Una intervención policial tras un altercado en el barrio de La Jota en el que dos agentes resultaron heridos con fracturas en las costillas y otros dos con lesiones en las manos se saldó este jueves con la condena de los tres acusados. Dos de ellos aceptaron penas de un año de prisión por atentado y lesiones y, el tercero, de seis meses. Además, deberán indemnizar con 6.000 euros a uno de los policías que tuvo que estar 83 días de baja; con 900 euros a otro que tardó 20 días en curar y con 90 euros a cada uno de los dos agentes por las lesiones leves en las manos.

La agresión se produjo el 28 de febrero de 2023 en la calle de Pascuala Perié. La Sala del 091 envió a la zona agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), conocidos como Pegaso, por una posible pelea entre jóvenes latinos. Al llegar, el entorno aparentaba calma aunque sospecharon de varias personas que estaban dentro de una lencería, ya que respondían a las características físicas y de vestimenta que les habían facilitado.

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Los funcionarios entraron al local y les preguntaron si habían estado involucrados en algún tipo de trifulca, a lo que respondieron que habían tenido un pequeño follón pero que había quedado en nada. Aún así, los agentes separaron a los sospechosos para cachearlos, de tal forma que cuatro policías se quedaron con uno de ellos y otros cuatro, don dos. Antes de palpar sus ropas, les preguntaron si llevaban algún objeto peligroso o armas que pudieran comprometer la seguridad de los agentes, a lo que Ericson S. R., de 18 años, hizo un gesto afirmativo con la cabeza. 

En ese momento, otro de los jóvenes, Juan Sebastián I. G., de 20 años, echó su mano atrás para agarrar algo que tenía guardado en la parte baja de la espalda, por lo que un policía, al ver el movimiento, le agarró el brazo para evitar que sacase lo que ocultaba, que luego resultó ser un cuchillo de 9 centímetros de hoja, mientras que Ericson S. R. llevaba entre sus ropas otro de 28 centímetros.

Entre los sospechosos estaba también Carlos Alberto I. O., de 51 años, padre de Juan Sebastián I. G., el cual se enfadó al ver cómo un agente agarraba del brazo a su hijo, que se tiró encima de él fuera de sí y lo derribó al suelo sin dejar de lanzarle patadas y puñetazos. A raíz de esta primera agresión, los dos más jóvenes se abalanzaron sobre los otros policías con tal agresividad que les causaron lesiones y tuvieron que ser ayudados por otros Pegaso que se habían quedado fuera para reducirlos. Uno de los policías sufrió la fractura de un arco costal y otro, de dos.

Los acusados se enfrentaban a penas de dos años de prisión y multas pero, tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular, a cargo de Marco Navarro, abogado de Jupol, y las defensas, ejercidas por las abogadas Olga Oseira y Ana María Calvo, se conformaron con condenas de un año.