Juicio por abusos de un padre a su hija en Zaragoza: "Hasta los 16 años no entendí lo que me había pasado"

Juzgan a un hombre acusado de agredir sexualmente a su hija desde que tenía 5 años hasta que cumplió 11.

Un momento del juicio celebrado ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza.
Un momento del juicio celebrado ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza.
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Sufrió abusos sexuales por parte de su padre desde que tenía 5 años hasta los 11, pero no fue consciente de ello hasta los 16, cuando recibió una clase de educación sexual en el instituto y vio algunos anuncios y noticias en televisión. "Entonces comprendí realmente lo que me había pasado", declaró este miércoles en la Audiencia Provincial de Zaragoza. Sus problemas para relacionarse, los ataques de ansiedad, desmayos sin aparente motivo que obligaron a ingresarla, conductas suicidas... todo empezaba a cobrar sentido.

Aún así, al psicólogo al que la llevaron en ese momento no le dijo nada. No se atrevía a verbalizarlo. Tenía vergüenza y miedo a posibles represalias, manifestó la joven ante el tribunal de la Sección Tercera, cuyo presidente, José Ruiz Ramo, le preguntó con la delicadeza que muestra habitualmente en estos asuntos, sobre todo cuando las víctimas son menores o muy jóvenes. 

Hubo temporadas en que la muchacha vivió más tranquila, puesto que el padre se fue de casa en varias ocasiones, aunque regresaba cuando la madre se reconciliaba con él. Al final, su salida definitiva del domicilio familiar, en el que convivía con ella, sus tres hermanos y su progenitora, se produjo en 2020.

No obstante, el paso para denunciar no lo dio hasta 2022, cuando cumplió 18 años. El detonante fue un día que se vio en la tesitura de tener que participar en una comida familiar en la que iba a estar presente su progenitor. "Se puso muy nerviosa. Empezó a repetir que no quería ir a la comida. Le insistí y entonces lo contó", explicó la madre. Lo que contó, como ayer ratificó ante los magistrados, fue que desde que tenía 5 años el hombre entraba en su habitación cuando no estaba la mujer y abusaba de ella con los dedos mientras él se masturbaba.

Relató que en su casa era la progenitora la que trabajaba –llegó a tener tres empleos–, y muchas veces volvía de madrugada. El padre no estaba empleado y se quedaba con los cuatro niños, dos mayores que la joven y una más pequeña. La muchacha calificó su infancia de "horrible", puesto que el progenitor era violento, rompía las cosas de casa cuando se enfurecía y pegaba a los dos hijos más mayores hasta que el pequeño se le enfrentó y dejó de hacerlo.

"Tenía mala hostia y me ponía agresivo", admitió este miércoles ante el tribunal de la Sección Tercera el acusado, A. M. (cuya identidad se omite para proteger la de la víctima). Lo que no admitió fueron los abusos: "Ni por asomo. Para nada", dijo escuetamente. Añadió que no sabía por qué su hija podía decir eso, puesto que no había mala relación entre ellos.

Las psicólogas que testificaron explicaron que la joven padece una serie de síntomas totalmente compatibles con haber sido abusada sexualmente. "Tiene unos altos niveles de estrés postraumático y malestar emocional. Arrastra mucha culpabilidad y un gran sentimiento de indefensión puesto que no podía hacer nada siendo tan pequeña", señalaron. Añadieron que ha encontrado un apoyo firme en su actual pareja para denunciar los hechos.

Tanto la fiscal como la acusación, ejercida por la abogada Isabel Rived, atribuyen al procesado un delito continuado de abusos sexuales agravados por ser la víctima menor y el autor, su padre y piden 12 años de prisión, alejamiento y 9.000 euros de indemnización. La acusación recordó a los magistrados que en la época en que cometió presuntamente los abusos a su hija fue condenado por usar a menores con fines pornográficos. La defensa, por su parte, pidió la absolución alegando que la declaración de la joven no es consistente y ha tardado años en denunciar. 

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