claro que no quería continuar. Petición que el acusado no atendió.

Los hechos ocurrieron el 23 de junio de 2021. Alejandro, de 20 años, había conocido a la joven a través de un vecino. En los dos días previos habían tenido ya dos relaciones consensuadas y aquella mañana habían quedado en casa de la madre de la chica para repasar. Al poco, ambos jóvenes empezaron a practicar sexo. Sin embargo, en un momento dado la actitud de él no le gustó a la joven que, según denunció, le pidió parar por no encontrarse cómoda. Él, en cambio, según la joven, optó por seguir y, cuando ella lo rechazó, su reacción fue propinarle dos bofetadas, agarrarle fuerte del cuello y consumar la agresión. Ella perdió el conocimiento y una vez lo recuperó, se marcharon juntos de la casa.

Al día siguiente, tras contar lo sucedido a una amiga, a su padre y a su psicólogo, la joven formuló una denuncia ante la Policía Nacional. Además, fue al Hospital Miguel Servet donde se le practicó una exploración. Fue también entonces cuando se intercambió con el chico una serie de mensajes en los que le recalcó: “Te dije muchas veces que no quería seguir, que pararas y no lo hiciste”. Él le pidió disculpas y admitió que no había sabido controlarse, le prometió que no iba a volver a pasar y recalcó: “Siempre la cago”.

En el juicio, el acusado negó que aquel día hubiese tenido sexo con la joven. Explicó que habían quedado para preparar la Evau y que no se habían dado más que unos besos. Su defensa pide la absolución al entender que no hay pruebas suficientes y que hay contradicciones en la declaración de la denunciante. Aduce, entre otras cuestiones, que los mensajes bien pudieron ser editados dado que no se cotejaron durante la investigación con el móvil de Alejandro.

La acusación particular, ejercida por la letrada Silvia Duato, se suma a la solicitud de la Fiscalía. Considera que los hechos son constitutivos de un delito de agresión sexual con penetración y por lo tanto merecedores de un castigo de ocho años de prisión, de siete de libertad vigilada y de la prohibición de acercarse y comunicarse con la demandante durante diez años. Además, se le reclaman al acusado 10.000 euros en concepto de indemnización.

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