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Condenado a dos años por asaltar viviendas: "Si ya no robo..., lo de ese día fue una borrachera tonta"

El acusado entró en dos pisos de Zaragoza y en uno se llevó un teléfono y en el otro, nada, porque lo sorprendió la dueña.

Ángel Giménez Giménez, durante el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia de Zaragoza.
Ángel Giménez Giménez, durante el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia de Zaragoza.
M. G. C.

Ángel Giménez Giménez no quería ser juzgado este miércoles. "¿No le viene bien?", le preguntó con ironía el magistrado José Ruiz Ramo, presidente de la Sección Tercera de la Audiencia al plantear el acusado en el último momento un cambio de abogada. El tribunal ya se había visto obligado el pasado 15 de noviembre a suspender el juicio contra él porque no se presentó. Incluso dictó una orden de busca, captura e ingreso en prisión para garantizarse que estaría presente cuando se fijara una nueva fecha para la vista oral.

Ángel Giménez fue localizado y detenido por la Policía, pero su abogada, María Luisa García Peñafiel –que llevó el caso por el Turno de Oficio– logró que saliera en libertad con el compromiso de presentarse en la Audiencia cuando fuera citado. Y el acusado cumplió y acudió; pero minutos antes de empezar el juicio comunicó a su letrada que no quería que lo siguiera representando ella porque no estaba de acuerdo con su defensa y que ya se había buscado otra particular. 

El magistrado consideró que se trataba de una estratagema para retrasar la vista, sobre todo porque consideró que estaba muy bien defendido, como transmitió a Ángel Giménez en la sala, y rechazó su petición.

El acusado se enfrentaba a una pena de 4 años de prisión por un delito continuado de robo con fuerza en casa habitada. Uno lo cometió el 29 de abril de 2022 en una vivienda de la calle de Aben Aire, en el Gancho. Giménez se percató de que había una ventana abierta, se coló por ella y cogió un teléfono Nokia, aunque tuvo que salir corriendo al verse sorprendido en el salón por el morador del piso. Al día siguiente, el terminal, valorado en 60 euros, fue encontrado por una vecina desmontado en un local del mismo inmueble.

Ese mismo 30 de abril, sobre las 21.30, el acusado accedió a otra vivienda de la calle del Doctor Palomar, en la Magdalena, tras forzar la cerradura de la puerta. Cuando estaba registrando el interior también tuvo que salir corriendo por donde había entrado, ya que la dueña llegó en ese momento y, de hecho, tuvo que apartarla de un empujón para huir.

Por estos hechos se veía expuesto a entrar en prisión si era condenado a cuatro años. Pero antes de comenzar, la representante de la Fiscalía y su abogada llegaron a un acuerdo que el acusado aceptó: dos años de cárcel y el pago del teléfono y la cerradura rota. 

La letrada García Peñafiel solicitó la suspensión de la condena, ya que planteó que, aunque Ángel Giménez tiene un amplio historial delictivo por robos, sus antecedentes ya están cancelados. La fiscal no se opuso a la suspensión, aunque pidió al tribunal que compruebe antes si es así y si no tiene ninguna causa pendiente tras aquellas condenas.

"No, no -terció el acusado-, si ya no hago nada. Eso fue por una borrachera tonta, que se me fue la cabeza. Pero ahora acabo de tener un hijo y tengo una niña de 15 años y ya no cometo delitos".

"Bueno, pues siga así y dé gracias a su abogada por el buen trabajo que ha hecho porque gracias a ella usted no ha venido hoy esposado y conducido por la Policía", le dijo el magistrado José Ramo.

"Así lo haré, señoría. Muchas gracias", respondió.

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