Sin tuberías ni bus ni cobertura ni bar: la España vacía a 20 km de Zaragoza
El crecimiento de Torrecilla de Valmadrid, barrio rural, se ve limitado por el problema del agua y la falta de servicios y vivienda. En 2025 estrenará una conducción para el agua corriente.
A las 10.00, con bastante fresco y el zaragozano cierzo, es difícil cruzarse por las calles de Torrecilla de Valmadrid con alguno de sus veintidós vecinos. La tranquilidad es (casi) total. No se escuchan teléfonos móviles, quizá porque solo una de las operadoras ofrece cobertura; ni charlas en tiendas o el bar, porque no tienen ninguna de las dos cosas; ni siquiera se oyen los camiones que llevan agua potable al depósito, porque está lleno.
Los que hacen ruido son de fuera, periodistas y fotógrafos, que han viajado al barrio rural para asistir a la presentación de la tubería que, en pleno siglo XXI, permitirá llevar agua de boca a los vecinos. Una conducción de 10 kilómetros y 735.000 euros que mejorará los servicios de los empadronados en Zaragoza y residentes de la España vaciada a 20 km del centro.
La llegada del agua de boca, prevista para 2025, supone para el barrio la mejor de las noticias. Ni dependerán de camiones para tener agua, ni se preocuparán por que una avería o el despiste de un vecino pueda dejar al pueblo sin suministro. Como ocurrió este miércoles. Minutos antes del acto público, se afanaba un grupo de operarios en arreglar una fuga en lo que fue la anécdota de la jornada.
El alcalde pedáneo, Miguel Ángel Rabinal, pone en valor una infraestructura que les permitirá "crecer". El desarrollo del Parque Tecnológico de Reciclado (PTR) representa para ellos todo un reto. Explica Rabinal que cada semana recibe la llamada de personas que valoran establecerse en el barrio, pero la falta de vivienda y el elevado coste de rehabilitar las que están desocupadas les hacen que cejen en su empeño.
Carecer de suministro de agua corriente ha estancado su desarrollo. El alcalde recuerda cómo hace un par de décadas se interesaron por impulsar una promoción de vivienda y se acabó desechando por no tener tuberías y más trabas administrativas de las necesarias.
La traída de agua por camiones está informatizada y se controla desde Zaragoza a través de la planta potabilizadora. Hace tiempo que no tienen grandes averías. "Un 15 de agosto nos quedamos sin agua", recuerda. Y es un gran problema para un barrio que pasa de los 22 vecinos actuales a más de 130 en verano; de los cuatro o cinco camiones de 10.000 litros actuales a la semana al doble.
Entre los residentes se ayudan, en un intento de suplir las carencia que comparten. Como la falta de transporte público. Ningún autobús del consorcio llega a Torrecilla. Para uno que está de paso (y por hacerles un favor) los lunes y viernes, por la mañana y por la tarde.
Viajar en taxi a Zaragoza les cuesta 25 euros. Pero no tienen más remedio que hacerlo. En el barrio no hay tiendas, solo venta ambulante de fruta y congelados. Un médico pasa consulta una hora a la semana desde la alcaldía, el único edificio común. Para trámites administrativos tienen que ir a La Cartuja; para ir a su centro de salud de referencia, a Belchite.
A pesar de las múltiples carencias, algunas de ellas al fin en vías de solución, Rabinal sostiene que lo mejor de vivir en Torrecilla de Valmadrid es la tranquilidad. «No se escucha nada», defiende. Y es verdad. Entre las cuentas pendientes cita el alcalde su ubicación, en el triángulo de vertederos, y sin recibir ninguna compensación por el tráfico pesado que sufren por ello.
Los 22 vecinos de Torrecilla figuran entre los 143.000 españoles que viven en uno de los 1.435 pueblos del país que no tienen bar. Y así seguirán, porque es difícil, casi imposible, alcanzar la rentabilidad. Rabinal se despedirá de la alcaldía pedánea en febrero con el proyecto de tubería en marcha, dando respuesta con ello al principal problema que tiene el barrio, el que llevaban décadas arrastrando.
