Nueva ‘rave’ ilegal con 500 personas cerca de Zaragoza

La fiesta se está celebrando en el mismo lugar que otra ya organizada en octubre. La zona está considerada de especial protección y valor paisajístico.

En el lugar donde se celebra la ‘rave’ hay decenas de vehículos.
En el lugar donde se celebra la ‘rave’ hay decenas de vehículos.
H. A.

El descansadero de la Cabañera Real que se encuentra entre Zaragoza y El Burgo de Ebro vuelve a ser el escenario de una ‘rave’, una fiesta ilegal. Allí están reunidas alrededor de medio millar de personas en una situación análoga a la vivida a finales de octubre del año pasado cuando los congregados se estima que fueron 700. La Guardia Civil, que ha contabilizado decenas de vehículos en la zona, ya se encuentra al tanto de la situación y vigila su evolución.

El terreno ocupado, de propiedad privada, de hecho, es el mismo. Se trata de una zona de especial protección en la que en octubre ya preocupó el estado en el que podía quedar la estepa circundante, algo de lo que alertó la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza.

Formalmente pertenece al término municipal de la capital aragonesa, de la que se encuentra a unos 25 kilómetros, pero el casco urbano más cercano es el de El Burgo de Ebro, teniendo también próximos Mediana de Aragón y el barrio rural de Torrecilla de Valmadrid. En El Burgo no se había tenido conocimiento de su celebración hasta este domingo.

Las ‘rave’ acostumbran a ser convocadas a través de las redes sociales y tienen en su carácter clandestino parte de su atractivo. Suelen estar dedicadas a la música electrónica, aunque no siempre es así. En la anterior ocasión, según algunas fuentes, había sido organizada por colectivos de música tecno procedentes de Cataluña. Se instalaron cuatro escenarios, al parecer se autofinanció con las barras de bebida instaladas e incluso se habría contratado un servicio de limpieza. La lluvia caída en aquellos días causó afecciones, pero no impidió su celebración.

La fiesta comenzó el 27 de octubre, viernes, y fue el martes siguiente cuando la Guardia Civil desalojó a los últimos participantes activando un dispositivo que incluyó efectivos de Seguridad Ciudadana de las compañías de Casetas, Caspe y Calatayud, apoyados por el Seprona. Hasta entonces se mantuvo la vigilancia y el control de accesos. En El Burgo los asistentes no se hicieron notar hasta el domingo cuando varios de ellos se acercaron a comprar, entraron en algún bar e incluso tomaron el autobús.

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